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Bizkeliza 5 Portada 5 “Sabed que soy vuestro servidor, vuestro amigo y vuestro hermano” 
15.06.2019
Alex Andreu Luzarraga, ordenado presbítero diocesano:

“Sabed que soy vuestro servidor, vuestro amigo y vuestro hermano” 

Alex Andreu Luzarraga es desde hoy, nuevo presbítero de nuestra Diócesis de Bilbao. El obispo diocesano, Mons. Mario Iceta, ha presidido este mediodía, en la catedral de Santiago la ordenación presbiteral de Andreu. Numerosos familiares y amistades de Alex, así como compañeros de estudios y personas de las comunidades por las que ha pasado en estos años de su formación: Casco Viejo, Errekarte, Leioa y Gernikaldea y representantes de estamentos diocesanos, han querido acompañarle en este día tan importante para él “uno de los días más felices de mi vida” como el mismo ha transmitido al concluir el acto. Esta tarde a las 19:00 h., Alex Andreu presidirá la Eucaristía en la parroquia de Andra Mari de Gernika, donde ha estado estos últimos meses y mañana lo hará en su comunidad de siempre, en la parroquia de Las Mercedes de Las Arenas a las 13:00 h. Tras su ordenación presbiteral pasará a formar parte del equipo de la Zona Minera. Mañana domingo publicaremos en esta misma web una amplia galería de imágenes de la ordenación.

Junto al obispo diocesano, el obispo emérito de San Sebastián, Mons. Juan María Uriarte, miembros del Consejo Episcopal y del Cabildo Catedral, así como más de cincuenta presbíteros, diáconos y religiosos, han participado en la celebración. En su homilía, Mons. Iceta se ha referido a la lectura del evangelio de San Mateo. “En él, -ha dicho- el propio evangelista relata su encuentro con Jesús. También nos relata el cambio radical que sufrió su vida. Cómo pasó de la oscuridad a la luz. Cómo su vida adquirió un sentido nuevo y pleno”. El obispo, en su intervención ha cuestionado que deberíamos preguntarnos “cómo miramos a los demás. Muchas veces cuánto juicio y qué poco reconocimiento del don de Dios. Reflexionemos también sobre cómo muchas veces nos han mirado. Cómo hemos percibido juicio antes que comprensión y misericordia”.
Dirigiéndose al ordenando le ha dicho “querido Alex, has elegido acertadamente como primera lectura el tercer cántico del Siervo de Yahvé que relata el profeta Isaías: ‘El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo para saber decir al abatido una palabra de aliento’. Esta entrega de la propia vida en favor de los abatidos, conlleva el asumir los sufrimientos, las humillaciones, el rechazo, la cruz, como sigue relatando el profeta. Pero el Siervo de Yahvéh, ni se resistió ni se echó atrás porque el Padre lo ayuda y defiende. Y el Hijo confía y se apoya en el Padre sabiendo que no quedará defraudado”.
Antes de concluir su homilía el obispo ha expresado que “Nuestra vocación es el ministerio de la misericordia. Acceder en nombre de Cristo hasta la llaga más profunda del corazón humano para proclamar el año de gracia. Como bien decías en la entrevista publicada en la revista diocesana, no es tiempo de juzgar sino de querer. De mostrar al ser humano de hoy el amor de Dios con gestos sencillos, con palabras que nos hablan de un amor nuevo, de un camino esperanzado. Ministros de misericordia y de servicio. El ministerio no es nuestro. Es del Señor. Es el sacerdocio de Jesucristo al que Él mismo nos invita a participar. Es la realidad a la que tú, desde hoy, vas a ser incorporado para siempre”.
Tras la liturgia de la ordenación y el rito de la imposición de manos al ordenando, por parte del obispo y de todos los sacerdotes asistentes, se ha procedido a la plegaria de la ordenación y ha proseguido la Eucaristía con Álex ya en el altar.
Dar gracias

“Solo tengo palabras de agradecimiento en uno de los días más felices de mi vida –ha comenzado diciendo Alex, emocionado, al final de la celebración-. Gracias en primer lugar y ante todo a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, por cuidarme siempre, por no dejar de ser mi guía y por no desistir en su empeño de abrirme el corazón y enseñarme a amar más y mejor. Gracias también a la Iglesia, mi madre, mi hogar y mi vida, por enseñarme a vivir en Dios, por Dios y para Dios”.
Las palabras que más se han repetido en el discurso de Alex al finalizar han sido de agradecimiento “También quiero daros las gracias a vosotros, pero, antes de eso, quiero dar las gracias por vosotros: sois una auténtica bendición de Dios. Gracias a mis padres y a mis hermanas por mostrarme en todo momento vuestro amor, por aguantar mi impaciencia y mis reacciones explosivas, por confiar en mí y por enseñarme que siempre podemos avanzar, crecer y mejorar. Junto con vosotros llevo en mi corazón al resto de mis familiares: a mis abuelos, que hoy nos acompañan desde el palco del cielo y a mis muchos tíos y primos.
Gracias a mis amigos, la cuadrilla del colegio que nunca se ha disuelto, el grupo de medicina con el que, en la distancia, he seguido muy unido, otros buenos y nuevos amigos que el Señor me sigue regalando según pasa el tiempo… sé que soy la persona que soy también gracias a vosotros.
Gracias a todas las personas que, de un modo u otro, han participado de este proceso de fe que me ha conducido hasta el día de hoy: muchísimas gracias a don Mario, siempre tan disponible y cercano como un padre; gracias a Aitor, mi rector, y al resto de formadores y seminaristas que han hecho de mi seminario un auténtico hogar. Gracias a todas las personas que me han ido acogiendo en los distintos destinos pastorales por los que he pasado: Casco Viejo, Errekarte, Leioa y Gernikaldea, así como al grupo de pastoral del sordo. Gracias, por supuesto, a la Universidad de Deusto y sus profesores, por formarme académicamente.
Gracias, en definitiva, a todos los que me acompañáis hoy aquí o unidos en la oración y, nuevamente, gracias a Dios, a su Madre y Madre mía, Santa María, a todos los santos y todos los que desde el cielo y desde la tierra apostáis por mí o, mejor dicho, por la obra del Señor a través de mí. Sabed que soy vuestro servidor, vuestro amigo y vuestro hermano, siempre deseoso de acogeros y escucharos. Muchas gracias”.