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14.06.2010

“Pedimos a Dios que siga abriendo el corazón de nuestros jóvenes”

Al concluir el actual curso pastoral 2009-2010, nuestro obispo Administrador Apostólico, mons. Mario Iceta, ha querido dirigirse a toda la Diócesis para hacer un breve resumen de lo que ha sido este año y recordar próximas e importantes citas que aún quedan por celebrarse en fechas próximas como el II Gazteliza a finales de mes, o la clausura del Año Santo Sacerdotal y celebración de las Bodas de diamante, oro y plata sacerdotales, el próximo 28 de junio. En estas líneas, que a continuación reproducimos íntegramente, también desea un feliz descanso para todos durante las próximas vacaciones:

Queridos hermanos y hermanas.
Estamos terminando el año pastoral y debemos ante todo dar gracias a Dios por haber sido enviados a trabajar a su viña. Éste ha sido un año peculiar. Don Ricardo ha marchado a servir a la Archidiócesis de Valladolid. Le agradecemos de corazón su servicio a nuestra Iglesia diocesana durante quince años. Nos encontramos en un periodo de “sede vacante”, el cual se me ha encomendado como administrador apostólico. Realizo esta labor con entrega y agradecimiento. Nuestra Iglesia Diocesana quiere continuar su hoja de ruta llevando a cabo el IV Plan Diocesano de Evangelización e impulsando la Remodelación Pastoral. Os ruego vuestra oración constante al Señor para que pronto llegue el nombramiento de quien será el Pastor de nuestra Iglesia particular.
Concluimos el Año Santo Sacerdotal. En él hemos querido dar gracias a Dios por el servicio impagable que nuestros presbíteros prestan a la Iglesia y a la sociedad. El 28 de junio, a las doce del mediodía, a los pies de nuestra Amatxo de Begoña clausuraremos este Año Santo, con la conmemoración de las bodas de diamante, oro y plata de un buen número de sacerdotes de nuestra Diócesis que han desgastado su vida al servicio de Dios, del Evangelio, del Reino de Dios y de los hermanos. El Señor recompense sus desvelos y nosotros queremos agasajarles y agradecer su entrega con una sencilla celebración eucarística. Pedimos a Dios que siga abriendo el corazón de nuestros jóvenes para hacerles sensibles a su vocación a los diversos ministerios y carismas para el servicio del Pueblo de Dios.
Así mismo, este año sacerdotal ha estado surcado por los lamentables sucesos que algunos hermanos nuestros han protagonizado en los últimos años, traicionando la confianza que en ellos ha depositado la Iglesia, la sociedad y las familias. Queremos pedir perdón a las víctimas por el daño causado, difícilmente reparable y pedir perdón a tantos que, poniendo su confianza en la Iglesia, se han sentido traicionados y escandalizados. Que el Señor nos conceda el Espíritu de conversión para purificarnos interiormente, sanar las heridas y pecados, y retomar el camino de un servicio humilde, puro, entregado e incondicional, como Jesús nos ha enseñado y el Espíritu hace posible por medio de su gracia, en la comunión de la Iglesia.
Esta clausura del Año Sacerdotal coincide con la celebración del Año Santo Jacobeo. El camino de Santiago, en su recorrido que se conoce como de la “costa”, surca nuestra Diócesis de este a oeste. El apóstol Santiago es el titular de nuestra Iglesia Catedral y el Patrono de la Villa de Bilbao. Esta impronta jacobea en nuestra diócesis debe servir de ocasión para renovar y fortalecer nuestro servicio apostólico, es decir, nuestro testimonio del Evangelio en nuestra época y nuestra sociedad. Debemos sentirnos testigos y enviados a proclamar con nuestra vida y palabra el amor y la esperanza que Jesús nos trae de los cuales el corazón humano está tan sediento y necesitado. El encuentro que tendré con los jóvenes de la Diócesis, en la segunda edición de Gazteliza, se centrará en la dimensión apostólica de la Iglesia. Será un momento de caminar juntos, de oración y celebración, de experiencia compartida y convivencia con lo que es el futuro de nuestra Iglesia, nuestros jóvenes.
El tiempo de verano es siempre ocasión de reencuentro con Dios, consigo mismo y con los demás. Ojalá encontremos espacios de oración más pausada, de lectura orante de la Escritura, de celebración de la Eucaristía más profunda y vivencial. Seguro que todos estamos deseando tomar en nuestras manos lecturas provechosas que el ajetreo del resto del año no nos ha permitido abordar. El contacto con la naturaleza, la práctica del deporte, el ocio, el descanso y el disfrute de la maravilla de la creación nos harán percibir la impronta del amor de Dios en sus criaturas. Que el encuentro con nuestras familias y el compartir la gratuidad del tiempo con nuestros amigos en ambiente festivo no nos haga olvidar nuestro compromiso con los pobres, los enfermos, los que están solos, los que no tendrán vacaciones ni una compañía de la cual disfrutar. La austeridad no está reñida con el ocio sano que nos haga crecer por dentro y estimule nuestro servicio a los demás y el profundizar los lazos de amor y fraternidad. En el tiempo vacacional sigamos compartiendo nuestra vida y tiempo, nuestra casa y pan con los más desfavorecidos.
Os deseo un feliz tiempo de descanso que renueve nuestras fuerzas para recomenzar el siguiente curso llenos de ilusión y con la certeza de que Dios nos volverá a sorprender e invitar a remar mar adentro en la tarea apasionante de la Evangelización.
Con afecto pido sobre vosotros la bendición del Señor.
+ Mario Iceta
Obispo Administrador Apostólico