El obispo, en su carta a la Diócesis de este mes de abril, explica el significado del Jueves Santo “es un día intenso –dice en su mensaje-. Por la mañana, como preparación a iniciar por la tarde el Triduo Pascual, nos reuniremos para celebrar la Misa Crismal. Somos un pueblo santo, ungido por el Señor y enviado para dar la buena noticia a los pobres y para ungirles con un perfume de fiesta. En esta Eucaristía bendeciremos los óleos con los que van a ser ungidos los recién bautizados, los confirmandos, las manos de los presbíteros y la cabeza de los obispos, los altares y las iglesias”. El obispo añade que, en la celebración, también se consagrará el óleo de los catecúmenos y el de los enfermos, “que les llevará fuerza, consuelo y esperanza en los momentos de debilidad y enfermedad”.
El Santo Triduo Pascual
Por la tarde celebraremos, durante tres días, el Santo Triduo Pascual, “aunque dividido en tres celebraciones, durante tres días, constituye unitariamente la Pascua, el “paso” –dice Mons. Iceta- de la muerte a la vida, de morir a lo viejo y caduco para renacer a la vida eterna. A partir de esta celebración, durante cincuenta días nos sumergiremos en el tiempo pascual, donde iremos rememorando la infinita misericordia de Dios con nosotros, las maravillas que realiza en favor nuestro y la llamada a colaborar en la extensión y crecimiento de Reino de Dios. Son tiempos intensos, profundos, de gran significado para nuestra vida, de llamada sincera a nacer de nuevo que culminará con una nueva efusión del Espíritu el día de Pentecostés, que sellará el infinito amor de Dios para cada uno de nosotros”. Concluye su texto invitando a sumergirnos en este tiempo “dejándoos penetrar por el Espíritu, permitiendo que Él nos transforme y haga de nosotros criaturas nuevas y de la creación del mundo nuevo del Reino de Dios”.