21-12-2025 Domingo, IV semana - adviento
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Liturgia de las Horas

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Adviento, IV.
Laudes y visperas de 2025-12-21:

LAUDES

SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)
SALMODIA Antífona 1 Domingo IV de Adviento: Tocad la trompeta en Sión, porque está cerca el día del Señor. Mirad: viene a salvarnos. Aleluya. Domingo IV de Pascua: No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Aleluya. Tiempo ordinario: Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia. Aleluya. Salmo 117 Himno de acción de gracias después de la victoria Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular (Hch 4, 11) Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. En el peligro grité al Señor, y me escuchó, poniéndome a salvo. El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre? El Señor está conmigo y me auxilia, veré la derrota de mis adversarios. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban cerrando el cerco, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé. Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos: «La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa.» No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte. Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. - Ésta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. - Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. - Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina. - Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Domingo IV de Adviento: Ant. Tocad la trompeta en Sión, porque está cerca el día del Señor. Mirad: viene a salvarnos. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Ant. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia. Aleluya. Antífona 2 Domingo IV de Adviento: Vendrá el Señor, salid a su encuentro, diciendo: «Grande es tu origen, y tu reino no tendrá fin: Dios fuerte, dominador, príncipe de la paz.» Aleluya. Domingo IV de Pascua: Bendito tu nombre, santo y glorioso. Aleluya. Tiempo ordinario: Aleluya. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. Aleluya. Cántico: Dn 3, 52-57 Que la creación entera alabe al Señor ¡Bendito el Creador por siempre! (Rm 1, 25) Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito tu nombre, santo y glorioso: a él gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres en el templo de tu santa gloria: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres sobre el trono de tu reino: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres en la bóveda del cielo: a ti honor y alabanza por los siglos. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Domingo IV de Adviento: Ant. Vendrá el Señor, salid a su encuentro, diciendo: «Grande es tu origen, y tu reino no tendrá fin: Dios fuerte, dominador, príncipe de la paz.» Aleluya. Domingo IV de Pascua: Ant. Bendito tu nombre, santo y glorioso. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Aleluya. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. Aleluya. Antífona 3 Domingo IV de Adviento: Tu Palabra omnipotente, Señor, vendrá desde su trono real. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Dad gloria a nuestro Dios; sus obras son perfectas, sus caminos son justos. Aleluya. Tiempo ordinario: Todo ser que alienta alabe al Señor. Aleluya. Salmo 150 Alabad al Señor Salmodiad con el espíritu, salmodiad con toda vuestra mente, es decir, glorificad a Dios con el cuerpo y con el alma (Hesiquio) Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su fuerte firmamento. Alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza. Alabadlo tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras, alabadlo con tambores y danzas, alabadlo con trompas y flautas, alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos vibrantes. Todo ser que alienta alabe al Señor. Domingo IV de Adviento: Ant. Tu Palabra omnipotente, Señor, vendrá desde su trono real. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Ant. Dad gloria a nuestro Dios; sus obras son perfectas, sus caminos son justos. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Todo ser que alienta alabe al Señor. Aleluya. LECTURA BREVE: 2 Tm 2, 8. 11-13 Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo. RESPONSORIO BREVE R/. Te damos gracias, oh Dios. * Invocando tu nombre. Te damos gracias. V/. Contando tus maravillas. * Invocando tu nombre. Gloria al Padre. Te damos gracias. PRECES Dios nos ama y sabe lo que nos hace falta; aclamemos, pues, su poder y su bondad, abriendo, gozosos, nuestros corazones a la alabanza: Te alabamos, Señor, y confiamos en ti. Te bendecimos, Dios todopoderoso, Rey del universo, porque a nosotros, injustos y pecadores, nos has llamado al conocimiento de la verdad; - haz que te sirvamos con santidad y justicia. Vuélvete hacia nosotros, oh Dios, tú que has querido abrirnos la puerta de tu misericordia, - y haz que nunca nos apartemos del camino que lleva a la vida. Ya que hoy celebramos la resurrección del Hijo de tu amor, - haz que este día transcurra lleno de gozo espiritual. Da, Señor, a tus fieles el espíritu de oración y de alabanza, - para que en toda ocasión te demos gracias. Movidos ahora todos por el mismo Espíritu que nos da Cristo resucitado, acudamos a Dios, de quien somos verdaderos hijos, diciendo: Padre nuestro.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.

SEGUNDAS VÍSPERAS DEL DOMINGO

SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * PRIMERAS VÍSPERAS
SALMODIA Antífona 1 Domingo IV de Adviento: Mirad: vendrá el deseado de todos los pueblos, y se llenará de gloria la casa del Señor. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón. Aleluya. Tiempo ordinario: Desead la paz a Jerusalén. Salmo 121 La ciudad santa de Jerusalén Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Hb 12, 22) ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios». Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo». Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. Domingo IV de Adviento: Ant. Mirad: vendrá el deseado de todos los pueblos, y se llenará de gloria la casa del Señor. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Ant. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Desead la paz a Jerusalén. Antífona 2 Domingo IV de Adviento: Ven, Señor, y no tardes: perdona los pecados de tu pueblo, Israel. Domingo IV de Pascua: Con tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Desde la aurora hasta la noche, mi alma aguarda al Señor. Salmo 129 Desde lo hondo a ti grito, Señor Él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1, 21) Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de mis delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. Domingo IV de Adviento: Ant. Ven, Señor, y no tardes: perdona los pecados de tu pueblo, Israel. Domingo IV de Pascua: Ant. Con tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Desde la aurora hasta la noche, mi alma aguarda al Señor. Antífona 3 Domingo IV de Adviento: Mirad: se cumple ya el tiempo en el que Dios envía a su Hijo al mundo. Domingo IV de Pascua: ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. Cántico: Flp 2, 6-11 Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Domingo IV de Adviento: Ant. Mirad: se cumple ya el tiempo en el que Dios envía a su Hijo al mundo. Domingo IV de Pascua: Ant. ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. LECTURA BREVE: 2 P 1, 19-21 Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones. Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales; porque ninguna predicción antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios, movidos por el Espíritu Santo. RESPONSORIO BREVE R/. De la salida del sol hasta su ocaso. * Alabado sea el nombre del Señor. De la salida. V/. Su gloria sobre los cielos. * Alabado sea el nombre del Señor. Gloria al padre. De la salida. PRECES Invoquemos a Cristo, alegría de cuantos se refugian en él, y digámosle: Míranos y escúchanos, Señor. Testigo fiel y primogénito de entre los muertos, que nos has librado de nuestros pecados por tu sangre, - no permitas que olvidemos nunca tus beneficios. Haz que aquéllos a quienes elegiste como mensajeros de tu Evangelio - sean siempre fieles y celosos administradores de los misterios del reino. Rey de la paz, concede abundantemente tu Espíritu a los que gobiernan las naciones, - para que atiendan con interés a los pobres y postergados. Sé ayuda para cuantos son víctimas de cualquier segregación por causa de su raza, color, condición social, lengua o religión, - y haz que todos reconozcan su dignidad y respeten sus derechos. A los que han muerto en tu amor, dales también parte en tu felicidad, - con María y con todos los santos. Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir: Padre nuestro. * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * PRIMERAS VÍSPERAS
SALMODIA Antífona 1 Domingo IV de Adviento: Contemplad cuán glorioso es el que viene a salvar a todos los pueblos. Domingo IV de Pascua: Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Yo mismo te engendré, entre esplendores sagrados, antes de la aurora. Aleluya. Salmo 109, 1-5. 7 El Mesías, Rey y Sacerdote Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1 Co 15, 25) Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.» Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.» El Señor lo ha jurado y no se arrepiente. «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.» El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes. En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza. Domingo IV de Adviento: Ant. Contemplad cuán glorioso es el que viene a salvar a todos los pueblos. Domingo IV de Pascua: Ant. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Yo mismo te engendré, entre esplendores sagrados, antes de la aurora. Aleluya. Antífona 2 Domingo IV de Adviento: Lo torcido se endereza, lo escabroso se iguala: ven, Señor, y no tardes más. Aleluya. Domingo IV de Pascua: En las tinieblas brilla como una luz el que es justo. Aleluya. Tiempo ordinario: Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Salmo 111 Felicidad del justo Caminad como hijos de la luz: toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz (Ef 5, 8-9) Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a sus enemigos. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad. El malvado, al verlo, se irritará, rechinará los dientes hasta consumirse. La ambición del malvado fracasará. Domingo IV de Adviento: Ant. Lo torcido se endereza, lo escabroso se iguala: ven, Señor, y no tardes más. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Ant. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Antífona 3 Domingo IV de Adviento: Se dilatará su principado con una paz sin límites. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios. Aleluya. + Tiempo ordinario: Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya. El cántico siguiente se dice con Aleluya, tal como está aquí, solamente cuando el Oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa. Cántico: Cf. Ap 19, 1-7 Las bodas del Cordero Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, (R/. Aleluya.) + porque sus juicios son verdaderos y justos. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos, (R/. Aleluya.) los que le teméis, pequeños y grandes. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, (R/. Aleluya.) alegrémonos y gocemos y démosle gracias. R/. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Llegó la boda del Cordero, (R/. Aleluya.) su esposa se ha embellecido. R/. Aleluya, (aleluya). Domingo IV de Adviento: Ant. Se dilatará su principado con una paz sin límites. Aleluya. Domingo IV de Pascua: Ant. Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya. Domingo IV de Cuaresma: Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas: que su Mesías tenía que padecer. Cántico: Cf. 1 P 2, 21b-24 La pasión voluntaria de Cristo, el siervo de Dios Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado. Domingo IV de Cuaresma: Ant. Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas: que su Mesías tenía que padecer. LECTURA BREVE: Hb 12, 22-24 Vosotros os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel. RESPONSORIO BREVE R/. Nuestro Señor. * Es grande y poderoso. Nuestro Señor. V/. Su sabiduría no tiene medida. * Es grande y poderoso. Gloria al Padre. Nuestro Señor. PRECES Alegrándonos en el Señor, de quien viene todo don, digámosle: Escucha, Señor, nuestra oración. Padre y Señor de todos, que enviaste a tu Hijo al mundo para que tu nombre fuese glorificado, desde donde sale el sol hasta el ocaso, - fortalece el testimonio de tu Iglesia entre los pueblos. Haznos dóciles a la predicación de los apóstoles, - y sumisos a la verdad de nuestra fe. Tú que amas a los justos, - haz justicia a los oprimidos. Liberta a los cautivos, abre los ojos a los ciegos, - endereza a los que ya se doblan, guarda a los peregrinos. Haz que los que duermen ya el sueño de la paz - lleguen, por tu Hijo, a la santa resurrección. Unidos entre nosotros y con Jesucristo, y dispuestos a perdonarnos siempre unos a otros, dirijamos al Padre nuestra súplica confiada: Padre nuestro.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.