El párroco de Lekeitio, José Agustín Maiz, con amplia experiencia misionera en zonas sísmicas como Perú y El Salvador, asegura que «nunca había sentido uno tan potente». Describe que el terremoto ocurrió alrededor de las 10 de la noche, mientras se encontraban durmiendo. «Se fue la luz, aunque volvió enseguida», detalla.
Sin embargo, precisa que a unos 50 kilómetros de su ubicación «la situación es catastrófica». Según su testimonio, entre los daños más significativos se cuenta el colapso de varias iglesias construidas durante la época colonial española, además de la trágica confirmación de «más de 60 personas fallecidas«.
La visita de Maiz a Filipinas tiene un propósito conmemorativo tal y como señala a Misiones Diocesanas Vascas: celebrar tres décadas de trabajo continuo de «Lihuk Panaghiusa».
Se trata de una organización que cofundó junto a Miguel Remírez y voluntarias filipinas. La ONG tiene como objetivo principal «poner en práctica el mensaje social y religioso del evangelio» en las zonas marginales de Cebú.
Acompañando a las personas desfavorecidas
Maiz subraya que la organización aborda problemáticas estructurales como «desnutrición, desescolarización, desempleo, subempleo y condiciones de vivienda infrahumanas» en asentamientos informales. El programa de becas educativas integrales constituye el eje central de su intervención, cubriendo desde costes de matrícula y material escolar hasta formación en valores a través de actividades extraescolares.
Contexto del seísmo
De acuerdo con reportes oficiales, el Servicio Geológico de Estados Unidos ubicó el epicentro del movimiento frente a la costa de la ciudad de Calape.
Las localidades más afectadas han sido Bogo, con aproximadamente 90.000 habitantes, donde se registraron numerosos derrumbes de edificios, y San Remigio, cuyo alcalde declaró el estado de emergencia y solicitó ayuda en alimentos y agua para la población desplazada.
El presidente filipino, Ferdinand Marcos, ya expresó sus condolencias por las víctimas y garantizó una respuesta rápida por parte del gobierno. Los hospitales de la isla reportan saturación en sus servicios debido a la afluencia masiva de heridos.