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28.12.2015

Once jóvenes viven una experiencia única en la cárcel de Basauri

Hoy finaliza el campo de trabajo organizado por Pastoral Penitenciaria de la Delegación de Caridad y Justicia. Este año han sido once las personas que se han animado a compartir cuatro días con las personas presas durante estas fechas tan importantes. Los participantes se muestran contentos por lo que les ha aportado la experiencia de encuentro con el Dios de Jesús en el mundo de los más excluidos. Jorge Muriel, responsable del campo, explicó en el programa `Iglesia hoy´ de Radio Popular la razón de organizar una actividad de este tipo.

¿Cuál es la razón de ser de Pastoral Penitenciaria?
Es un servicio de la Iglesia. Nuestra misión es la de entrar a la cárcel y ofrecerles un poco de esperanza. La vía judicial es necesaria y el nuestro es un camino paralelo. La Iglesia tiene que estar con los últimos.
¿Por qué el campo de trabajo?
Son fechas melancólicas para los chicos. Algunos entran para cuatro meses porque les han pillado con alcohol y coche o por robos, pederastas etc.  En un 90% son perfiles con pocos estudios, débiles y sin protección familiar. La cárcel es el lugar privilegiado para encontrarse con el Dios de Jesucristo. Allí donde los excluidos, a los que nadie quiere, tienen rostro. La sociedad rechaza a las personas privadas de libertad. Si queremos encontrar al Dios de los pobres, el Centro Penitenciario de Basauri es un lugar adecuado.
¿Cómo se concreta la experiencia de estos jóvenes?
Este año entramos cuatro días con chavales jóvenes, ocho chicas y tres chicos. No es un lugar peligroso. Son gente sensata. Primero les pregunto a los chavales de la cárcel qué es lo que les apetece hacer y atendiendo a sus respuestas organizamos las actividades. Organizamos una serie de torneos para que participe el mayor número de personas posible. Los jóvenes entran por la mañana y para las seis de la tarde están en sus casas. Es importante que vean el contraste entre la prisión y la vida en libertad.
¿En qué consiste la preparación de los jóvenes?
Tenemos una sesión en las que les mostramos los peligros de la cárcel y qué es lo que se puede hacer y qué no.  Las personas voluntarias pueden cometer un delito con toda la buena voluntad del mundo. Está terminantemente prohibido meter ni sacar nada de la cárcel.
¿Qué les aporta esta experiencia?
Muchas de esas personas están solas porque no tienen arraigo familiar o son de otro país. Son fechas difíciles para estar privado de libertad por haber cometido errores. Esa es la experiencia que queremos que se lleven. Experiencias de humanidad para construirnos como mejores seres humanos.
 

Los once jóvenes participantes y Jorge Muriel