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16.10.2018
Esti Durán a su regreso de Kaikor:

“Tenemos pobrezas a nuestro alrededor a las que no prestamos atención”

Este domingo 21 de octubre la Iglesia celebra su jornada misionera anual más relevante, el Domund. El lema elegido para esta edición “Alda ezazu mundua–Cambia el mundo”, le viene como anillo al dedo a Esti Durán, laica de la Diócesis de Bilbao que pone su empeño en “cambiar el mundo”, aportando lo que puede en cada ocasión. Este verano, Esti ha estado en Kaikor, en Kenia, en la frontera con el sur de Sudan y Etiopía colaborando en la tarea de unas religiosas Marianitas. En la jornada del Domund, el próximo domingo, contará su experiencia en las parroquias de Elorrio, Apatamonasterio, Zaldibar y Berriz. En Ermua, lugar en el que reside, dará su testimonio en varias sesiones, la primera de ellas este viernes, 19, a las 19:00 h., también el día 27 de octubre (que habrá concierto del presbítero Juanjo Elezkano) y el 18 de noviembre, en las misas de 11:00 y 12:30 h.

Esti Durán, tras su regreso de Kaikor, en una entrevista en la revista diocesana Alkarren Barri, explica que realizó el curso Norte-Sur hace algunos años y, en ese momento no le cuadraba participar en este proyecto porque ya tenía otros y le quedó esa asignatura pendiente. «El curso pasado, la hermana Matilde y la hermana Consuelo vinieron con las `Voces del Sur´ a contarnos su vida en misión y escuchándolas me tocaron el corazón. Una amiga de Vitoria también las conocía y animó a otras que también realizaron el curso de preparación. Yo me empecé a juntar con la delegada de Misiones de Bilbao, Feli Martín para prepararme antes de ir”.

La misión de Kaikor presta servicio religioso a toda la comunidad de allí junto a los padres filipinos y tienen además 9 guarderías. “Están realizando un trabajo enorme con el tema de la educación. Cuando llegué, -prosigue Esti- me pusieron con un traductor y cien niños. En la mayoría de los centros han puesto un tanque de agua y huertas para que ellos mismos puedan abastecerse. Les van impartiendo cursos para ser cuidadores, para las huertas…”

Esti relata que aún no le ha dado tiempo a reposar mucho sus sensaciones y que tras la vuelva “estamos viendo que hay muchas cosas que nos han tocado el corazón y tocan a nuestra vida y nuestras apuestas”, que se ha venido con la pregunta de si realmente son felices. “Me ha costado ver esperanza para algunas cosas. Con las hermanas se ve que están haciendo un proyecto a futuro sin ninguna actitud paternalista. Sin embargo, -dice- me preguntaba si desde aquí no nos habremos olvidado del ser y de las personas. Es una cura de humildad”.

A su regreso Esti constata que aquí disponemos de opciones de cambio que están en nuestra mano. “No se trata de estar como ellos pasando hambre. Hay otras apuestas, porque tenemos pobrezas a nuestro alrededor a las que no prestamos atención. Hay algo que me han pedido mucho en Kaikor: que rece por ellos. Ellos dedican mucho tiempo a rezar. En las comunidades de base se juntan para leer la palabra de Dios. Viven y sienten al Dios de los pobres”

Lo que tiene claro Esti es que volverá a Kaikor en cuanto pueda.