Liturgia de las Horas
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Tiempo ordinario, XXXI.
Laudes y visperas de 2025-11-08:
SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables. Tiempo pascual: Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Aleluya. Salmo 118, 145-152 XIX (Coph) Te invoco de todo corazón: respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes; a ti grito: sálvame, y cumpliré tus decretos; me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras. Mis ojos se adelantan a las vigilias, meditando tu promesa; escucha mi voz por tu misericordia, con tus mandamientos dame vida; ya se acercan mis inicuos perseguidores, están lejos de tu voluntad. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables; hace tiempo comprendí que tus preceptos los fundaste para siempre. Fuera del tiempo pascual: Ant. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables. Tiempo pascual: Ant. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos. Tiempo pascual: Edificaste, Señor, un templo y un altar en tu monte santo. Aleluya. Cántico: Sb 9, 1-6. 9-11 Dame, Señor, la sabiduría Os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente... ningún adversario vuestro (Lc 21, 15) Dios de los padres y Señor de la misericordia, que con tu palabra hiciste todas las cosas, y en tu sabiduría formaste al hombre, para que dominase sobre tus criaturas, y para regir el mundo con santidad y justicia, y para administrar justicia con rectitud de corazón. Dame la sabiduría asistente de tu trono y no me excluyas del número de tus siervos, porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva, hombre débil y de pocos años, demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes. Pues, aunque uno sea perfecto entre los hijos de los hombres, sin la sabiduría, que procede de ti, será estimado en nada. Contigo está la sabiduría, conocedora de tus obras, que te asistió cuando hacías el mundo, y que sabe lo que es grato a tus ojos y lo que es recto según tus preceptos. Mándala de tus santos cielos, y de tu trono de gloria envíala, para que me asista en mis trabajos y venga yo a saber lo que te es grato. Porque ella conoce y entiende todas las cosas, y me guiará prudentemente en mis obras, y me guardará en su esplendor. Fuera del tiempo pascual: Ant. Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos. Tiempo pascual: Ant. Edificaste, Señor, un templo y un altar en tu monte santo. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: La fidelidad del Señor dura por siempre. Tiempo pascual: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Aleluya. Salmo 116 Invitación universal a la alabanza divina Los gentiles alaban a Dios por su misericordia (cf. Rm 15, 9) Alabad al Señor, todas las naciones; aclamadlo, todos los pueblos. Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. Fuera del tiempo pascual: Ant. La fidelidad del Señor dura por siempre. Tiempo pascual: Ant. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Aleluya. LECTURA BREVE: Flp 2, 14-15 Cualquier cosa que hagáis, sea sin protestas ni discusiones: así seréis irreprochables y limpios, hijos de Dios sin tacha, en medio de una gente torcida y depravada, entre la cual brilláis como lumbreras del mundo. RESPONSORIO BREVE R/. A ti grito, Señor. * Tú eres mi refugio. A ti grito. V/. Y mi lote en el país de la vida. * Tú eres mi refugio. Gloria al Padre. A ti grito. Benedictus, ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. PRECES Invoquemos a Dios, que colocó a María, madre de Cristo, por encima de todas las criaturas celestiales y terrenas, diciendo con filial confianza: Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos. Padre de misericordia, te damos gracias porque nos has dado a María como madre y ejemplo; - santifícanos, por su intercesión. Tú que hiciste que María meditara tus palabras, guardándolas en su corazón, y fuera siempre fidelísima esclava tuya, - por su intercesión, haz que también nosotros seamos, de verdad, siervos y discípulos de tu Hijo. Tú que quisiste que María concibiera por obra del Espíritu Santo; - por intercesión de María, otórganos los frutos de este mismo Espíritu. Tú que diste fuerza a María para permanecer junto a la cruz, y la llenaste de alegría con la resurrección de tu Hijo; - por intercesión de María, confórtanos en la tribulación y reanima nuestra esperanza. Concluyamos nuestras súplicas con la oración que el mismo Señor nos enseñó: Padre nuestro. Oración Oh Dios, fuente y origen de nuestra salvación, haz que, mientras dura nuestra vida aquí en la tierra, te alabemos incesantemente y podamos así participar un día en la alabanza eterna del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
SALMODIA Antífona 1 Domingo IV de Adviento: Mirad: vendrá el deseado de todos los pueblos, y se llenará de gloria la casa del Señor. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón. Aleluya. Tiempo ordinario: Desead la paz a Jerusalén. Salmo 121 La ciudad santa de Jerusalén Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Hb 12, 22) ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios». Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo». Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. Domingo IV de Adviento: Ant. Mirad: vendrá el deseado de todos los pueblos, y se llenará de gloria la casa del Señor. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Ant. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Desead la paz a Jerusalén. Antífona 2 Domingo IV de Adviento: Ven, Señor, y no tardes: perdona los pecados de tu pueblo, Israel. Domingo IV de Pascua: Con tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Desde la aurora hasta la noche, mi alma aguarda al Señor. Salmo 129 Desde lo hondo a ti grito, Señor Él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1, 21) Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de mis delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. Domingo IV de Adviento: Ant. Ven, Señor, y no tardes: perdona los pecados de tu pueblo, Israel. Domingo IV de Pascua: Ant. Con tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Desde la aurora hasta la noche, mi alma aguarda al Señor. Antífona 3 Domingo IV de Adviento: Mirad: se cumple ya el tiempo en el que Dios envía a su Hijo al mundo. Domingo IV de Pascua: ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. Cántico: Flp 2, 6-11 Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Domingo IV de Adviento: Ant. Mirad: se cumple ya el tiempo en el que Dios envía a su Hijo al mundo. Domingo IV de Pascua: Ant. ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. LECTURA BREVE: 2 P 1, 19-21 Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones. Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales; porque ninguna predicción antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios, movidos por el Espíritu Santo. RESPONSORIO BREVE R/. De la salida del sol hasta su ocaso. * Alabado sea el nombre del Señor. De la salida. V/. Su gloria sobre los cielos. * Alabado sea el nombre del Señor. Gloria al padre. De la salida. PRECES Invoquemos a Cristo, alegría de cuantos se refugian en él, y digámosle: Míranos y escúchanos, Señor. Testigo fiel y primogénito de entre los muertos, que nos has librado de nuestros pecados por tu sangre, - no permitas que olvidemos nunca tus beneficios. Haz que aquéllos a quienes elegiste como mensajeros de tu Evangelio - sean siempre fieles y celosos administradores de los misterios del reino. Rey de la paz, concede abundantemente tu Espíritu a los que gobiernan las naciones, - para que atiendan con interés a los pobres y postergados. Sé ayuda para cuantos son víctimas de cualquier segregación por causa de su raza, color, condición social, lengua o religión, - y haz que todos reconozcan su dignidad y respeten sus derechos. A los que han muerto en tu amor, dales también parte en tu felicidad, - con María y con todos los santos. Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir: Padre nuestro.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
Laudes y visperas de 2025-11-08:
LAUDES
SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables. Tiempo pascual: Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Aleluya. Salmo 118, 145-152 XIX (Coph) Te invoco de todo corazón: respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes; a ti grito: sálvame, y cumpliré tus decretos; me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras. Mis ojos se adelantan a las vigilias, meditando tu promesa; escucha mi voz por tu misericordia, con tus mandamientos dame vida; ya se acercan mis inicuos perseguidores, están lejos de tu voluntad. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables; hace tiempo comprendí que tus preceptos los fundaste para siempre. Fuera del tiempo pascual: Ant. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables. Tiempo pascual: Ant. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos. Tiempo pascual: Edificaste, Señor, un templo y un altar en tu monte santo. Aleluya. Cántico: Sb 9, 1-6. 9-11 Dame, Señor, la sabiduría Os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente... ningún adversario vuestro (Lc 21, 15) Dios de los padres y Señor de la misericordia, que con tu palabra hiciste todas las cosas, y en tu sabiduría formaste al hombre, para que dominase sobre tus criaturas, y para regir el mundo con santidad y justicia, y para administrar justicia con rectitud de corazón. Dame la sabiduría asistente de tu trono y no me excluyas del número de tus siervos, porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva, hombre débil y de pocos años, demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes. Pues, aunque uno sea perfecto entre los hijos de los hombres, sin la sabiduría, que procede de ti, será estimado en nada. Contigo está la sabiduría, conocedora de tus obras, que te asistió cuando hacías el mundo, y que sabe lo que es grato a tus ojos y lo que es recto según tus preceptos. Mándala de tus santos cielos, y de tu trono de gloria envíala, para que me asista en mis trabajos y venga yo a saber lo que te es grato. Porque ella conoce y entiende todas las cosas, y me guiará prudentemente en mis obras, y me guardará en su esplendor. Fuera del tiempo pascual: Ant. Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos. Tiempo pascual: Ant. Edificaste, Señor, un templo y un altar en tu monte santo. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: La fidelidad del Señor dura por siempre. Tiempo pascual: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Aleluya. Salmo 116 Invitación universal a la alabanza divina Los gentiles alaban a Dios por su misericordia (cf. Rm 15, 9) Alabad al Señor, todas las naciones; aclamadlo, todos los pueblos. Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. Fuera del tiempo pascual: Ant. La fidelidad del Señor dura por siempre. Tiempo pascual: Ant. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Aleluya. LECTURA BREVE: Flp 2, 14-15 Cualquier cosa que hagáis, sea sin protestas ni discusiones: así seréis irreprochables y limpios, hijos de Dios sin tacha, en medio de una gente torcida y depravada, entre la cual brilláis como lumbreras del mundo. RESPONSORIO BREVE R/. A ti grito, Señor. * Tú eres mi refugio. A ti grito. V/. Y mi lote en el país de la vida. * Tú eres mi refugio. Gloria al Padre. A ti grito. Benedictus, ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. PRECES Invoquemos a Dios, que colocó a María, madre de Cristo, por encima de todas las criaturas celestiales y terrenas, diciendo con filial confianza: Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos. Padre de misericordia, te damos gracias porque nos has dado a María como madre y ejemplo; - santifícanos, por su intercesión. Tú que hiciste que María meditara tus palabras, guardándolas en su corazón, y fuera siempre fidelísima esclava tuya, - por su intercesión, haz que también nosotros seamos, de verdad, siervos y discípulos de tu Hijo. Tú que quisiste que María concibiera por obra del Espíritu Santo; - por intercesión de María, otórganos los frutos de este mismo Espíritu. Tú que diste fuerza a María para permanecer junto a la cruz, y la llenaste de alegría con la resurrección de tu Hijo; - por intercesión de María, confórtanos en la tribulación y reanima nuestra esperanza. Concluyamos nuestras súplicas con la oración que el mismo Señor nos enseñó: Padre nuestro. Oración Oh Dios, fuente y origen de nuestra salvación, haz que, mientras dura nuestra vida aquí en la tierra, te alabemos incesantemente y podamos así participar un día en la alabanza eterna del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
PRIMERAS VÍSPERAS DEL DOMINGO
SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)SALMODIA Antífona 1 Domingo IV de Adviento: Mirad: vendrá el deseado de todos los pueblos, y se llenará de gloria la casa del Señor. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón. Aleluya. Tiempo ordinario: Desead la paz a Jerusalén. Salmo 121 La ciudad santa de Jerusalén Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Hb 12, 22) ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios». Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo». Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. Domingo IV de Adviento: Ant. Mirad: vendrá el deseado de todos los pueblos, y se llenará de gloria la casa del Señor. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Ant. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Desead la paz a Jerusalén. Antífona 2 Domingo IV de Adviento: Ven, Señor, y no tardes: perdona los pecados de tu pueblo, Israel. Domingo IV de Pascua: Con tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Desde la aurora hasta la noche, mi alma aguarda al Señor. Salmo 129 Desde lo hondo a ti grito, Señor Él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1, 21) Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de mis delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. Domingo IV de Adviento: Ant. Ven, Señor, y no tardes: perdona los pecados de tu pueblo, Israel. Domingo IV de Pascua: Ant. Con tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Desde la aurora hasta la noche, mi alma aguarda al Señor. Antífona 3 Domingo IV de Adviento: Mirad: se cumple ya el tiempo en el que Dios envía a su Hijo al mundo. Domingo IV de Pascua: ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. Cántico: Flp 2, 6-11 Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Domingo IV de Adviento: Ant. Mirad: se cumple ya el tiempo en el que Dios envía a su Hijo al mundo. Domingo IV de Pascua: Ant. ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. LECTURA BREVE: 2 P 1, 19-21 Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones. Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales; porque ninguna predicción antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios, movidos por el Espíritu Santo. RESPONSORIO BREVE R/. De la salida del sol hasta su ocaso. * Alabado sea el nombre del Señor. De la salida. V/. Su gloria sobre los cielos. * Alabado sea el nombre del Señor. Gloria al padre. De la salida. PRECES Invoquemos a Cristo, alegría de cuantos se refugian en él, y digámosle: Míranos y escúchanos, Señor. Testigo fiel y primogénito de entre los muertos, que nos has librado de nuestros pecados por tu sangre, - no permitas que olvidemos nunca tus beneficios. Haz que aquéllos a quienes elegiste como mensajeros de tu Evangelio - sean siempre fieles y celosos administradores de los misterios del reino. Rey de la paz, concede abundantemente tu Espíritu a los que gobiernan las naciones, - para que atiendan con interés a los pobres y postergados. Sé ayuda para cuantos son víctimas de cualquier segregación por causa de su raza, color, condición social, lengua o religión, - y haz que todos reconozcan su dignidad y respeten sus derechos. A los que han muerto en tu amor, dales también parte en tu felicidad, - con María y con todos los santos. Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir: Padre nuestro.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.



