22-07-2024 María Magdalena
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16.02.2016

Preparando la Jornada Mundial de la Juventud en Polonia

Una delegación de la Diócesis visitó Cracovia (Polonia) en enero para ver, sobre el terreno, los lugares que visitarán los últimos días de julio en la celebración del encuentro de los jóvenes con el Papa. Las personas interesadas en el viaje que organiza la Diócesis de Bilbao están convocadas a la reunión informativa que se celebrará, mañana, día 18, a las siete de la tarde en el edificio Barria (Plaza Nueva, 4). José Eizagirre y Jorge Muriel, del ámbito de Infancia y Juventud de la Delegación de Evangelización y Catequesis adelantan algunas impresiones sobre la visita que han realizado a Polonia.

¿Cuál era el propósito del viaje?
La Polonia que hemos conocido ahora es muy diferente de la que vamos a encontrar en julio. De entrada, todo estaba cubierto de nieve y la temperatura máxima fue de -5 grados centígrados. Y todo funcionaba con normalidad. Con ocasión de la JMJ se prevé la llegada de más de un millón de peregrinos de todo el mundo. De hecho, según informa la oficina de prensa de la JMJ, a casi seis meses de que comience, ya hay inscritos 570.000 peregrinos de fuera de Polonia. Y no hay que olvidar los cientos de miles de polacos que también participarán. En total, se habla de casi dos millones de personas. Imagina lo que habría supuesto llegar allí en julio con el grupo de Bilbao sin conocer el terreno.
¿Qué lugares de Polonia visitasteis?
Estuvimos tanto en Cracovia, donde se celebrará la JMJ, como en Varsovia. También visitamos la mina de sal de Wieliczka, patrimonio de la Humanidad desde el año 1978, y el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, así como el Santuario de la Divina Misericorida, que está a 6 km. de Cracovia. A estos lugares hay que sumar, además, las ciudades medievales de Lublin y Bochnia, en las que nos alojaremos en familias. La verdad es que quienes vengan al viaje podrán conocer una amplia variedad de lugares de Polonia.
¿Qué diríais a los jóvenes que están pensando ir?
Una JMJ es un evento único. Ni siquiera unas olimpiadas o un mundial de fútbol atraen a tanta gente. Es mucho lo que uno puede llegar a vivir durante esos días. De entrada, está la posibilidad de visitar un país diferente en unas circunstancias especiales. Es llamativa la facilidad de relacionarse con gente tan diferente en calles, plazas y parques. La sociabilidad está a flor de piel durante esos días. Son innumerables la cantidad de puertas que se abren para acoger a tanta gente. Y ver a cientos de miles de jóvenes desconocidos hermanados por la fe da qué pensar. Mucha gente llega buscando algo y se vuelve habiendo encontrado algo más.