Evangelio y Lecturas
Día: 2025-12-30
Martes
Otras fechas:
Evangelio y Lecturas de 30-12-2025
LECTURA 1
El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2,12-17
Os escribo, hijos míos, que se os han perdonado vuestros pecados por su nombre.
Os escribo, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio.
Os escribo, jóvenes, que ya habéis vencido al Maligno.
Os repito, hijos, que ya conocéis al Padre.
Os repito, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio.
Os repito, jóvenes, que sois fuertes y que la palabra de Dios permanece en vosotros, y que ya habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo.
Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo -las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero-, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo.
Y el mundo pasa, con sus pasiones.
Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2,12-17
Os escribo, hijos míos, que se os han perdonado vuestros pecados por su nombre.
Os escribo, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio.
Os escribo, jóvenes, que ya habéis vencido al Maligno.
Os repito, hijos, que ya conocéis al Padre.
Os repito, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio.
Os repito, jóvenes, que sois fuertes y que la palabra de Dios permanece en vosotros, y que ya habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo.
Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo -las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero-, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo.
Y el mundo pasa, con sus pasiones.
Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
SALMO
Sal 95, 7-8a. 8b-9. 10
R. Alégrese el cielo, goce la tierra.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor.
Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente».
R. Alégrese el cielo, goce la tierra.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor.
Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente».
EVANGELIO
Hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2,36-40
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2,36-40
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
MONICIÓN
MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos y hermanas, bienvenidos a la Navidad. Llegamos al sexto día de la octavia de Navidad, donde reflexionaremos sobre la primera parte de la presentación de Jesús para profundizar en el misterio de su encarnación. Con alegría, comencemos esta celebración navideña poniéndonos de pie y cantando.
ACTO PENITENCIAL
Preparémonos, hermanos y hermanas, para celebrar la Eucaristía, para salvarnos, postrándonos ante el Señor Jesucristo, quien se hizo niño en Belén, y pidiendo perdón por todos nuestros pecados.
- Tú que eres Dios en Dioses y Luz en Luces. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú que bajaste del cielo por nosotros y por nuestra salvación. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú que te encarnaste en María por obra del Espíritu Santo. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Que Dios Todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos conduzca a la vida eterna. Amén.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Escucharemos las afirmaciones que Juan dirigió tanto a padres como a hijos, pues son buenos consejos para todo cristiano en su vida. Escuchemos con atención.
MONICIÓN AL EVANGELIO
En el Evangelio escucharemos la enseñanza de uno de los grupos de pobres, la gran Ana. Esperaban la venida del Señor con esperanza y confianza, y también la celebraban con dulzura. Tenemos el conmovedor testimonio de Ana sobre otra Navidad. Preparémonos para escuchar la buena noticia, cantando Aleluya.
ORACIÓN DEL PUEBLO
Hermanos y hermanas, oremos a nuestro buen Padre Dios, quien, por medio de su Hijo Jesucristo, fue rico pero se hizo pobre.
1. Por la Iglesia. Iluminada por la luz de Jesucristo, que Dios la bendiga por el Salvador que nos ha dado y la presente como la luz verdadera a todas las naciones. ROGUEMOS AL SEÑOR.
2. Por las familias cristianas. Para que sus hijos se críen en el Evangelio de Jesucristo, fortalezcan su amor a los hermanos y sean alentados en su vocación al sacerdocio y a la vida religiosa. ROGUEMOS AL SEÑOR.
3. Por todos aquellos que necesitan guía y apoyo. Para que tengan la oportunidad de vivir rodeados del amor de sus hermanos y sepan que Dios los ama. ROGUEMOS AL SEÑOR.
4. Por todos nosotros. Siguiendo el ejemplo de Simeón, estemos siempre atentos a la presencia de Cristo, para que no caigamos de nuevo en la oscuridad. ROGUEMOS AL SEÑOR.
Antes de que conociera la muerte, le mostraste la salvación a Simeón; escucha nuestras oraciones y concédenos que aceptemos a tu Hijo como luz. Lo enviaste para iluminar a las naciones y dar testimonio de él en todo el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Hermanos y hermanas, bienvenidos a la Navidad. Llegamos al sexto día de la octavia de Navidad, donde reflexionaremos sobre la primera parte de la presentación de Jesús para profundizar en el misterio de su encarnación. Con alegría, comencemos esta celebración navideña poniéndonos de pie y cantando.
ACTO PENITENCIAL
Preparémonos, hermanos y hermanas, para celebrar la Eucaristía, para salvarnos, postrándonos ante el Señor Jesucristo, quien se hizo niño en Belén, y pidiendo perdón por todos nuestros pecados.
- Tú que eres Dios en Dioses y Luz en Luces. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú que bajaste del cielo por nosotros y por nuestra salvación. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú que te encarnaste en María por obra del Espíritu Santo. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Que Dios Todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos conduzca a la vida eterna. Amén.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Escucharemos las afirmaciones que Juan dirigió tanto a padres como a hijos, pues son buenos consejos para todo cristiano en su vida. Escuchemos con atención.
MONICIÓN AL EVANGELIO
En el Evangelio escucharemos la enseñanza de uno de los grupos de pobres, la gran Ana. Esperaban la venida del Señor con esperanza y confianza, y también la celebraban con dulzura. Tenemos el conmovedor testimonio de Ana sobre otra Navidad. Preparémonos para escuchar la buena noticia, cantando Aleluya.
ORACIÓN DEL PUEBLO
Hermanos y hermanas, oremos a nuestro buen Padre Dios, quien, por medio de su Hijo Jesucristo, fue rico pero se hizo pobre.
1. Por la Iglesia. Iluminada por la luz de Jesucristo, que Dios la bendiga por el Salvador que nos ha dado y la presente como la luz verdadera a todas las naciones. ROGUEMOS AL SEÑOR.
2. Por las familias cristianas. Para que sus hijos se críen en el Evangelio de Jesucristo, fortalezcan su amor a los hermanos y sean alentados en su vocación al sacerdocio y a la vida religiosa. ROGUEMOS AL SEÑOR.
3. Por todos aquellos que necesitan guía y apoyo. Para que tengan la oportunidad de vivir rodeados del amor de sus hermanos y sepan que Dios los ama. ROGUEMOS AL SEÑOR.
4. Por todos nosotros. Siguiendo el ejemplo de Simeón, estemos siempre atentos a la presencia de Cristo, para que no caigamos de nuevo en la oscuridad. ROGUEMOS AL SEÑOR.
Antes de que conociera la muerte, le mostraste la salvación a Simeón; escucha nuestras oraciones y concédenos que aceptemos a tu Hijo como luz. Lo enviaste para iluminar a las naciones y dar testimonio de él en todo el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



