El documento que se ha presentado hoy consta de una introducción en la que se establece la finalidad del trabajo y de 60 preguntas a las que se contesta clasificadas en torno a siete temas. El texto de 49 páginas, finaliza con un epílogo en el que se destacan las palabras del papa. “Sin una esperanza confiable que le ayude a enfrentar el dolor y la muerte, el hombre no puede vivir bien y mantener una perspectiva segura de su futuro”.
La enfermera Encarnación Isabel Pérez y el médico Jacinto Bátiz han contado la realidad médica con la que se encuentran en Cuidados Paliativos. En este sentido, el obispo ha manifestado que «se echa de menos una ley de cuidados paliativos». Sobre esta cuestión la enfermera Encarnación Isabel Pérez ha ofrecido algunos datos, como que «en España necesitan cuidados paliativos especializados 125.000 personas y hay más de 60 mil pacientes que no los reciben. Solo un 10% de los niños reciben estos cuidados», ha denunciado. Los intervinientes han solicitado que se invierta más en formación para los profesionales.
Ángel, una persona con dos cánceres y que ha estado durante 15 años acompañando a personas enfermas en paliativos ha contado su testimonio diciendo que sigue pensando en los demás y aunque sabe que «llegará un momento en el que no pueda», se ha dado cuenta de que «lo que más me preocupaba era el sufrir dolor, pero me encuentro con paz porque veo que en paliativos la gente no está sufriendo. Creo en Dios y espero que cuando el Señor me quiera llamar aquí me tiene. Trato de vivir el día a día cara a mi familia y que no me vean triste».
Un documento coral
En el documento presentado hoy, que «se ha estado elaborando durante dos años y en el que han participado decenas de personas», se incluyen algunos elementos en torno al derecho a morir con dignidad. Destacan “el derecho a no sufrir inútilmente o el derecho a que se respete la libertad de conciencia”. Junto a estos derechos se suman otros como “el derecho a conocer la verdad de la situación o el derecho a participar en las decisiones acerca de las intervenciones que se haya de someter” la persona enferma. «Se trata de un documento propositivo. Queremos aliviar el sufrimiento y no quitar al enfermo que sufre», ha dicho el obispo.
En cuanto a las personas enfermas en fase terminal el documento señala que “la experiencia muestra que el enfermo, experimenta además del dolor físico, un sufrimiento psíquico o moral intenso”. Ante esta situación la obligación del profesional sanitario es “suprimir la causa del dolor físico o, al menos, aliviar sus efectos y en la medida de lo posible su sufrimiento psíquico colaborando con la familia”.
El texto aborda la cuestión de la experiencia de fe y la propuesta cristiana y el obispo ha destacado en este sentido que «podemos acercarnos, sostener, acompañar y suscitar esperanza en quienes sufren».