Liturgia de las Horas
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Adviento, II.
Laudes y visperas de 2025-12-07:
SALMODIA Antífona 1 Domingo II de Adviento: Tenemos en Sión una ciudad fuerte: el Salvador ha puesto en ella murallas y baluartes; abrid las puertas, que con nosotros está Dios. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya. Tiempo ordinario: Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya. Salmo 117 Himno de acción de gracias después de la victoria Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular (Hch 4, 11) Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. En el peligro grité al Señor, y me escuchó, poniéndome a salvo. El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre? El Señor está conmigo y me auxilia, veré la derrota de mis adversarios. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres; mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban cerrando el cerco, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé. Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos: «La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa». No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte. Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. - Ésta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. - Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. - Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina. - Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Domingo II de Adviento: Ant. Tenemos en Sión una ciudad fuerte: el Salvador ha puesto en ella murallas y baluartes; abrid las puertas, que con nosotros está Dios. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya. Antífona 2 Domingo II de Adviento: Sedientos todos, acudid por agua; buscad al Señor mientras se le encuentra. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Bendito eres en la bóveda del cielo: a ti Señor, alabanza por los siglos. Aleluya. Tiempo ordinario: Cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya. Cántico: Dn 3, 52-57 Que la creación entera alabe al Señor ¡Bendito el Creador por siempre! (Rm 1, 25) Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito tu nombre, santo y glorioso: a él gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres en el templo de tu santa gloria: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres sobre el trono de tu reino: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres en la bóveda del cielo; a ti honor y alabanza por los siglos. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Domingo II de Adviento: Ant. Sedientos todos, acudid por agua; buscad al Señor mientras se le encuentra. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. Bendito eres en la bóveda del cielo: a ti, Señor, alabanza por los siglos. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya. Antífona 3 Domingo II de Adviento: Mirad: el Señor vendrá con poder para iluminar los ojos de sus siervos. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Rendid homenaje a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: «¡Amén. Aleluya!». Tiempo ordinario: Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya. Salmo 150 Alabad al Señor Salmodiad con el espíritu, salmodiad con toda vuestra mente, es decir, glorificad a Dios con el cuerpo y con el alma (Hesiquio) Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su fuerte firmamento. Alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza. Alabadlo tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras, alabadlo con tambores y danzas, alabadlo con trompas y flautas, alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos vibrantes. Todo ser que alienta alabe al Señor. Domingo II de Adviento: Ant. Mirad: el Señor vendrá con poder para iluminar los ojos de sus siervos. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. Rendid homenaje a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: «¡Amén. Aleluya!». Tiempo ordinario: Ant. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya. LECTURA BREVE: Ez 36, 25-27 Derramará sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. RESPONSORIO BREVE R/. Te damos gracias, oh Dios. * Invocando tu nombre. Te damos gracias. V/. Contando tus maravillas. * Invocando tu nombre. Gloria al Padre. Te damos gracias. PRECES Demos gracias a nuestro Salvador, que ha venido al mundo para ser «Dios-con-nosotros», y digámosle confiadamente: Cristo, Rey de la gloria, sé nuestra luz y nuestro gozo. Señor Jesús, Sol que nace de lo alto y primicia de la resurrección futura, - haz que, siguiéndote a ti, no vivamos nunca en sombra de muerte, sino que tengamos siempre la luz de la vida. Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las criaturas están llenas de tus perfecciones, - para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti. No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal, - antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza de bien. Tú que, al ser bautizado en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo, - asístenos durante este día, para que actuemos movidos por este mismo Espíritu de santidad. Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * PRIMERAS VÍSPERAS
SALMODIA Antífona 1 Domingo II de Adviento: Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas. Domingo VI de Pascua: El que realiza la verdad se acerca a la luz. Aleluya. Tiempo ordinario: Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya. Salmo 118, 105-112 Himno a la ley divina Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros (Jn 15, 12) Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero; lo juro y lo cumpliré: guardaré tus justos mandamientos; ¡estoy tan afligido! Señor, dame vida según tu promesa. Acepta, Señor, los votos que pronuncio, enséñame tus mandatos; mi vida está siempre en peligro, pero no olvido tu voluntad; los malvados me tendieron un lazo, pero no me desvié de tus decretos. Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón; inclino mi corazón a cumplir tus leyes, siempre y cabalmente. Domingo II de Adviento: Ant. Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas. Domingo VI de Pascua: Ant. El que realiza la verdad se acerca a la luz. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya. Antífona 2 Domingo II de Adviento: Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes: «Mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará.» Aleluya. Domingo VI de Pascua: El Señor, rotas las ataduras de la muerte, ha resucitado. Aleluya. Tiempo ordinario: Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya. Salmo 15 El Señor es el lote de mi heredad Dios resucitó a Jesús rompiendo las ataduras de la muerte (Hch 2, 24) Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen. Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en su mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Domingo II de Adviento: Ant. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes: «Mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará». Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. El Señor, rotas las ataduras de la muerte, ha resucitado. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya. Antífona 3 Domingo II de Adviento: La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. Domingo VI de Pascua: ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. Cántico: Flp 2, 6-11 Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Domingo II de Adviento: Ant. La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. Domingo VI de Pascua: Ant. ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. LECTURA BREVE: Col 1, 2b-6a Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre. En nuestras oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez el Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Éste se sigue propagando y va dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre vosotros. RESPONSORIO BREVE R/. De la salida del sol hasta su ocaso. * Alabado sea el nombre del Señor. De la salida. V/. Su gloria sobre los cielos. * Alabado sea el nombre del Señor. Gloria al Padre. De la salida. PRECES Demos gracias al Señor, que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y, recordando su amor para con nosotros, supliquémosle, diciendo: Escúchanos, Señor, que confiamos en ti. Padre lleno de amor, te pedimos por el papa N. y por nuestro obispo N.; - protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia. Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo, - para que así tengan también parte en su consuelo. Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse - y haz que encuentren pronto el hogar que desean. Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra, - para que a nadie falte el pan de cada día. (o bien: Guarda, Señor, de todo mal a nuestro país, - para que goce siempre de paz y prosperidad.) Ten, Señor, piedad de los difuntos - y ábreles la puerta de tu mansión eterna. Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que nos enseñó el Señor: Padre nuestro. * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * SEGUNDAS VÍSPERAS
SALMODIA Antífona 1 Domingo II de Adviento: Mirad: viene el Señor con gran poder sobre las nubes del cielo. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y lo sentó a su derecha en el cielo. Aleluya. Tiempo ordinario: Cristo, sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Aleluya. Salmo 109, 1-5. 7 El Mesías, Rey y Sacerdote Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1 Co 15, 25) Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies». Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora». El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec». El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes. En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza. Domingo II de Adviento: Ant. Mirad: viene el Señor con gran poder sobre las nubes del cielo. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y lo sentó a su derecha en el cielo. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Cristo, sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Aleluya. Antífona 2 Domingo II de Adviento: Aparecerá el Señor y no faltará: si tarda, no dejéis de esperarlo, pues llegará y no tardará. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Abandonasteis los ídolos y os volvisteis al Dios vivo. Aleluya. Tiempo ordinario: Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya. Salmo 113 B Himno al Dios verdadero Abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero (1 Ts 1, 9) No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tu bondad, por tu lealtad. ¿Por qué han de decir las naciones: «Dónde está su Dios»? Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace. Sus ídolos, en cambio, son plata y oro, hechura de manos humanas: tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no oyen; tienen nariz, y no huelen; tienen manos, y no tocan; tienen pies, y no andan; no tiene voz su garganta: que sean igual los que los hacen, cuantos confían en ellos. Israel confía en el Señor: él es su auxilio y su escudo. La casa de Aarón confía en el Señor: él es su auxilio y su escudo. Los fieles del Señor confían en el Señor: él es su auxilio y su escudo. Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga, bendiga a la casa de Israel, bendiga a la casa de Aarón; bendiga a los fieles del Señor, pequeños y grandes. Que el Señor os acreciente, a vosotros y a vuestros hijos; benditos seáis del Señor, que hizo el cielo y la tierra. El cielo pertenece al Señor, la tierra se la ha dado a los hombres. Los muertos ya no alaban al Señor, ni los que bajan al silencio. Nosotros, sí, bendeciremos al Señor ahora y por siempre. Domingo II de Adviento: Ant. Aparecerá el Señor y no faltará: si tarda, no dejéis de esperarlo, pues llegará y no tardará. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. Abandonasteis los ídolos y os volvisteis al Dios vivo. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya. Antífona 3 Domingo II de Adviento: El Señor es nuestro legislador, el Señor es nuestro rey: el vendrá y nos salvará. Domingo VI de Pascua: Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya. El cántico siguiente se dice con Aleluya, tal como está aquí, solamente cuando el Oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa. Cántico: Cf. Ap 19, 1-7 Las bodas del Cordero Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, (R/. Aleluya.) porque sus juicios son verdaderos y justos. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos, (R/. Aleluya.) los que le teméis, pequeños y grandes. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, (R/. Aleluya.) alegrémonos y gocemos y démosle gracias. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Llegó la boda del Cordero, (R/. Aleluya.) su esposa se ha embellecido. R/. Aleluya, (aleluya). Domingo II de Adviento: Ant. El Señor es nuestro legislador, el Señor es nuestro rey: él vendrá y nos salvará. Domingo VI de Pascua: Ant. Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya. Domingo II de Cuaresma: Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Domingo de Ramos: Cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que muertos al pecado, vivamos para la justicia. Cántico: Cf. 1 P 2, 21b-24 La pasión voluntaria de Cristo, el siervo de Dios Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado. Domingo II de Cuaresma: Ant. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Domingo de Ramos: Ant. Cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. LECTURA BREVE: 2 Ts 2, 13-14 Debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos amados por el Señor, porque Dios os escogió como primicias para salvaros, consagrándoos con el Espíritu y dándonos fe en la verdad. Por eso os llamó por medio del Evangelio que predicamos, para que sea vuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo. RESPONSORIO BREVE R/. Nuestro Señor. * Es grande y poderoso. Nuestro Señor. V/. Su sabiduría no tiene medida. * Es grande y poderoso. Gloria al Padre. Nuestro Señor. PRECES Demos gloria y honra a Cristo, que puede salvar definitivamente a los que, por medio de él, se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en favor nuestro, y digámosle con plena confianza: Acuérdate de tu pueblo, Señor. Señor Jesús, Sol de justicia que ilumina nuestras vidas, al llegar al umbral de la noche, te pedimos por todos los hombres; - que todos lleguen a gozar eternamente de tu luz, que no conoce el ocaso. Guarda, Señor, la alianza sellada con tu sangre, - y santifica a tu Iglesia, para que sea siempre inmaculada y santa. Acuérdate de esta comunidad aquí reunida, - y que tú elegiste como morada de tu gloria. Que los que están en camino tengan un viaje feliz - y regresen a sus hogares con salud y alegría. Acoge, Señor, las almas de los difuntos - y concédeles tu perdón y la vida eterna. Terminemos nuestras preces con la oración que nos enseñó el Señor: Padre nuestro.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
Laudes y visperas de 2025-12-07:
LAUDES
SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)SALMODIA Antífona 1 Domingo II de Adviento: Tenemos en Sión una ciudad fuerte: el Salvador ha puesto en ella murallas y baluartes; abrid las puertas, que con nosotros está Dios. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya. Tiempo ordinario: Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya. Salmo 117 Himno de acción de gracias después de la victoria Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular (Hch 4, 11) Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. En el peligro grité al Señor, y me escuchó, poniéndome a salvo. El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre? El Señor está conmigo y me auxilia, veré la derrota de mis adversarios. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres; mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban cerrando el cerco, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé. Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos: «La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa». No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte. Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. - Ésta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. - Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. - Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina. - Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Domingo II de Adviento: Ant. Tenemos en Sión una ciudad fuerte: el Salvador ha puesto en ella murallas y baluartes; abrid las puertas, que con nosotros está Dios. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya. Antífona 2 Domingo II de Adviento: Sedientos todos, acudid por agua; buscad al Señor mientras se le encuentra. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Bendito eres en la bóveda del cielo: a ti Señor, alabanza por los siglos. Aleluya. Tiempo ordinario: Cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya. Cántico: Dn 3, 52-57 Que la creación entera alabe al Señor ¡Bendito el Creador por siempre! (Rm 1, 25) Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito tu nombre, santo y glorioso: a él gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres en el templo de tu santa gloria: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres sobre el trono de tu reino: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres en la bóveda del cielo; a ti honor y alabanza por los siglos. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Domingo II de Adviento: Ant. Sedientos todos, acudid por agua; buscad al Señor mientras se le encuentra. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. Bendito eres en la bóveda del cielo: a ti, Señor, alabanza por los siglos. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya. Antífona 3 Domingo II de Adviento: Mirad: el Señor vendrá con poder para iluminar los ojos de sus siervos. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Rendid homenaje a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: «¡Amén. Aleluya!». Tiempo ordinario: Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya. Salmo 150 Alabad al Señor Salmodiad con el espíritu, salmodiad con toda vuestra mente, es decir, glorificad a Dios con el cuerpo y con el alma (Hesiquio) Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su fuerte firmamento. Alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza. Alabadlo tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras, alabadlo con tambores y danzas, alabadlo con trompas y flautas, alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos vibrantes. Todo ser que alienta alabe al Señor. Domingo II de Adviento: Ant. Mirad: el Señor vendrá con poder para iluminar los ojos de sus siervos. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. Rendid homenaje a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: «¡Amén. Aleluya!». Tiempo ordinario: Ant. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya. LECTURA BREVE: Ez 36, 25-27 Derramará sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. RESPONSORIO BREVE R/. Te damos gracias, oh Dios. * Invocando tu nombre. Te damos gracias. V/. Contando tus maravillas. * Invocando tu nombre. Gloria al Padre. Te damos gracias. PRECES Demos gracias a nuestro Salvador, que ha venido al mundo para ser «Dios-con-nosotros», y digámosle confiadamente: Cristo, Rey de la gloria, sé nuestra luz y nuestro gozo. Señor Jesús, Sol que nace de lo alto y primicia de la resurrección futura, - haz que, siguiéndote a ti, no vivamos nunca en sombra de muerte, sino que tengamos siempre la luz de la vida. Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las criaturas están llenas de tus perfecciones, - para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti. No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal, - antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza de bien. Tú que, al ser bautizado en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo, - asístenos durante este día, para que actuemos movidos por este mismo Espíritu de santidad. Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
SEGUNDAS VÍSPERAS DEL DOMINGO
SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * PRIMERAS VÍSPERAS
SALMODIA Antífona 1 Domingo II de Adviento: Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas. Domingo VI de Pascua: El que realiza la verdad se acerca a la luz. Aleluya. Tiempo ordinario: Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya. Salmo 118, 105-112 Himno a la ley divina Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros (Jn 15, 12) Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero; lo juro y lo cumpliré: guardaré tus justos mandamientos; ¡estoy tan afligido! Señor, dame vida según tu promesa. Acepta, Señor, los votos que pronuncio, enséñame tus mandatos; mi vida está siempre en peligro, pero no olvido tu voluntad; los malvados me tendieron un lazo, pero no me desvié de tus decretos. Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón; inclino mi corazón a cumplir tus leyes, siempre y cabalmente. Domingo II de Adviento: Ant. Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas. Domingo VI de Pascua: Ant. El que realiza la verdad se acerca a la luz. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya. Antífona 2 Domingo II de Adviento: Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes: «Mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará.» Aleluya. Domingo VI de Pascua: El Señor, rotas las ataduras de la muerte, ha resucitado. Aleluya. Tiempo ordinario: Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya. Salmo 15 El Señor es el lote de mi heredad Dios resucitó a Jesús rompiendo las ataduras de la muerte (Hch 2, 24) Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen. Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en su mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Domingo II de Adviento: Ant. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes: «Mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará». Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. El Señor, rotas las ataduras de la muerte, ha resucitado. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya. Antífona 3 Domingo II de Adviento: La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. Domingo VI de Pascua: ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. Cántico: Flp 2, 6-11 Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Domingo II de Adviento: Ant. La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. Domingo VI de Pascua: Ant. ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. LECTURA BREVE: Col 1, 2b-6a Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre. En nuestras oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez el Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Éste se sigue propagando y va dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre vosotros. RESPONSORIO BREVE R/. De la salida del sol hasta su ocaso. * Alabado sea el nombre del Señor. De la salida. V/. Su gloria sobre los cielos. * Alabado sea el nombre del Señor. Gloria al Padre. De la salida. PRECES Demos gracias al Señor, que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y, recordando su amor para con nosotros, supliquémosle, diciendo: Escúchanos, Señor, que confiamos en ti. Padre lleno de amor, te pedimos por el papa N. y por nuestro obispo N.; - protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia. Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo, - para que así tengan también parte en su consuelo. Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse - y haz que encuentren pronto el hogar que desean. Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra, - para que a nadie falte el pan de cada día. (o bien: Guarda, Señor, de todo mal a nuestro país, - para que goce siempre de paz y prosperidad.) Ten, Señor, piedad de los difuntos - y ábreles la puerta de tu mansión eterna. Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que nos enseñó el Señor: Padre nuestro. * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * SEGUNDAS VÍSPERAS
SALMODIA Antífona 1 Domingo II de Adviento: Mirad: viene el Señor con gran poder sobre las nubes del cielo. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y lo sentó a su derecha en el cielo. Aleluya. Tiempo ordinario: Cristo, sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Aleluya. Salmo 109, 1-5. 7 El Mesías, Rey y Sacerdote Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1 Co 15, 25) Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies». Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora». El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec». El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes. En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza. Domingo II de Adviento: Ant. Mirad: viene el Señor con gran poder sobre las nubes del cielo. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y lo sentó a su derecha en el cielo. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Cristo, sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Aleluya. Antífona 2 Domingo II de Adviento: Aparecerá el Señor y no faltará: si tarda, no dejéis de esperarlo, pues llegará y no tardará. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Abandonasteis los ídolos y os volvisteis al Dios vivo. Aleluya. Tiempo ordinario: Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya. Salmo 113 B Himno al Dios verdadero Abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero (1 Ts 1, 9) No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tu bondad, por tu lealtad. ¿Por qué han de decir las naciones: «Dónde está su Dios»? Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace. Sus ídolos, en cambio, son plata y oro, hechura de manos humanas: tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no oyen; tienen nariz, y no huelen; tienen manos, y no tocan; tienen pies, y no andan; no tiene voz su garganta: que sean igual los que los hacen, cuantos confían en ellos. Israel confía en el Señor: él es su auxilio y su escudo. La casa de Aarón confía en el Señor: él es su auxilio y su escudo. Los fieles del Señor confían en el Señor: él es su auxilio y su escudo. Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga, bendiga a la casa de Israel, bendiga a la casa de Aarón; bendiga a los fieles del Señor, pequeños y grandes. Que el Señor os acreciente, a vosotros y a vuestros hijos; benditos seáis del Señor, que hizo el cielo y la tierra. El cielo pertenece al Señor, la tierra se la ha dado a los hombres. Los muertos ya no alaban al Señor, ni los que bajan al silencio. Nosotros, sí, bendeciremos al Señor ahora y por siempre. Domingo II de Adviento: Ant. Aparecerá el Señor y no faltará: si tarda, no dejéis de esperarlo, pues llegará y no tardará. Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. Abandonasteis los ídolos y os volvisteis al Dios vivo. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya. Antífona 3 Domingo II de Adviento: El Señor es nuestro legislador, el Señor es nuestro rey: el vendrá y nos salvará. Domingo VI de Pascua: Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya. El cántico siguiente se dice con Aleluya, tal como está aquí, solamente cuando el Oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa. Cántico: Cf. Ap 19, 1-7 Las bodas del Cordero Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, (R/. Aleluya.) porque sus juicios son verdaderos y justos. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos, (R/. Aleluya.) los que le teméis, pequeños y grandes. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, (R/. Aleluya.) alegrémonos y gocemos y démosle gracias. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Llegó la boda del Cordero, (R/. Aleluya.) su esposa se ha embellecido. R/. Aleluya, (aleluya). Domingo II de Adviento: Ant. El Señor es nuestro legislador, el Señor es nuestro rey: él vendrá y nos salvará. Domingo VI de Pascua: Ant. Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya. Domingo II de Cuaresma: Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Domingo de Ramos: Cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que muertos al pecado, vivamos para la justicia. Cántico: Cf. 1 P 2, 21b-24 La pasión voluntaria de Cristo, el siervo de Dios Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado. Domingo II de Cuaresma: Ant. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Domingo de Ramos: Ant. Cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. LECTURA BREVE: 2 Ts 2, 13-14 Debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos amados por el Señor, porque Dios os escogió como primicias para salvaros, consagrándoos con el Espíritu y dándonos fe en la verdad. Por eso os llamó por medio del Evangelio que predicamos, para que sea vuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo. RESPONSORIO BREVE R/. Nuestro Señor. * Es grande y poderoso. Nuestro Señor. V/. Su sabiduría no tiene medida. * Es grande y poderoso. Gloria al Padre. Nuestro Señor. PRECES Demos gloria y honra a Cristo, que puede salvar definitivamente a los que, por medio de él, se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en favor nuestro, y digámosle con plena confianza: Acuérdate de tu pueblo, Señor. Señor Jesús, Sol de justicia que ilumina nuestras vidas, al llegar al umbral de la noche, te pedimos por todos los hombres; - que todos lleguen a gozar eternamente de tu luz, que no conoce el ocaso. Guarda, Señor, la alianza sellada con tu sangre, - y santifica a tu Iglesia, para que sea siempre inmaculada y santa. Acuérdate de esta comunidad aquí reunida, - y que tú elegiste como morada de tu gloria. Que los que están en camino tengan un viaje feliz - y regresen a sus hogares con salud y alegría. Acoge, Señor, las almas de los difuntos - y concédeles tu perdón y la vida eterna. Terminemos nuestras preces con la oración que nos enseñó el Señor: Padre nuestro.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.



