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14.05.2021
En los locales de la Iglesia de la Encarnación (Atxuri) y en la sede de la Asociación Norai (Bailén)

Durante el Ramadán se han repartido, en Bilbao, 12.000 raciones de alimentos a personas sin recursos

Ayer jueves, la comunidad musulmana celebró el Eid al Fitr o Fiesta del Fin del Ayuno, fin del mes sagrado de Ramadán. Este año, debido a los condicionamientos de la pandemia, las cuatro mezquitas de Bilbao, el Ayuntamiento de la ciudad, representantes del Consejo Evangélico del País Vasco, la Fundación Ellacuría y la Delegación para la Diálogo Interreligioso de nuestra diócesis han colaborado estrechamente para posibilitar la distribución de unas 12.000 raciones de alimentos, principalmente a jóvenes sin recursos y, en algunos casos, en situación de calle. La comida se ha preparado y entregado diariamente en los locales de la Iglesia de la Encarnación, (Atxuri) y en la sede de la Asociación Norai, (Calle Bailén). Durante este mes diversas personas, en su mayoría jóvenes, se han sumado voluntariamente a la distribución.

En otras ocasiones, este reparto se desarrollaba en las propias mezquitas, pero dada la situación sanitaria, este año, ha sido necesario realizar adaptaciones para mantener las medidas de seguridad, y se ha entregado la comida en recipientes para llevar. Por el mismo motivo, las mezquitas de la Villa han decidido no organizar un acto multitudinario para el fin del Ramadán.

Cada año, durante el mes lunar de Ramadán, el noveno mes del calendario islámico, la comunidad musulmana ayuna desde la salida del sol hasta la puesta del mismo. “Es uno de los pilares principales del islam, un tiempo durante el que se aspira a conseguir el progreso espiritual y alcanzar una mayor cercanía a Dios. Se promueve un ambiente de piedad, fraternidad y cercanía hacia el necesitado. Es más fácil experimentar la empatía con la pobreza cuando la persona siente en sí misma el hambre y la sed”, explica el delegado para el Diálogo Interreligioso de Bilbao, Miguel Ángel Esnaola.

Esnaola, en referencia al conflicto bélico que ha vuelto a emerger estos días en Extremo Oriente dice que “con la ayuda de Dios y el apoyo de muchos” podemos abrir en nuestros barrios y pueblos caminos de paz y justicia. “Cristianos y musulmanes tenemos que buscar ocasiones para pasar de la desconfianza y la confrontación a la colaboración. Esta experiencia nos sitúa, una vez más, en la certeza de que una cooperación eficaz es posible, buscando el bien común. Respetando mutuamente nuestras diferencias y trabajando juntos, musulmanes y cristianos visibilizamos el mensaje de amor que fundamenta a nuestras convicciones más profundas”.

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Jon Elordui, en Bizkaia Irratia