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03.04.2020
Testimonio del Servicio Religioso del Hospital de Basurto

¿Seguís yendo al hospital? Sí, seguimos yendo al hospital

El equipo del Servicio Religioso del Hospital de Basurto, nos traslada su testimonio en la Pastoral de la Salud en estos días. Comienzan diciendo que una de las preguntas que más les hacen últimamente, “siempre desde el cariño y preocupándose por nuestra salud”, es: ¿Seguís yendo al hospital?Sí, -dicen- seguimos yendo al hospital”. Pero si las iglesias han cerrado –les responden- ¿qué hacéis en el hospital? “sencillamente, -contesta- hacemos la labor que venimos haciendo habitualmente, pero ateniéndonos a lo que nos dicen,  podemos visitar menos, hay restricciones y no podemos pasearnos por los pasillos del hospital como antes. Si nuestra presencia en el hospital tiene sentido, más aún en estos momentos de mayor dificultad, de mayor vulnerabilidad, de mayor sufrimiento”.

«La sensación cuando entras al hospital, en una palabra, es tristeza. Tristeza al ver el jardín vacío, sin ver a los enfermos tomando el aire en ese pulmón del hospital, sin ver a sus familiares con ellos en los bancos o paseando. Tristeza al ver los pasillos de los pabellones vacíos. Tristeza al ver a enfermos que no tienen visitas, bien porque no puede venir nadie al ser persona de riesgo el familiar, o bien porque el propio enfermo pide a la familia que no vaya por si acaso. Mucha soledad. Y estamos hablando de los enfermos que no tienen el Coronavirus, así que quienes sí lo tienen, mayor soledad. Porque en el hospital hay enfermos de Coronavirus, pero también sigue habiendo enfermos de todo tipo a quienes hay que seguir acompañando.

A los enfermos de Coronavirus estamos acompañando desde la distancia, es decir, haciendo labor de intermediación, buscando dónde están ingresados, preguntando si la familia le puede llevar móvil para comunicarse con el enfermo, hablando un momento por el interfono, oraciones desde el propio hall ante la imposibilidad de acercarnos, llamadas a los familiares interesándonos por la evolución, haciendo oraciones por teléfono, etc.

Nuestra capilla sigue abierta de 9:00 h a 21:00 h., de lunes a domingo, a pesar de haber tenido que suspender temporalmente las eucaristías que veníamos celebrando. Y es en esta capilla donde estamos encontrando mucho dolor y sufrimiento. Personas que se refugian ahí mientras su familiar está muriéndose y a quienes escuchamos, damos consuelo, oración o incluso agradecen una galleta y agua. Personal del hospital, sanitario o no sanitario, que acude a la capilla a rezar y nos pide que recemos, que acude buscando un sitio de paz, de sosiego.

Dentro de todo este dolor y sufrimiento, sentimos que Dios está sosteniéndonos y ayudando a acompañar cada situación, cada persona, cada familia. Cada día vivimos la emoción a flor de piel. Y no es para menos, tanto por el sufrimiento que vemos, pero también por las muestras de cariño y agradecimiento que recibimos. Los mensajes de agradecimiento de las familias y enfermos son muy emotivos y ayudan a seguir al pie del cañón. Estamos ayudando a poner palabra al dolor, es decir, dotar de oraciones para que las familias y los enfermos puedan orar, aunque no podamos estar físicamente con ellos. Tenemos estas oraciones en la capilla y animamos a cogerlas y orar con ellas. En este sentido, también decir que hemos podido ponernos en contacto con algún tanatorio y mandarles material de oración para que se lo ofrezcan a las familias que acudan a hacer los trámites pertinentes, ya que están cerrados. Algo con que puedan despedir a sus seres queridos. Ha sido muy de agradecer la acogida que ha tenido en los tanatorios nuestra oferta.

Hay que poner de relieve también, lo bien que se nos está cuidando desde la diócesis, desde la Delegación de Caridad y Justicia. Preocupándose por nosotras y poniendo a nuestra disposición medios psicológicos en caso de necesitar. También la disponibilidad de los curas más jóvenes para atender lo que necesitemos en el hospital. Muy agradecidas por el apoyo de todo el equipo de personas voluntarias que forman parte del Servicio Religioso de Basurto, que nos llaman a diario, les sentimos como si estuvieran con nosotras en el hospital. La situación también ayuda a que estemos más unidas que nunca, a pesar de vernos menos para no coincidir en turnos, nos llamamos continuamente apoyándonos y dando lo mejor de cada una. También nos sentimos más unidas al resto del personal del hospital, desde quien limpia, pasando por auxiliares, enfermeras, médicos, centralita… Nos apoyamos unos en otros, vienen a la capilla a rezar, nos piden que recemos, y comparten con nosotras sus preocupaciones.

Son días complicados, pero llenos de sentido, más sentido que nunca, sostenidos por el Dios Padre-Madre misericordioso que no nos abandona y está velando con nosotras en este camino”.

Equipo del Servicio Religioso del Hospital de Basurto

Hospital de Basurto, en Bilbao