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05.12.2008

Ordenación sacerdotal coincidiendo con el Día del Seminario

El seminarista diocesano Néstor Díaz será ordenado sacerdote, el próximo lunes, a las seis de la tarde, en la iglesia de San Juan Bautista de Muskiz, en una ceremonia que estará presidida por el obispo de Bilbao monseñor Ricardo Blázquez. Néstor, de 31 años y nacido en Barakaldo, es bachiller en Teología por la Universidad de Deusto y ejercerá su ministerio en Gernika, donde se encuentra desde el pasado mes de septiembre. Entró en el seminario diocesano hace siete años y ha colaborado con las parroquias de Portugalete y del Txorierri, donde fue ordenado diácono en Derio el pasado mes de abril.

En una entrevista tras su ordenación diaconal nos contó sus impresiones en el camino hacia la ordenación presbiteral y nos habló de su etapa en el  seminario, “se cuida mucho la vida espiritual de la persona, porque luego nuestra vida diaria con las tareas, ansiedades y problemas, van debilitando la vida espiritual. Allí  se cogen buenos hábitos de oración, de estudio, para tener buenos hábitos de trabajo y organización. Por supuesto que el estudio teológico es importante, conocer los evangelios, pero eso básicamente te lo da la carrera. Darte la oportunidad para rezar, tener momentos de oración, te ayuda mucho. Por eso se nos retira un poco del mundo para que podamos desarrollar esa etapa con más tranquilidad”.
En el encuentro, también resaltó “Yo estoy muy contento de mi paso por el seminario, me ha ayudado como persona a aprender a sentirme hijo amado de Dios, a demostrar ese amor a la gente, a cuidar aspectos de la estética de la persona no sólo para mí sino también para el  resto de la gente que está conmigo. Me ha dado unos estudios, han tenido muchísima paciencia conmigo cuando he suspendido alguna asignatura  o cuando no he dado hasta donde ellos pensaban que podía dar han seguido apoyándome y animándome. Lo más material ha sido la oportunidad de conocer Jerusalén, que para mi espiritual y personalmente fue un viaje que recomiendo  a todas la s personas, también de  conocer Roma  y  distintas ciudades de España, porque yo por Bizkaia me he movido mucho  pero a partir de Navarra para abajo no pasaba demasiado. Se han volcado en mi formación, han aceptado los proyectos que les he presentado. Mi paso por el seminario  ha sido muy positivo en lo personal y en lo social”.
Inmaculada Concepción y Día del Seminario
El 8 de diciembre, la Iglesia conmemora la solemnidad de la Inmaculada Concepción y en nuestra Diócesis además, tradicionalmente en esa fecha, se celebra el Día del Seminario. Monseñor Blázquez, que por la tarde presidirá la ordenación de Néstor Díaz; estará, por la mañana, presidiendo la celebración de la Inmaculada Concepción en la Catedral de Santiago a partir de las doce del mediodía.
Por su parte, los responsables del Seminario Diocesano han enviado materiales litúrgicos para las celebraciones de ese día en todas las parroquias en los que han  incluido la carta que nuestros obispos, mons. Blázquez y Mons. Iceta han escrito con motivo del Día del Seminario 2008. En ella recuerdan las dos últimas ordenaciones de sacerdotes en la Diócesis “El día 8 de diciembre, Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, Madre del Señor, es la Jornada del Seminario en nuestra diócesis. En medio del tiempo litúrgico del Adviento, María anima y garantiza nuestra esperanza. Por Ella hemos recibido a Jesús, el Autor de la Vida, que vivió en el hogar de Nazaret hasta comenzar su actividad pública; y por su intercesión confiamos recibir también las vocaciones sacerdotales que necesita la diócesis para su servicio pastoral y poder colaborar con otras Iglesias. El día 9 de noviembre, fue ordenado presbítero Javier Rojas y el mismo día 8 de diciembre por la tarde será ordenado Néstor Díaz. Damos gracias a Dios por estos nuevos sacerdotes, que recibimos como signos de su bondad”.
 También aluden al Sínodo del pasado mes de octubre en Roma, al que acudió nuestro obispo “El Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios en la Vida y la Misión de la Iglesia, recientemente concluido en Roma, nos recuerda que así como Jesús invitó personalmente a un joven a seguirlo (cf. Mt 19,16ss.), de manera semejante nosotros debemos invitar hoy a niños, adolescentes y jóvenes. La Palabra de Dios, que tiene implicaciones vocacionales, les ayudará, si la escuchan con atención y asiduidad, a orientar la vida y a percibir la llamada del Señor. El silencio expectante ante la voz del Señor es como un espacio profundo, dilatado y luminoso para ver con claridad el designio amoroso de Dios sobre nosotros. La Virgen María, antes de recibir el Verbo de Dios en su seno, fue oyente fiel de la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura. Dios preparó su corazón para convertirla por el poder del Espíritu Santo en morada de su Hijo. En el caso de María y siempre, Dios pide permiso y llama respetuosamente a nuestra puerta; no fuerza nuestra libertad. Queridos adolescentes y jóvenes, haced hueco en vuestra vida, también hoy que tantos ruidos y poderosos intereses obstaculizan escuchar con sosiego y dificultan responder con generosidad” añaden.
 Y concluyen su carta con la siguiente reflexión “¿Cómo podemos contribuir a crear un ambiente diocesano favorable a las vocaciones, a pesar de que soplen vientos contrarios? De muchas formas. Recuerdo algunas: Presentar de manera adecuada en qué consiste el ministerio sacerdotal y por qué es irreemplazable en la Iglesia; promover ámbitos y grupos cristianos portadores de esperanza; colaborar con los formadores del Seminario respondiendo a las iniciativas concretas que ofrezcan; orar por el nacimiento y la consolidación de las vocaciones; estar cerca por el afecto y el apoyo al Seminario; mostrar a los seminaristas nuestra gratitud y esperanza por su vocación; aunar el trabajo de sacerdotes, catequistas, familias, grupos apostólicos y comunidades cristianas, equipos pastorales, colegios católicos, profesores cristianos. Pidamos al Señor que acertemos en promover una cultura vocacional. Para alcanzar este objetivo nos puede estimular la convicción de que, si es verdad que se difunde un clima secularizador por la sociedad, muchos sintonizan también con la onda vocacional y muchísimos están esperando a que alguien despierte en su interior los sentimientos cristianos que yacen como dormidos. ¡No tengamos miedo! ¡Hablemos de Dios con respeto y con valentía!”