Antes de partir, el obispo de Bilbao, ha escrito algunas reflexiones que reproducimos a continuación:
Salimos hacia la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en grupos distintos, cada cual con su historia personal, con expectativas diferentes, pero todos con la esperanza de que vamos a compartir una experiencia única. En esta ocasión, tenemos la suerte de que el encuentro se celebre en Lisboa, una ciudad relativamente cercana y bella. Hay quien teme que la concentración de tanta gente supere las posibilidades de un entorno con espacio y recursos logísticos limitados. Veremos lo que sucede pero eso no va a ser lo que marque la memoria de este encuentro.
Experiencia de fraternidad
Para muchos jóvenes, los protagonistas de esta convocatoria, estos días van a ser inolvidables. Ya se sabe que se adaptan a cualquier dificultad, siempre que haya descubrimiento humano y experiencia de fraternidad.
Allí, se juntará una pequeña representación de quienes serán el futuro de la comunidad creyente. Allí, alabaremos al Cristo, que ha muerto y resucitado para abrirnos las puertas de la salvación. Allí, renovaremos nuestro deseo de vivir unidos a El, siguiendo los consejos evangélicos. Allí, pediremos a María que nos ayude a ver las realidades humanas con los ojos y el corazón del hijo.
Renovar nuestras vidas
De Bizkaia salimos por diferentes medios, algunos en la convocatoria diocesana, otros unidos a congregaciones, asociaciones, o adscripciones particulares. Todos convencidos de que la experiencia va a merecer la pena. En Lisboa, Cristo quiere decirnos algo importante, algo que nos ayude a renovar nuestras vidas y así volver más unidos a Él, sintiéndonos más cerca de todos los que hemos recibido una misma fe y asumimos ahora la tarea de comunicarla a otras personas.
Asumir desafíos
Allí, convocados por el Papa Francisco, el Señor nos hablará con el lenguaje de las experiencias fuertes, invitándonos a asumir los desafíos de esta casa común afectada por la rápida transformación del clima y en la que, lamentablemente, las diferencias de oportunidades entre grupos y personas son demasiado grandes. Allí, recibiremos una nueva llamada a dar fruto según la vocación y las cualidades de cada uno, esa vocación y esas cualidades de las que ni nosotros mismos somos conscientes. Unidos en la oración, los que vamos y los que no van a asistir pero valoran este encuentro, pidamos para que lo que allí se vivía, fortalezca nuestra fe y contribuya al futuro de nuestra Iglesia en Bizkaia.
Primeras jornadas en la JMJ
Entrevista en Bizkaia Irratia con Bittor Madariaga, acompañante del grupo diocesano.
El grupo que partió el miércoles de Bilbao ya está inmerso en las actividades organizadas de estos días: