Estos días en los que se rememoran los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, la religiosa Begoña Bengoechea, denuncia que a menudo ve pasar por delante de su casa en Likasi, los camiones llenos de uranio que se siguen trasladando “de cualquier manera” en medio de los poblados.
Aunque oficialmente esta mina, de la que se extrajo uranio para la bomba atómica de Hiroshima está cerrada, se sigue explotando ilegalmente para vender el elemento a otros países, “como Irán”.
Begoña se lamenta de la pasividad con la que la población vive este tipo de injusticias que lo achaca “al miedo” a las mafias que campan a sus anchas en el país. Denuncia que China se está aprovechando de los recursos y que el gobierno no hace nada para que cambien las cosas. La corrupción, la extorsión y la guerra siguen siendo el pan de cada día en el país “potencialmente” más rico de la tierra.
El ébola
Ahora además el país está viviendo otro rebrote del ébola, que se ha cobrado miles de vidas. “Gracias a Dios la enfermedad no ha llegado hasta donde vivimos, pero la situación es dramática”, resalta la religiosa que acompaña a los congoleños junto a otros misioneros y misioneras, como otro vizcaíno, Xabier Goicouria, quien sigue trabajando sobre el terreno.