Liturgia de las Horas
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Adviento, I.
Laudes y visperas de 2025-12-05:
SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor. Tiempo pascual: Acuérdate de mí, Señor, cuando llegues a tu reino. Aleluya. Salmo 50 Misericordia, Dios mío Renovaos en la mente y en el espíritu y vestios de la nueva condición humana (Ef 4, 23-24) Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío, y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos. Fuera del tiempo pascual: Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor. Tiempo pascual: Ant. Acuérdate de mí, Señor, cuando llegues a tu reino. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel. Tiempo pascual: Es verdad: tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. Aleluya. + Cántico: Is 45, 15-26 Que los pueblos todos se conviertan al Señor Al nombre de Jesús toda rodilla se doble (Flp 2, 10) Es verdad: Tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. + Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual, se van avergonzados los fabricantes de ídolos; mientras el Señor salva a Israel con una salvación perpetua, para que no se avergüencen ni se sonrojen nunca jamás. Así dice el Señor, creador del cielo -él es Dios-, él modeló la tierra, la fabricó y la afianzó; no la creó vacía, sino que la formó habitable: «Yo el Señor, y no hay otro». No te hablé a escondidas, en un país tenebroso, no dije a la estirpe de Jacob: «Buscadme en el vacío». Yo soy el Señor que pronuncia sentencia y declara lo que es justo. Reunios, venid, acercaos juntos, supervivientes de las naciones. No discurren los que llevan su ídolo de madera y rezan a un dios que no puede salvar. Declarad, aducid pruebas, que deliberen juntos: ¿Quién anunció esto desde antiguo, quién lo predijo desde entonces? ¿No fui yo, el Señor? -No hay otro Dios fuera de mí-. Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro. Yo juro por mi nombre, de mi boca sale una sentencia, una palabra irrevocable: «Ante mí se doblará toda rodilla, por mí jurará toda lengua»; dirán: «Sólo el Señor tiene la justicia y el poder». A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él; con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel. Fuera de tiempo pascual: Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel. Tiempo pascual: Ant. Es verdad: tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: Entrad con vítores en la presencia del Señor. Tiempo pascual: Servid al Señor con alegría. Aleluya. Salmo 99 Alegría de los que entran el templo El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio) Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre: «El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades». Fuera del tiempo pascual: Ant. Entrad con vítores en la presencia del Señor. Tiempo pascual: Ant. Servid al Señor con alegría. Aleluya. LECTURA BREVE: Ef 4, 29-32 Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen. No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. RESPONSORIO BREVE R/. En la mañana. * Hazme escuchar tu gracia. En la mañana. V/. Indícame el camino que he de seguir. * Hazme escuchar tu gracia. Gloria al Padre. En la mañana. Benedictus, ant. El Señor ha visitado y redimido a su pueblo. PRECES Adoremos a Cristo, que salvó al mundo con su cruz, y supliquémosle, diciendo: Concédenos, Señor, tu misericordia. Oh Cristo, que con tu claridad eres nuestro sol y nuestro día, - haz que, desde el amanecer, desaparezca de nosotros todo sentimiento malo. Vela, Señor, sobre nuestros pensamientos, palabras y obras, - a fin de que nuestro día sea agradable ante tus ojos. Aparta de nuestros pecados tu vista - y borra en nosotros toda culpa. Por tu cruz y tu resurrección, - llénanos del gozo del Espíritu Santo. Ya que somos hijos de Dios, oremos a nuestro Padre como Cristo nos enseñó: Padre nuestro. Oración Oh Dios, que has iluminado las tinieblas de nuestra ignorancia con la luz de tu Palabra: acrecienta en nosotros la fe que tú mismo nos has dado; que ninguna tentación pueda nunca destruir el ardor de la fe y de la caridad que tu gracia ha encendido en nuestro espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: Sáname, Señor, porque he pecado contra ti. Tiempo pascual: Cristo se hizo pobre por nosotros para enriquecernos. Aleluya. Salmo 40 Oración de un enfermo Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo (Mc 14, 18) Dichoso el que cuida del pobre y desvalido; en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor. El Señor lo guarda y lo conserva en vida, para que sea dichoso en la tierra, y no lo entrega a la saña de sus enemigos. El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor, calmará los dolores de su enfermedad. Yo dije: «Señor, ten misericordia, sáname, porque he pecado contra ti». Mis enemigos me desean lo peor: «A ver si se muere, y se acaba su apellido». El que viene a verme habla con fingimiento, disimula su mala intención, y, cuando sale afuera, la dice. Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí, hacen cálculos siniestros: «Padece un mal sin remedio, se acostó para no levantarse». Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, que compartía mi pan, es el primero en traicionarme. Pero tú, Señor, apiádate de mí, haz que pueda levantarme, para que yo les dé su merecido. En esto conozco que me amas: en que mi enemigo no triunfa de mí. A mí, en cambio, me conservas la salud, me mantienes siempre en tu presencia. Bendito el Señor, Dios de Israel, ahora y por siempre. Amén, amén. Fuera del tiempo pascual: Ant. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti. Tiempo pascual: Ant. Cristo se hizo pobre por nosotros para enriquecernos. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Tiempo pascual: El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios. Aleluya. Salmo 45 Dios, refugio y fortaleza de su pueblo Le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros» (Mt 1, 23) Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los montes se desplomen en el mar. Que hiervan y bramen sus olas, que sacudan a los montes con furia: El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora. Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan; pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra: Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe, rompe los arcos, quiebra las lanzas, prende fuego a los escudos. «Rendios, reconoced que yo soy Dios: más alto que los pueblos, más alto que la tierra». El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Fuera del tiempo pascual: Ant. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Tiempo pascual: Ant. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor. Tiempo pascual: Cantaré al Señor, sublime es su victoria. Aleluya. Cántico: Ap 15, 3-4 Himno de adoración Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú sólo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos. Fuera del tiempo pascual: Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor. Tiempo pascual: Ant. Cantaré al Señor, sublime es su victoria. Aleluya. LECTURA BREVE: Rm 15, 1-3 Nosotros, los robustos, debemos cargar con los achaques de los endebles y no buscar lo que nos agrada. Procuremos cada uno dar satisfacción al prójimo en lo bueno, mirando a lo constructivo. Tampoco Cristo buscó su propia satisfacción; al contrario, como dice la Escritura: «Las afrentas con que te afrentaban cayeron sobre mí». RESPONSORIO BREVE R/. Cristo nos amó y nos ha librado. * Por su sangre. Cristo. V/. Nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios. * Por su sangre. Gloria al Padre. Cristo. Magníficat, ant. El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos acordándose de su misericordia. PRECES Bendigamos a Dios, que mira propicio los deseos de los necesitados y a los hambrientos los colma de bienes; digámosle confiados: Muéstranos, Señor, tu misericordia. Señor, Padre lleno de amor, te pedimos por todos los miembros de la Iglesia que sufren: - acuérdate que, por ellos, Cristo, cabeza de la Iglesia, ofreció en la cruz el verdadero sacrificio vespertino. Libra a los encarcelados, ilumina a los que viven en tinieblas, sé la ayuda de las viudas y de los huérfanos, - y haz que todos nos preocupemos de los que sufren. Concede a tus hijos la fuerza necesaria - para resistir las tentaciones del Maligno. Acude en nuestro auxilio, Señor, cuando llegue la hora de nuestra muerte: - que seamos fieles hasta el fin y dejemos este mundo en tu paz. Conduce a los difuntos a la luz donde tú habitas, - para que puedan contemplarte eternamente. Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir: Padre nuestro. Oración Te pedimos, Señor, que los que hemos sido aleccionados con los ejemplos de la pasión de tu Hijo estemos siempre dispuestos a cargar con su yugo llevadero y con su carga ligera. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
Laudes y visperas de 2025-12-05:
LAUDES
SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor. Tiempo pascual: Acuérdate de mí, Señor, cuando llegues a tu reino. Aleluya. Salmo 50 Misericordia, Dios mío Renovaos en la mente y en el espíritu y vestios de la nueva condición humana (Ef 4, 23-24) Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío, y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos. Fuera del tiempo pascual: Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor. Tiempo pascual: Ant. Acuérdate de mí, Señor, cuando llegues a tu reino. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel. Tiempo pascual: Es verdad: tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. Aleluya. + Cántico: Is 45, 15-26 Que los pueblos todos se conviertan al Señor Al nombre de Jesús toda rodilla se doble (Flp 2, 10) Es verdad: Tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. + Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual, se van avergonzados los fabricantes de ídolos; mientras el Señor salva a Israel con una salvación perpetua, para que no se avergüencen ni se sonrojen nunca jamás. Así dice el Señor, creador del cielo -él es Dios-, él modeló la tierra, la fabricó y la afianzó; no la creó vacía, sino que la formó habitable: «Yo el Señor, y no hay otro». No te hablé a escondidas, en un país tenebroso, no dije a la estirpe de Jacob: «Buscadme en el vacío». Yo soy el Señor que pronuncia sentencia y declara lo que es justo. Reunios, venid, acercaos juntos, supervivientes de las naciones. No discurren los que llevan su ídolo de madera y rezan a un dios que no puede salvar. Declarad, aducid pruebas, que deliberen juntos: ¿Quién anunció esto desde antiguo, quién lo predijo desde entonces? ¿No fui yo, el Señor? -No hay otro Dios fuera de mí-. Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro. Yo juro por mi nombre, de mi boca sale una sentencia, una palabra irrevocable: «Ante mí se doblará toda rodilla, por mí jurará toda lengua»; dirán: «Sólo el Señor tiene la justicia y el poder». A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él; con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel. Fuera de tiempo pascual: Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel. Tiempo pascual: Ant. Es verdad: tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: Entrad con vítores en la presencia del Señor. Tiempo pascual: Servid al Señor con alegría. Aleluya. Salmo 99 Alegría de los que entran el templo El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio) Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre: «El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades». Fuera del tiempo pascual: Ant. Entrad con vítores en la presencia del Señor. Tiempo pascual: Ant. Servid al Señor con alegría. Aleluya. LECTURA BREVE: Ef 4, 29-32 Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen. No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. RESPONSORIO BREVE R/. En la mañana. * Hazme escuchar tu gracia. En la mañana. V/. Indícame el camino que he de seguir. * Hazme escuchar tu gracia. Gloria al Padre. En la mañana. Benedictus, ant. El Señor ha visitado y redimido a su pueblo. PRECES Adoremos a Cristo, que salvó al mundo con su cruz, y supliquémosle, diciendo: Concédenos, Señor, tu misericordia. Oh Cristo, que con tu claridad eres nuestro sol y nuestro día, - haz que, desde el amanecer, desaparezca de nosotros todo sentimiento malo. Vela, Señor, sobre nuestros pensamientos, palabras y obras, - a fin de que nuestro día sea agradable ante tus ojos. Aparta de nuestros pecados tu vista - y borra en nosotros toda culpa. Por tu cruz y tu resurrección, - llénanos del gozo del Espíritu Santo. Ya que somos hijos de Dios, oremos a nuestro Padre como Cristo nos enseñó: Padre nuestro. Oración Oh Dios, que has iluminado las tinieblas de nuestra ignorancia con la luz de tu Palabra: acrecienta en nosotros la fe que tú mismo nos has dado; que ninguna tentación pueda nunca destruir el ardor de la fe y de la caridad que tu gracia ha encendido en nuestro espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
VÍSPERAS
SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: Sáname, Señor, porque he pecado contra ti. Tiempo pascual: Cristo se hizo pobre por nosotros para enriquecernos. Aleluya. Salmo 40 Oración de un enfermo Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo (Mc 14, 18) Dichoso el que cuida del pobre y desvalido; en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor. El Señor lo guarda y lo conserva en vida, para que sea dichoso en la tierra, y no lo entrega a la saña de sus enemigos. El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor, calmará los dolores de su enfermedad. Yo dije: «Señor, ten misericordia, sáname, porque he pecado contra ti». Mis enemigos me desean lo peor: «A ver si se muere, y se acaba su apellido». El que viene a verme habla con fingimiento, disimula su mala intención, y, cuando sale afuera, la dice. Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí, hacen cálculos siniestros: «Padece un mal sin remedio, se acostó para no levantarse». Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, que compartía mi pan, es el primero en traicionarme. Pero tú, Señor, apiádate de mí, haz que pueda levantarme, para que yo les dé su merecido. En esto conozco que me amas: en que mi enemigo no triunfa de mí. A mí, en cambio, me conservas la salud, me mantienes siempre en tu presencia. Bendito el Señor, Dios de Israel, ahora y por siempre. Amén, amén. Fuera del tiempo pascual: Ant. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti. Tiempo pascual: Ant. Cristo se hizo pobre por nosotros para enriquecernos. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Tiempo pascual: El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios. Aleluya. Salmo 45 Dios, refugio y fortaleza de su pueblo Le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros» (Mt 1, 23) Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los montes se desplomen en el mar. Que hiervan y bramen sus olas, que sacudan a los montes con furia: El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora. Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan; pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra: Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe, rompe los arcos, quiebra las lanzas, prende fuego a los escudos. «Rendios, reconoced que yo soy Dios: más alto que los pueblos, más alto que la tierra». El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Fuera del tiempo pascual: Ant. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Tiempo pascual: Ant. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor. Tiempo pascual: Cantaré al Señor, sublime es su victoria. Aleluya. Cántico: Ap 15, 3-4 Himno de adoración Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú sólo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos. Fuera del tiempo pascual: Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor. Tiempo pascual: Ant. Cantaré al Señor, sublime es su victoria. Aleluya. LECTURA BREVE: Rm 15, 1-3 Nosotros, los robustos, debemos cargar con los achaques de los endebles y no buscar lo que nos agrada. Procuremos cada uno dar satisfacción al prójimo en lo bueno, mirando a lo constructivo. Tampoco Cristo buscó su propia satisfacción; al contrario, como dice la Escritura: «Las afrentas con que te afrentaban cayeron sobre mí». RESPONSORIO BREVE R/. Cristo nos amó y nos ha librado. * Por su sangre. Cristo. V/. Nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios. * Por su sangre. Gloria al Padre. Cristo. Magníficat, ant. El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos acordándose de su misericordia. PRECES Bendigamos a Dios, que mira propicio los deseos de los necesitados y a los hambrientos los colma de bienes; digámosle confiados: Muéstranos, Señor, tu misericordia. Señor, Padre lleno de amor, te pedimos por todos los miembros de la Iglesia que sufren: - acuérdate que, por ellos, Cristo, cabeza de la Iglesia, ofreció en la cruz el verdadero sacrificio vespertino. Libra a los encarcelados, ilumina a los que viven en tinieblas, sé la ayuda de las viudas y de los huérfanos, - y haz que todos nos preocupemos de los que sufren. Concede a tus hijos la fuerza necesaria - para resistir las tentaciones del Maligno. Acude en nuestro auxilio, Señor, cuando llegue la hora de nuestra muerte: - que seamos fieles hasta el fin y dejemos este mundo en tu paz. Conduce a los difuntos a la luz donde tú habitas, - para que puedan contemplarte eternamente. Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir: Padre nuestro. Oración Te pedimos, Señor, que los que hemos sido aleccionados con los ejemplos de la pasión de tu Hijo estemos siempre dispuestos a cargar con su yugo llevadero y con su carga ligera. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.



