La Comisión Ejecutiva propone estas disposiciones “aconsejando máxima prudencia en su aplicación que cada Diócesis habrá de concretar. Será necesaria –dicen en la nota- una evaluación continuada que permita valorar su puesta en práctica y modificación en las situaciones que sea necesario, teniendo en cuenta lo que la autoridad sanitaria disponga en cada momento”. En nuestra Diócesis, el Consejo Episcopal del próximo martes, 5 de mayo tratará este tema para ver cómo se aplica en nuestro territorio.
La nota aborda las fases de aplicación:
Fase 0: Mantenemos la situación actual. Culto sin pueblo. Atención religiosa personalizada poniendo atención especial a los que han perdido a seres queridos. Preparamos en cada diócesis y parroquias las fases siguientes.
Fase 1: Se permite la asistencia grupal, pero no masiva, a los templos sin superar el tercio del aforo, con eucaristías dominicales y diarias. Quizá con preferencia al acompañamiento de las familias en su duelo.
Fase 2: Restablecimiento de los servicios ordinarios y grupales de la acción pastoral con los criterios organizativos y sanitarios –mitad del aforo, higiene, distancia– y medidas que se refieren a continuación.
Fase 3: Vida pastoral ordinaria que tenga en cuenta las medidas necesarias hasta que haya una solución médica a la enfermedad.
Como disposiciones de carácter general indican que, ante esta circunstancia, “prorrogamos la dispensa del precepto dominical, invitando a la lectura de la Palabra de Dios y a la oración en las casas, pudiendo beneficiarse de la retransmisión a través de los medios de comunicación para quien no pueda acudir al templo. También, se invita las personas mayores, enfermas o en situación de riesgo a que valoren la conveniencia de no salir de sus domicilios”. Además, se establece el aforo máximo de los templos (1/3 en la primera fase y 1/2 en la segunda) y respetar la distancia de seguridad. Por otro lado, en las Eucaristías dominicales, allí donde sea necesario y posible, “procurar aumentar el número de celebraciones cuando haya mayor afluencia de fieles, a fin de descongestionar los templos”. Se recomienda que los fieles hagan uso de mascarilla con carácter general; Las pilas de agua bendita continuarán vacías. Las puertas de las iglesias se mantendrán abiertas a la entrada y salida de las celebraciones para no tener que tocar manillas o pomos.
Nota completa en este enlace