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Bizkeliza 5 Obispo 5 “No tengas miedo a las periferias, tenle miedo a la comodidad y a la dureza de corazón”
24.05.2021
Mons. Joseba Segura en la ordenación de Imanol Atxalandabaso, como nuevo presbítero diocesano:

“No tengas miedo a las periferias, tenle miedo a la comodidad y a la dureza de corazón”

La catedral de Santiago completó ayer todo su aforo permitido, con los fieles que quisieron acompañar a Imanol Atxalandabaso en el día de su ordenación presbiteral, además de más de medio centenar de presbíteros, religiosos y diáconos que celebraron junto al obispo electo de Bilbao, Mons. Joseba Segura en su primera ordenación presbiteral como obispo. Mons. Segura pidió no tener miedo a la falta de reconocimiento “con la dificultad que puede ser hoy trabajar, a veces, con poco fruto aparente, a los ambientes difíciles en los que nos toca vivir y predicar a Jesucristo resucitado, cuando no es fácil que eso sea reconocido o sea valorado; no tengas miedo a las fronteras, no tengas miedo a las periferias, tenle miedo a la comodidad de quien ha decidido que prefiere que los días pasen tranquilos, tenle miedo a la dureza de corazón, de quien no puede ver a Cristo en los pobres”. La ceremonia pudo seguirse en directo a través de esa web diocesana –completa: aquí-.

La ordenación de Imanol Atxalandabaso tuvo lugar en una fecha muy importante para la Iglesia, el día de Pentecostés, Mons. Segura, comenzó su homilía resaltando el término “fecundidad”, cuando a uno le eligen presbítero al servicio de la comunidad cristiana “la fecundidad –dijo- puede ser perfectamente compatible con lo que, a los ojos del mundo, incluso puede ser fracaso: Seguimos a Jesus y su vida y su cruz ya nos dicen todo lo que tenemos que saber sobre fracasos y fecundidad”. También señaló que la vida del presbítero no se hace sólo en el momento de la ordenación “se va afianzando, se va haciendo fuerte, se va consolidando en el camino, caminando en diálogo con Jesús, en la oración, en dialogo eucarístico, con esta celebración que va a ser importantísima en tu vida, en dialogo también con las personas, especialmente con aquellos que se van a poner bajo tu cuidado, en diálogo con la gente, preocupado por no perder contacto con esa realidad”. Defendió que la vida del presbítero es, en gran parte, caminar con la gente, “cuando se pierde ese contacto con la gente, cuando se pierde ese contacto con la realidad, incluso, en algunos casos, cuando uno nota que le empieza a molestar la gente, o el trabajo pastoral, la vida del presbítero empieza a hacerse estéril”.

Dirigiéndose a Imanol le pidió que la gente le sienta cerca en sus preocupaciones, en sus anhelos, “en lo que realmente constituye todos los problemas y todas las necesidades de su vida. Esto supone discernimiento, oración y centrar tu vida en lo que es una espiritualidad eucarística tan importante en la vida de cualquier presbítero”. Prosiguió su homilía pidiendo al espíritu tres cosas: “primero, coraje apostólico, que significa corazón de pastor y un gran deseo de dedicar todas tus cualidades a servir a las personas y anunciar el evangelio; segundo, capacidad de discernir, en este mundo tan complicado, con tantas cosas, con tantas alternativas y, tercero, fundamental, oración porque el espíritu que estamos celebrando hoy, el espíritu al que invocamos hoy, no es cualquier espíritu, es el espíritu de Cristo y si no hay unión con Cristo, no hay nada en el espíritu”.

Para concluir le dijo a Imanol que no le nublaran la vista, ni el corazón, determinadas posiciones ideológicas “Todos tenemos un pensamiento y una inclinación y ciertas maneras de entender las cosas, pero no pierdas nunca energías en debates que en realidad son monólogos en los que repetimos lo que nos gusta oír o juzgamos, sin misericordia a los que piensan de manera diferente”.

Corrección fraterna desde la caridad

Antes de finalizar la ceremonia el nuevo presbítero, dedicó su intervención a agradecer y también dijo que, aunque los agradecimientos están bien y hay que expresarlos “al mismo tiempo, las obras del día deben ir en esa misma dirección” y emplazó a los presentes “a que practiquéis conmigo la corrección fraterna desde la caridad que proviene del Padre revelada por Jesús de Nazaret”.

Imanol, reconoció que “es tanto lo que hay agradecer y a tantos, que, aunque continuara con mis memorias iniciadas en la ordenación diaconal, sería una labor incompleta e injusta por inabarcable”. El primer agradecimiento “al Gran Artífice de todo, al Señor. Hágase tu voluntad es una expresión que utilizamos a diario en el Padrenuestro”. También dedicó cariñosas palabras a su familia “a mi madre y a mi hermano y a la memoria de mi padre. Luketegi y Lepola son dos palabras que a muchos no os dice nada; pero son los nombres de los caseríos de los que proceden mi familia. Eskerrik asko Luketegi eta Lepolari (etxekoeei)”. Imanol mencionó al anterior obispo diocesano, Mons. Mario Iceta, en cuyo episcopado inició su proceso en el Seminario y también a Mons. Joseba Segura “a ambos, mi gratitud por la cercanía a lo largo del proceso y por su respectivo servicio a la Iglesia y al Pueblo de Dios en el ministerio episcopal y al Presbiterio que me acoge”. También tuvo presentes a sus formadores en el Seminario, “a todos ellos mi gratitud por su paciencia, cercanía y amistad” y a los acompañantes pastorales que ha tenido en los diversos destinos, así como a sus comunidades parroquiales, a la Universidad de Deusto, al IDTP, a las delegaciones diocesanas y áreas de gestión de la pastoral; así como a las diferentes congregaciones religiosas de vida activa y contemplativa “y a mis compañeros en el curso de Humanización de la salud y en los estudios de filosofía y teología”. También recordó a quienes compartieron con él sus años en las federaciones de Fútbol (vizcaína, vasca y española) y sus Comités de Árbitros en particular “a todos vosotros por vuestra presencia personal o virtual. Por supuesto, no me olvido de mis amigos de Algorta, eskerrik asko”.

Fotos (Ángel Erezuma)