El cuadro –explican desde el Museo- es más tenebrista de lo habitual en este pintor, “con una zona superior oscura en la que sólo percibimos con claridad a dos angelitos, y en la parte inferior los personajes principales están iluminados por un foco de luz que parece arrancar del Niño Jesús y que se centra especialmente en él mismo y en su madre, la Virgen”.
La copia, de gran calidad, fue realizada en el siglo XIX por un copista anónimo. Y se une a las piezas de temática navideña que alberga el Museo, y que habitualmente se muestran al público con motivo de la exposición Belenes del Mundo.