14-12-2025 Domingo, III semana - adviento
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Liturgia de las Horas

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Adviento, III.
Laudes y visperas de 2025-12-14:

LAUDES

SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)
SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída. Tiempo pascual: El Señor ha salvado mi vida de los lazos del abismo. Aleluya. Salmo 114 Acción de gracias Hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios (Hch 14, 22) Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco. Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor: «Señor, salva mi vida». El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas, me salvó. Alma mía, recobra tu calma, que el Señor fue bueno contigo: arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida. Fuera del tiempo pascual: Ant. Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída. Tiempo pascual: Ant. El Señor ha salvado mi vida de los lazos del abismo. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Tiempo pascual: El Señor guarda a su pueblo como a las niñas de sus ojos. Aleluya. Salmo 120 El guardián del pueblo Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno (Ap 7, 16) Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel. El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre. Fuera del tiempo pascual: Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Tiempo pascual: Ant. El Señor guarda a su pueblo como a las niñas de sus ojos. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! Tiempo pascual: Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Aleluya. Cántico: Ap 15, 3-4 Himno de adoración Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú sólo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos. Fuera del tiempo pascual: Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! Tiempo pascual: Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Aleluya. LECTURA BREVE: 1 Co 2, 7-10a Enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman». Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. RESPONSORIO BREVE R/. Cristo murió por los pecados. * Para conducirnos a Dios. Cristo. V/. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. * Para conducirnos a Dios. Gloria al Padre. Cristo. Magníficat, ant. Acuérdate de tu misericordia, Señor, como lo habías prometido a nuestros padres. PRECES Bendigamos ahora al Señor Jesús, que en su vida mortal escuchó siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y con amor secaba las lágrimas de los que lloraban, y digámosle también nosotros: Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor Jesucristo, tú que consolaste a los tristes y deprimidos, - pon ahora tus ojos en las lágrimas de los pobres. Escucha los gemidos de los agonizantes - y envíales tus ángeles para que los alivien y conforten. Que los emigrantes sientan tu providencia en su destierro, - que puedan regresar a su patria y que un día alcancen también la eterna. Que los pecadores se ablanden a tu amor - y se reconcilien contigo y con tu Iglesia. Perdona las faltas de los que han muerto - y dales la plenitud de tu salvación. Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena confianza: Padre nuestro. Oración Oh Dios, que, de una manera admirable, has manifestado tu sabiduría escondida, con el escándalo de la cruz, concédenos contemplar con tal plenitud de fe la gloria de la pasión de tu Hijo que siempre nos gloriemos confiadamente en la cruz de Jesucristo. Que vive y reina contigo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.

SEGUNDAS VÍSPERAS DEL DOMINGO

SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * PRIMERAS VÍSPERAS
SALMODIA Antífona 1 Domingo III de Adviento: Alégrate, Jerusalén, porque viene a ti el Salvador. Aleluya. Domingo III (y VII) de Pascua: El Señor se eleva sobre los cielos y levanta del polvo al desvalido. Aleluya. Tiempo ordinario: De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. Salmo 112 Alabado sea el nombre del Señor Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes (Lc 1, 52) Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre: de la salida del sol hasta el ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo; a la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos. Domingo III de Adviento: Ant. Alégrate, Jerusalén, porque viene a ti el Salvador. Aleluya. Domingo III (y VII) de Pascua: Ant. El Señor se eleva sobre los cielos y levanta del polvo al desvalido. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. Antífona 2 Domingo III de Adviento: Yo soy el Señor: mi hora está cerca, mi salvación no tardará. Domingo III (y VII) de Pascua: Rompiste mis cadenas, Señor, te ofreceré un sacrificio de alabanza. Aleluya. Tiempo ordinario: Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor. Salmo 115 Acción de gracias en el templo Por medio de Jesús ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza (Hb 13, 15) Tenía fe, aun cuando dije: «¡Qué desgraciado soy!». Yo decía en mi apuro: «Los hombres son unos mentirosos». ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo, en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén. Domingo III de Adviento: Ant. Yo soy el Señor: mi hora está cerca, mi salvación no tardará. Domingo III (y VII) de Pascua: Ant. Rompiste mis cadenas, Señor, te ofreceré un sacrificio de alabanza. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor. Antífona 3 Domingo III de Adviento: Envía, Señor, al Cordero que dominará la tierra, desde la peña del desierto al monte Sión. Domingo III (y VII) de Pascua: El Hijo de Dios aprendió, sufriendo, a obedecer, y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. Aleluya. Tiempo ordinario: El Señor Jesús se rebajó, y por eso Dios lo levantó por los siglos de los siglos. Cántico: Flp 2, 6-11 Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Domingo III de Adviento: Ant. Envía, Señor, al Cordero que dominará la tierra, desde la peña del desierto al monte Sión. Domingo III (y VII) de Pascua: Ant. El Hijo de Dios aprendió, sufriendo, a obedecer, y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. El Señor Jesús se rebajó, y por eso Dios lo levantó por los siglos de los siglos. LECTURA BREVE: Hb 13, 20-21 Que el Dios de la paz, que hizo subir de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os ponga a punto en todo bien, para que cumpláis su voluntad. Él realizará en nosotros lo que es de su agrado, por medio de Jesucristo; a él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. RESPONSORIO BREVE R/. Cuántas son. * Tus obras, Señor. Cuántas. V/. Y todas las hiciste con sabiduría. * Tus obras, Señor. Gloria al Padre. Cuántas. PRECES Recordando la bondad de Cristo, que se compadeció del pueblo hambriento y obró en favor suyo los prodigios de su amor, digámosle con fe: Muéstranos, Señor, tu amor. Reconocemos, Señor, que todos los beneficios que hoy hemos recibido proceden de tu bondad; - haz que no tornen a ti vacíos, sino que den fruto, con un corazón noble de nuestra parte. Oh Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, protege a los que dan testimonio de ti en el mundo, - y enciende en ellos el fuego de tu Espíritu. Haz, Señor, que todos los hombres respeten la dignidad de sus hermanos, - y que todos juntos edifiquemos un mundo cada vez más humano. A ti, que eres el médico de las almas y de los cuerpos, - te pedimos que alivies a los enfermos y des paz a los agonizantes, visitándolos con tu bondad. Dígnate agregar a los difuntos al número de tus escogidos, - cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir: Padre nuestro. * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * PRIMERAS VÍSPERAS
SALMODIA Antífona 1 Domingo III de Adviento: Mirad: vendrá el Señor para sentarse con los príncipes en un trono de gloria. Domingo III (y VII) de Pascua: Habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas. Aleluya. Tiempo ordinario: Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha». Aleluya. + Salmo 109, 1-5. 7 El Mesías, Rey y Sacerdote Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1 Co 15, 25) Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, + y haré de tus enemigos estrado de tus pies». Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora». El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec». El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes. En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza. Domingo III de Adviento: Ant. Mirad: vendrá el Señor para sentarse con los príncipes en un trono de gloria. Domingo III (y VII) de Pascua: Ant. Habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha». Aleluya. Antífona 2 Domingo III de Adviento: Destilen los montes alegría y los collados justicia, porque con poder viene el Señor, luz del mundo. Domingo III (y VII) de Pascua: El Señor envió la redención a su pueblo. Aleluya. Tiempo ordinario: El Señor, piadoso y clemente, ha hecho maravillas memorables. Aleluya. Salmo 110 Grandes son las obras del Señor Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente (Ap 15, 3) Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman. Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente. Él da alimento a sus fieles, recordando siempre su alianza; mostró a su pueblo la fuerza de su obrar, dándoles la heredad de los gentiles. Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza: son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud. Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza, su nombre es sagrado y temible. Primicia de la sabiduría es el temor del Señor, tienen buen juicio los que lo practican; la alabanza del Señor dura por siempre. Domingo III de Adviento: Ant. Destilen los montes alegría y los collados justicia, porque con poder viene el Señor luz del mundo. Domingo III (y VII) de Pascua: Ant. El Señor envió la redención a su pueblo. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. El Señor, piadoso y clemente, ha hecho maravillas memorables. Aleluya. Antífona 3 Domingo III de Adviento: Llevemos una vida honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos, la venida del Señor. Domingo III (y VII) de Pascua: Aleluya. Reina nuestro Dios, gocemos y démosle gracias. Aleluya. Tiempo ordinario: Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya. El cántico siguiente se dice con Aleluya, tal como está aquí, solamente cuando el Oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa. Cántico: Cf. Ap 19, 1-7 Las bodas del Cordero Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, (R/. Aleluya.) porque sus juicios son verdaderos y justos. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos, (R/. Aleluya.) los que le teméis, pequeños y grandes. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, (R/. Aleluya.) alegrémonos y gocemos y démosle gracias. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Llegó la boda del Cordero, (R/. Aleluya.) su esposa se ha embellecido. R/. Aleluya, (aleluya). Domingo III de Adviento: Ant. Llevemos una vida honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos, la venida del Señor. Domingo III (y VII) de Pascua: Ant. Aleluya. Reina nuestro Dios, gocemos y démosle gracias. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya. Domingo III de Cuaresma: Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores. Cántico: Cf. 1 P 2, 21b-24 La pasión voluntaria de Cristo, el siervo de Dios Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado. Domingo III de Cuaresma: Ant. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores. LECTURA BREVE: 1 P 1, 3-5 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. RESPONSORIO BREVE R/. Bendito eres, Señor. * En la bóveda del cielo. Bendito. V/. Digno de gloria y alabanza por los siglos. * En la bóveda del cielo. Gloria al Padre. Bendito. PRECES Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó al mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor, y digámosle con alegría: Renueva, Señor, las maravillas de tu amor. Te damos gracias, Señor, porque, a través del mundo, nos has revelado tu poder y tu gloria; - haz que sepamos ver tu providencia en los avatares del mundo. Tú que, por la victoria de tu Hijo en la cruz, anunciaste la paz al mundo, - líbranos de toda desesperación y de todo temor. A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla, - concédeles que cooperen, con sinceridad y concordia, en la edificación de un mundo mejor. Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a los hambrientos, fortalece a los débiles, - para que en todos se manifieste el triunfo de la cruz. Tú que, al tercer día, resucitaste gloriosamente a tu Hijo del sepulcro, - haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida. Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Señor nos enseñó: Padre nuestro.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.