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Bizkeliza 5 Portada 5 “Todos hemos tenido momentos epifánicos, que nos han hecho ver situaciones con una luz nueva”
06.01.2024
Joseba Segura, obispo de Bilbao, en la celebración de la Epifanía:

“Todos hemos tenido momentos epifánicos, que nos han hecho ver situaciones con una luz nueva”

El obispo de Bilbao, Joseba Segura, ha presidido este mediodía en la catedral de Santiago, la celebración de la Epifanía, que ha sido emitida en directo a través de esta web diocesana: aquí. “Esta de la Epifanía -ha dicho en su homilía- es una de las fiestas más bellas del año. Epifanía es una palabra griega que puede traducirse literalmente como ‘intensa aparición’ o ‘intensa experiencia’". Segura ha afirmado que todos hemos tenido momentos epifánicos en nuestra vida, “momentos en los que sentimos haber descubierto algo que nos impacta, algo inesperado, que nos hace ver situaciones o personas o relaciones con una luz nueva”.

Homilía del obispo en la catedral:

Ondo etorriak Jaunaren Agerkundeko ospakizunera. Haren agerpenak erakarri daiala gure arreta osoa, benetan gertaera garrantzitsu eta esanguratsua da-eta.

La paz de Belén

La paz de Belén, la que pedimos y esperamos, aunque no la tengamos, sea con vosotros. Esta de la Epifanía es una de las fiestas más bellas del año. Epifanía es una palabra griega que puede traducirse literalmente como «intensa aparición» o «intensa experiencia». «Phanein» en griego es «aparecer» y el prefijo «epi» subraya la intensidad de la aparición. Así pues, la fiesta habla de una aparición, de una manifestación que surge de un modo intenso. No sólo porque capta nuestra atención, sino porque rebela algo de gran importancia y significación. Eso es lo que celebramos en este día.


Para los sabios de oriente la experiencia extraordinaria comenzó con la aparición de la estrella. Pero aquella estrella no fue la epifanía real, sino tan solo el signo de que otra aparición más importante, más intensa, se había producido y por eso eran invitados a moverse. Buscaban al gran rey y se encontraron con este pequeño y pobre niño. Ahí hay toda una epifanía.

Epifanías

James Joyce describió su trabajo de escritor como el de quien refiere epifanías cuando estas se le presentan. Por cierto, que uno de los libros de Joyce se titula, justamente, «Epifanías». Queriendo reflejar algo similar, otra narradora de habla inglesa ha dicho bellamente que todos sus libros tratan de un mismo tema: la entrada de la gracia en la vida de las personas (Flannery O’Connor).

En lengua española, varios escritores han destacado por su habilidad para describir epifanías o momentos de profunda revelación y cambio en sus personajes. Tal vez el más conocido sea Gabriel García Márquez, quien en sus obras de «realismo mágico». Especialmente en «Cien años de soledad», describe cómo algunos de sus caracteres experimentan epifanías profundas que alteran su percepción de la realidad.

Momentos epifánicos

Todos hemos tenido momentos epifánicos en nuestra vida, momentos en los que sentimos haber descubierto algo que nos impacta, algo inesperado, que nos hace ver situaciones o personas o relaciones con una luz nueva. Puede ser la experiencia de coger en brazos por primera vez a un hijo o a un nieto, o el descubrimiento en una determinada situación difícil de la importancia del apoyo familiar, o tal vez un momento intenso de claridad espiritual sobre alguna cosa, o la inesperada certeza del valor de una determinada persona…

Gizon eta emakumeen bizitzan grazia sartzea da Epifania edo Agerkundea eta hori hainbat bidetatik gertatu leiteke: Magoek izarrean jarri eben arreta, baina umearen txikitasun eta pobretasunean aurkitu eben grazia… Gure kasuan, seme-alabaren jaiotza, egoera zailean jasotako laguntza, esperientzia espiritual sakona… izan daiteke.

Viaje a R.D. del Congo

Podría contar varias experiencias en mi vida que considero epifánicas pero una de las más recientes la tuve el año pasado en la República Democrática del Congo, en la procesión de entrada de una misa de domingo en una parroquia, una experiencia que, ordinariamente no es ni particularmente reveladora, ni intensa. Aquella entrada si lo fue. La fuerza del canto que reflejaba una alegría auténtica y profunda, fue para mí como una revelación: la iglesia africana está llena de vida y constituye una parte importante del futuro de nuestra comunidad de fe.

Experiencias

En otros momentos he vivido experiencias de revelación intensa: como el encuentro con aquella mujer indígena que se arrastraba cada día desde su cama a la puerta de su chabola, casa con suelo de tierra, y que la primera vez que me presenté ante ella, al escuchar mi acento y vislumbrar el color de mi piel, me llamó «patroncito» porque había pasado toda su vida trabajando en una hacienda y yo, claramente, no era compañero indígena sino de los otros…

Encuentros, descubrimientos

O la de aquella otra mujer a la que un tumor le estaba desfigurando el rostro sin que los hijos hicieran nada, temerosos de los gastos que se podían generar en el hospital y que, sin embargo, me recibía siempre con una sonrisa que reflejaba una paz profunda… Y el cariño indescriptible y para mí heroico con el que, con toda naturalidad, una religiosa que me acompañaba intentaba aliviar la herida abierta y tratar en los posible el dolor de la erupción. Ahí la epifanía estaba en las sonrisas, tanto de la enferma como de la cuidadora, en una situación en la que la mayoría de nosotros no hubiéramos encontrado motivo para reír, sino más bien razones para perder el ánimo y entrar en desazón.

Tantos encuentros, tantos descubrimientos en los que, de repente, el evangelio se hace verdad de una manera inesperada y profunda y das gracias a Dios porque has entendido mejor alguna cosa.

Hermano Gárate

No hay que ir tan lejos. En la entrada de la universidad de Deusto hay una pequeña capilla dedicada al hermano Gárate. Y en ella, tal vez no, pero podría tener una epifanía, en la que se siente agradecido porque el hermano portero recibió sabiduría del cielo en un grado mayor del que Dios ha querido dar al rector, o a alguno de los muchos profesores de la institución.

Yo he tenido mis propias experiencias de descubrimiento sorprendente y seguro que tú has tenido las tuyas. Lo que todas ellas tienen en común es que no puedes ni programarlas, ni controlarlas, ni hacer que se repitan. No, son como la gracia, expresión de lo que la gracias misma es. Don inesperado, don inmerecido.

Acompañemos pues a los sabios de Oriente. Caminemos con ellos para ver si también nosotros descubrimos algo sorprendente en aquel niño que llegaron a descubrir, tras estudiar los cielos y buscar con intensidad signos de lo que pudiera ocurrir. Esta búsqueda forma parte de la vida espiritual de cada uno de nosotros. Tendremos flashes más o menos fuertes, pero a todos nos suceden cosas en las que Dios nos intenta decir algo importante. Vivamos alerta, deseosos de que esas oportunidades no pasen por delante nuestro encontrándonos adormecidos o insensibles.

Acerquémonos al niño

Que las pequeñas epifanías nos acerquen a la gran manifestación de lo que Dios mismo es, ese Jesús de Belén, ese Jesús de Nazaret al que queremos ir descubriendo. Acerquémonos al niño y agradezcamos su decisión de aparecer en la vida, para romper los círculos cerrados y abrirnos a una existencia renovada junto a Él. Al final de esta celebración, cuando nos acerquemos a besar al niño despidiendo así la Navidad de este año, acerquémonos atentos. Tal vez podemos ver más allá de la imagen, más allá de la devoción ordinaria, la belleza y la sorpresa de algo único e irrepetible que sucede hoy de nuevo: el amor de Dios quiere llegar al mundo y cada uno de nosotros, y llega para transformarnos y hacernos mejores a quienes tengamos la capacidad de sorprendernos por este encuentro.

Danok izan doguz esperientzia harrigarri horreek, beti ezustean, gitxien uste izan dogunean… Izan be, horixe da grazia, ezusteko eta merezigabeko doe… Egin daigun bidea Ekialdeko jakintsuakaz batera eta aurkitu daigun Umearengan ezustekorik handiena… Eta adi bizi gaitezan, agerkunde txikiak bizi eta Belenen jaiotako Jesusengan Jainkoa bera ikusteko.