Las misas del 18 y 25 de junio y la del primer domingo de julio que emite ETB1 serán desde Berriz. La grabación de las mismas se realiza la víspera y se emiten los domingos a las 10:00h.
Durante esta nueva temporada, por decisión de la cadena pública, no se emite el espacio que precedía a la eucaristía. En el mismo, se daban a conocer algunos aspectos significativos en torno al municipio y al templo desde donde se celebra. En esta ocasión la iglesia y la comunidad parroquial es la de San Juan Evangelista.
Iglesia San Juan Evangelista
Como se señala desde el Museo Diocesano de Arte Sacro, la iglesia de San Juan Evangelista se encuentra en Elizondo, el núcleo central del municipio de Berriz, al que da nombre (elizondo significa en euskera “junto a la iglesia”). Forma un hermoso conjunto con el edificio del ayuntamiento, las casas curales y la bolera.
Aunque la iglesia debió ser erigida en torno a 1200, su imagen actual corresponde con una reconstrucción iniciada hacia 1535, arrancando de un estilo tardogótico que se combinaría con lo renacentista y barroco.
Retablo
El retablo de San Juan Evangelista preside el altar mayor del templo. Es un retablo de cascarón que se adapta a la forma del ábside poligonal de la iglesia. Está formado por un banco, dos cuerpos y ático. Cuatro columnas de forma retorcida, llamadas salomónicas, decoradas con uvas y hojas de vid dividen cada piso o cuerpo en tres calles, muy decoradas. El conjunto contaba con un sagrario que hoy en día se conserva separado del retablo y ha sido sustituido por una escultura de Cristo crucificado.
Las imágenes combinan pintura y escultura. En el centro, un cuadro representa el momento de la visión de San Juan en la isla de Patmos. El conjunto se completa con esculturas de San Pedro, San Pablo, San José y San Juan Bautista, y pinturas de San Sebastián, Santa Teresa, San José, Cristo resucitado, Dios Padre y el Espíritu Santo. La arquitectura tiene muchos elementos decorativos, inspirados en motivos vegetales. La traza y la delicadeza de la escultura, que asimilan perfectamente las características del estilo barroco, hacen de esta obra un retablo adelantado a su tiempo, como también lo fue su promotor, Pedro Bernardo Villarreal de Bérriz.
Llama la atención que la policromía se concentra sólo en los nichos y esculturas, quedando la parte arquitectónica en el color original de la madera. Lo que en el siglo XVIII fue una solución al problema de la falta de fondos para terminar la obra, hoy parece aumentar la sensación de grandiosidad del retablo.