La Infancia Misionera promueve la ayuda recíproca entre los niños y niñas de todo el mundo, formando una red de solidaridad universal, en la que los niños y las niñas ejercen como pequeños misioneros y se les da un papel protagonista en el servicio misionero «son los agentes, donantes y receptores de la tarea misionera».
Desde su origen, la Infancia Misionera defiende la dignidad de los niños y niñas y su aportación a la sociedad y a la Iglesia «es una campaña pionera en la defensa de la infancia».