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14.08.2017

¿Sabías que un franciscano de un convento de Bilbao revolucionó el mundo del órgano en el XVII?

Este tipo de órgano `ibérico´, hispano o español se extendió desde el continente americano hasta Filipinas, pasando por la península ibérica. La “genialidad” de Fray José Etxebarria solucionó entre otros “un problema de espacio” colocando los tubos en artillería, esto es, de manera tendida. Además de este invento desarrolló otros que servían para modificar el volumen sonoro de los registros. Benantzi Bilbao, organista y promotor de `Urdaibaiko Organo kontzertuak´ desveló ésta y otras curiosidades sobe los órganos en la visita guiada a la parroquia Andra Mari de Axpe.

La caja del órgano de Axpe tiene más de 500 años. “Es una joya – afirma Benantzi en la visita guiada a la que se han apuntado unas diez personas –. En Euskadi sólo hay otros dos órganos como éste: uno en Ataun y el otro, en Labastida”.
Se trata de un órgano de los denominados `ibéricos´, “que ha evolucionado mejor que los órganos alemanes, franceses o italianos”. El invento de Fray José Etxebarria, que posteriormente sus discípulos expandieron a Castilla, Galicia y Portugal y finalmente se exportó a México desde Andalucía, marcó un hito histórico en la música de la época. “A partir de 1730, la mayoría de los órganos construidos en territorio hispánico introdujeron las novedades inventadas por Fray José«.
Gracias a su invento, que consistía en colocar unos tubos en la fachada, se resolvía un problema de espacio porque, aunque ahora estén colocados así, “originariamente los órganos no estaban emplazados en el centro del coro, sino en un lugar en el que la música rebotara contra la nave”. De este modo, los instrumentos se metían en capillas, entre columnas, entre arcos etc. Los constructores tenían que utilizar su ingenio para ahorrar espacio y el fraile eibarrés tuvo “ese gran acierto”.
Pero no fue su único invento, ya que hacia 1659, decidió colocar uno o diversos registros del órgano dentro de un departamento de madera, de forma que el organista, con el pie o la rodilla, pudiese abrir las tapas del arca, modificando el volumen sonoro de los registros.

Espíritu conservacionista
Benantzi Bilbao destaca la importancia de conservar los instrumentos. “El espíritu conservacionista lo tenemos en poco menos que en el último siglo». En Bizkaia sólo quedan seis órganos barrocos, localizados en zonas remotas porque eran más pobres. “Cuando surge el órgano romántico arrasan con los órganos barrocos”. Bilbao reconoce que es una pena la desaparición de estos instrumentos y muestra su satisfacción por la labor que se está haciendo en la actualidad por conservar este importante legado de nuestro patrimonio cultural.