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Bizkeliza 5 Portada 5 “Visitar a las personas enfermas es una experiencia muy gratificante”
08.05.2015

“Visitar a las personas enfermas es una experiencia muy gratificante”

Herme Jiménez y Ángela Gallego comenzaron hace más de dos décadas a acompañar a las personas enfermas en sus domicilios y en el hospital. Son voluntarias que ofrecen su tiempo y su corazón a cambio de sonrisas y agradecimiento. Es el mejor trueque que se puede realizar, amor por amor. Mañana celebrarán la Pascua del Enfermo, como muchas otras personas de las comunidades cristianas.

Herme, ¿cómo y por qué este voluntariado?
Mi relación con la parroquia de Urreta viene de lejos. El párroco nos animó, a las personas que nos encargábamos de limpiar el templo, a formar un grupo y visitar a las personas enfermas que se encontraban solas en sus casas. Comenzamos con la formación y hasta ahora. Han pasado 28 años.
Ángela,  ¿cómo se realiza este acompañamiento?
Como decía Herme la formación es fundamental, porque hay que estar preparada para saber qué decir y cómo decirlo. En el hospital, cuando entro en la habitación de una persona enferma soy consciente de que piso un terreno sagrado. Es muy importante conocer su nombre y dirigirse a la persona de manera abierta y con cariño, sobre todo cariño. Son personas que normalmente no reciben visitas y se encuentran solas.
¿Os reciben siempre con los brazos abiertos?
Normalmente sí, aunque en alguna ocasión una persona al entrar en su habitación nos dijo que si queríamos tranquilizar nuestras conciencias él no iba a servir de instrumento. En ese caso, nos disculpamos y nos marchamos. Nosotras sólo estamos con las personas que nos aceptan. Al fin y al cabo sólo pretendemos acompañarles y responder con lo que en cada momento necesiten.
¿Cómo se ayuda a morir a una persona?
Estando, tocándole, hablándole… No es tan difícil pero, a veces, los complicamos. La persona enferma ya sabe si su estado físico mejora o empeora. A veces, los familiares jugamos a no decirle nada pensando que le estamos engañando, pero esto no lleva a ninguna parte. Es una situación absurda en la que nos estamos engañando los unos a los otros. Lo mejor es, si la persona enferma así lo quiere, hablarlo y tener la oportunidad de despedirse. Eso es muy importante tanto para el que se va como para los que se quedan.
¿Hay que ser de una pasta especial para acompañar en la enfermedad?
No todas valemos para lo mismo. En nuestro caso la formación,  la discreción y la prudencia son fundamentales. Pero lo más importante y lo que nos da fuerzas para seguir es la fe. Dios nos muestra el camino y hace fácil lo más difícil.
 
 

Ángela y Herme.