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21.07.2011

Un campo de trabajo diferente

El campo de trabajo organizado por la asociación Bidesari, con un grupo de personas privadas de libertad de los Centros Penitenciarios de Nanclares de Oca y Basauri, se realizará del 4 al 12 de agosto en el monasterio de Ziortza. Esta actividad de verano, programada por octavo año consecutivo, está integrada dentro de la acción que denominan “salidas terapéuticas del grupo de fines de semana”.

La asociación Bidesari, de Pastoral Penitenciaria, nació en 1994 para trabajar por la educación e incorporación social de las personas presas. A lo largo del año, los profesionales y voluntarios de Bidesari trabajan con las personas de prisión “un proceso de cambio personal e incorporación social” y tanto las salidas de fines de semana como el campo de trabajo de verano son actividades incorporadas en el proceso, tal y como explica el responsable de voluntariado y comunicación de la Asociación, Roberto Vidal.
El campo de trabajo se desarrolla todos los años entre el 4 y el 12 del mes de agosto, en el  monasterio de Ziortza y está dirigido principalmente a las personas que están en prisión. “Se trata de generar un espacio que ofrezca mejores condiciones que las del interior de una prisión para la adquisición de diferentes aprendizajes”. Roberto matiza que conceptos como  responsabilidad, honestidad, compromiso, respeto de las normas… se asumen de otra manera por medio de esta experiencia.
Por otro lado, otro de los aspectos que quieren potenciar desde la asociación, es el de abrir “un espacio participativo y de encuentro asociativo”, por lo que tanto en la preparación como en la ejecución de esta actividad participan los trabajadores y también las personas voluntarias.
El voluntariado
Las personas voluntarias que trabajan con los privados de libertad no tienen un perfil determinado, “es un voluntariado absolutamente heterogéneo, contamos con personas mayores y jóvenes, con estudios relacionados con lo social o no, con motivaciones religiosas y/o sociales, que dedican su tiempo los fines de semana o entre semana”, matiza Roberto. Eso sí, el denominador común de todas ellas es que “se piensan, se sienten y se viven como ciudadanos/as conscientes de que su compromiso con el mundo de las personas presas es necesario y valioso”.
 

Imagen de un participante en el campamento del 2010.