El primer día el grupo visitó las emblemáticas Minas de Sal de Cracovia donde almorzaron a 130 metros bajo tierra y, ya por la tarde, acudieron a los Campos de concentración y exterminio nazi de Auschwitz y Birkenau “una sobrecogedora visita por su significatividad”, resaltan. “En determinados momentos –explican- se hacía insoportable el silencio, el dolor y el sufrimiento que se palpaban en los diferentes espacios. Pudimos visitar la celda 18 donde San Maximiliano Kolbe vivió sus últimos días. Sobrecogedores fueron los momentos que pasamos en las estancias de la cámara de gas y de los crematorios, así como el traslado al segundo Campo de exterminio nazi de Birkenau, el más grande, que acogía a 150.000 personas hacinadas en barracones inmundos en las peores condiciones que la perversión humana haya imaginado en la historia. Sentimientos encontrados de horror y angustia se han agolpado en nuestros corazones pero uno de ellos ha sobresalido frente a los demás: el deseo de que nunca jamás se repita un acto así, y el deseo ardiente de ver a la humanidad reconciliada, en paz y armonía”.
La segunda jornada acudieron al Santuario de la Virgen de Zcestokowa, Reina de Polonia “donde nos vimos sorprendidos por la gran sensibilidad religiosa del pueblo polaco y por una monja mayor que hizo de guía cuya acogida y disponibilidad nos cautivó y así, con un ‘nos veremos en el Cielo’ se despidió de nosotros”.
El grupo también fue recibido por el Cardenal Stanisław Dziwisz, arzobispo de Cracovia y secretario personal de Juan Pablo II. La audiencia tuvo lugar en el Palacio arzobispal de Cracovia, el mismo en el que fue ordenado sacerdote Karol Wojtyla y del cual fue posteriormente arzobispo. Durante la visita Monseñor Dziwisz les explicó unas claves fundamentales en el ministerio del Beato Juan Pablo II: “La importancia de los jóvenes en la Iglesia los cuales reclaman a la sociedad y al mundo la verdad y esta Verdad está en el Evangelio. Para los curas, una sola cosa: radicalidad evangélica”. Posteriormente se desplazaron al Santuario dedicado a la Divina Misericordia donde Karol Wojtyla iba con frecuencia a rezar pues trabajaba como soldador muy cerca de allí y visitaron el casco medieval de Krakovia con su imponente catedral de Wawell.
En otra de las jornadas pudieron conocer el pueblo natal de Juan Pablo II, Wadovice, donde celebraron la Eucaristía en la parroquia donde el Papa recibió el bautismo, la primera comunión y la confirmación. “Fue ciertamente una celebración muy especial y emocionante”, remarcan. De regreso pararon en el famoso Santuario de Calvaria.
El viernes atravesaron el país hasta la diócesis de Lublin, muy cerca de la frontera con Ucrania invitados por el Obispo Administrador Apostólico de los jóvenes polacos que nos visitaron en Bilbao los días anteriores a la JMJ. El grupo comió en el Seminario del que Juan Pablo II fue profesor con los seminaristas del lugar. “Las 6 horas de viaje en autobús merecieron la pena por la magnífica acogida que nos hicieron”.
Desde el Seminario Diocesano destacan que estos días de peregrinación se han completado con el estudio y reflexión de un material que les ha ayudado a profundizar en la identidad del ministerio ordenado. “Y por la oración en muchos momentos, especialmente al final del día que nos volvíamos a reunir en la capilla del seminario donde repasábamos y poníamos ante el Señor lo que el día nos había deparado”.
“La peregrinación a Polonia nos han ayudado a profundizar en el conocimiento mutuo y la relación interpersonal, en un ambiente de fraternidad, aquello a que estamos llamados todos los que ya recibieron o se preparan para recibir el sacramento del orden”, concluyen.
IV Edición
Este ha sido el cuarto año consecutivo en que el Seminario Diocesano realiza esta peregrinación. El primer año estuvieron en Ars, conociendo la figura de de San Juan Mª Vianney. El segundo lugar fue Birgmingham, tras la figura del cardenal Newman y, el año pasado el grupo visitó Roma.
07.09.2011
Peregrinación a Polonia del Seminario Diocesano
Del 28 de agosto al 3 de septiembre ha tenido lugar la peregrinación organizada por el Seminario Diocesano de Bilbao en su cuarta edición. En esta ocasión la peregrinación ha sido en Polonia siguiendo la estela del Beato Juan Pablo II. Además del Obispo, el Rector y los seminaristas, como en ocasiones anteriores, el grupo ha estado acompañado por algunos sacerdotes de la Diócesis, diáconos y jóvenes que están en proceso de búsqueda en su vocación cristiana. “El programa apretado de la peregrinación ha tenido muchos encuentros y visitas emotivas”, relatan los participantes.