Joseba Olaziregi e Itziar Bagüés, permanecieron varios meses en la Diócesis de Aguarico. Tras la jubilación de Joseba, el matrimonio de Oiarzun mostró su deseo de participar en una experiencia misionera y después de realizar un curso de Misiones y Cooperación, organizado por el Servicio Diocesano de Pastoral Social y Misiones y el Instituto Superior de Ciencias Religiosas Pío XII, se “embarcaron” en esta experiencia.
A su vuelta de Ecuador, en una entrevista a la revista misionera Los Ríos, Olaziregi explicaba que, al llegar al Vicariato Apostólico de Aguarico, ubicado en Coca, provincia de Orellana, en un rincón de la región amazónica del Ecuador, se encontró con una comunidad de los Hermanos Menores Capuchinos, que tienen una larga historia de presencia en esa tierra. En 1953, una comunidad de misioneros capuchinos se estableció en un pequeño poblado llamado Rocafuerte. Entre aquellos primeros misioneros se encontraba el guipuzcoano de Beizama, Monseñor Alejandro Labaka, que en su “Crónica Hoaorani” describía la labor de los misioneros y su apuesta por el pueblo Waorani. Y, desde la relación con estas personas y su estilo de vida, ofrecía una nueva manera de evangelización misionera: “sencillamente: queremos visitarles como hermanos. Es un signo de amor, con un respeto profundo hacia su situación cultural y religiosa. Queremos convivir amistosamente con ellos, procurando merecer descubrir con ellos las semillas del Verbo, insertadas en su cultura y en sus costumbres. Nada podemos decirles ni pretendemos. Sólo queremos vivir un capítulo de la vida Waorani, bajo la mirada de un Ser Creador que nos ha hecho hermanos”.
En aquellas tierras, Olaziregi conoció figura y el proceso vital de este capuchino “la vida de Alejandro Labaka y de la religiosa misionera Inés Arango son un referente para despertar la conciencia misionera. Para despertar un nuevo estilo de evangelizar. Sin imposición de una cultura sobre otra. Subrayando la importancia de la interculturalidad de los pueblos, estableciendo una relación en condiciones de igualdad”.
Hoy, la contaminación de los suelos producida por los derrames, la quema de gas en los mecheros, así como la quema de material vegetal impregnado de petróleo, provocan una fuerte contaminación en la atmósfera y en los ríos, “en la población de las zonas petroleras existe una mayor cantidad de enfermedades respiratorias, de infecciones de la piel, pero principalmente de cáncer”, explica.
Con los últimos
Alejandro e Inés, estuvieron cerca de los últimos, de aquellos a los que la sociedad excluía y sigue excluyendo. ‘Si no vamos nosotros, los matan a ellos’ fue una de las últimas expresiones de Alejandro Labaka, “hoy día, la llama de esta lucha sigue prendida y le da validez”.
Olaziregi afirma que, en la convivencia con las gentes de la Misión, la experiencia vital y espiritual vivida ha sido algo muy importante para ambos. “Itziar y yo, nos hemos sentido hermanos en la fe con todas las personas con las que hemos compartido. Hemos experimentado que estas comunidades, a pesar de las limitaciones que tienen, dan un gran ejemplo de lo que es la donación y la alegría de vivir el Evangelio”.