El párroco de San Andrés, Juanra Sáez, explica que el barrio de Arangoiti empezó a poblarse en la década de los años 50. Sobre todo, -dice- llegó gente joven de distintos lugares de España. “Muchos matrimonios jóvenes, por lo que hubo una natalidad muy alta. Muchos niños y niñas correteaban por el barrio. En aquel tiempo, apenas había servicios, y entre todos los servicios que faltaban, también estaba el servicio religioso. Se dependía de la parroquia de San Pedro de Deusto”.
Sáez señala que, más tarde, en los años 60 al 64, destinaron al barrio al presbítero José Luis Urrutia “con la intención de fundar la parroquia de Arangoiti”. Con sus gestiones se encontró una lonja en la calle Araneko nº15. Esta lonja, gracias a la colaboración de los vecinos, se adecentó durante 6 meses y después de ese tiempo, se inauguró en octubre de 1964, el día de Cristo Rey, y así se llamó la parroquia hasta el día de San Andrés de 1973. Ese día, se inauguró en el local actual con la advocación de dicho apóstol.
Barrio en crecimiento
La población creció mucho en pocos años, “dando lugar a la creación de múltiples grupos con gente que se comprometió, y que han seguido funcionando durante un largo tiempo”. Había grupos de bautismo, catequesis, scouts, matrimonios, oración, cursos de biblia, enlaces de portal (actualmente, pastoral de la salud). Y también otros grupos necesarios, como el grupo de limpieza del templo y el de mantenimiento. Todo ello con personas voluntarias y dispuestas a echar una mano.
Además de los curas que han pasado por la parroquia, “de los cuales la comunidad guarda un grato recuerdo”, ha habido tres comunidades religiosas que les han acompañado: Sagrado Corazón, Sagrada Familia e Hijas de la Caridad, “que han aportado mucho al desarrollo del barrio con sus servicios en la parroquia”, destaca Juanra Sáez. “En todos estos años, la comunidad ha sido como una gran familia, en la que ha habido cosas muy buenas, y también alguna no tan buena, pero siempre se han superado con buena disposición y con la ayuda de Dios”.
Acoger y salir al encuentro
Ahora no son tan numerosos como hace años, «pero aquí las puertas siguen estando abiertas para acoger al que quiera venir y para salir al encuentro de quien lo necesite. Como el Cristo que nos preside, con los brazos abiertos, dispuestos al abrazo, al encuentro y a compartir nuestra fe. Damos gracias a Dios por todos estos años de fraternidad vivida y celebrada desde el servicio a nuestro querido barrio de Arangoiti«.
ZORIONAK!!!