24-11-2025 Lunes, XXXIV semana - tiempo ordinario
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Liturgia de las Horas

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Tiempo ordinario, XXXIV.
Laudes y visperas de 2025-11-24:

LAUDES

SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)
SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Tiempo pascual: Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. Aleluya. + Salmo 41 Deseo del Señor y ansias de contemplar el templo El que tenga sed, y quiera, que venga a beber el agua viva (Ap 22, 17) Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; + tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Las lágrimas son mi pan noche y día, mientras todo el día me repiten: «¿Dónde está tu Dios?». Recuerdo otros tiempos, y desahogo mi alma conmigo: cómo marchaba a la cabeza del grupo, hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta. ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío». Cuando mi alma se acongoja, te recuerdo desde el Jordán y el Hermón y el Monte Menor. Una sima grita a otra sima con voz de cascadas: tus torrentes y tus olas me han arrollado. De día el Señor me hará misericordia, de noche cantaré la alabanza del Dios de mi vida. Diré a Dios: «Roca mía, ¿por qué me olvidas? ¿Por qué voy andando, sombrío, hostigado por mi enemigo?». Se me rompen los huesos por las burlas del adversario; todo el día me preguntan: «¿Dónde está tu Dios?». ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío». Fuera del tiempo pascual: Ant. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Tiempo pascual: Ant. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión. Tiempo pascual: Llena, Señor, a Sión de tu majestad, y al templo, de tu gloria. Aleluya. Cántico: Si 36, 1-7. 13-16 Súplica en favor de la ciudad santa de Jerusalén Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo (Jn 17, 3) Sálvanos, Dios del universo, infunde tu terror a todas las naciones; amenaza con tu mano al pueblo extranjero, para que sienta tu poder. Como les mostraste tu santidad al castigarnos, muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos: para que sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay Dios fuera de ti. Renueva los prodigios, repite los portentos, exalta tu mano, robustece tu brazo. Reúne a todas las tribus de Jacob y dales su heredad como antiguamente. Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre, de Israel, a quien nombraste tu primogénito; ten compasión de tu ciudad santa, de Jerusalén, lugar de tu reposo. Llena a Sión de tu majestad, y al templo, de tu gloria. Fuera del tiempo pascual: Ant. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión. Tiempo pascual: Ant. Llena, Señor, a Sión de tu majestad, y al templo, de tu gloria. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo. Tiempo pascual: La gloria de Dios ilumina la ciudad y su lámpara es el Cordero. Aleluya. Salmo 18 A Alabanza al Dios creador del universo Nos visitará el sol que nace de lo alto, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (Lc 1, 78. 79) El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Allí le ha puesto su tienda al sol: él sale como el esposo de su alcoba, contento como un héroe, a recorrer su camino. Asoma por un extremo del cielo, y su órbita llega al otro extremo: nada se libra de su calor. Fuera del tiempo ordinario: Ant. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo. Tiempo pascual: Ant. La gloria de Dios ilumina la ciudad y su lámpara es el Cordero. Aleluya. LECTURA BREVE: Jr 15, 16 Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, Señor, Dios de los ejércitos. RESPONSORIO BREVE R/. Aclamad, justos, al Señor. * Que merece la alabanza de los buenos. Aclamad. V/. Cantadle un cántico nuevo. * Que merece la alabanza de los buenos. Gloria al Padre. Aclamad. Benedictus, ant. Bendito sea el Señor, porque nos ha visitado y redimido. PRECES Nuestro Salvador ha hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes, para que ofrezcamos sacrificios que Dios acepta. Invoquémosle, pues, diciendo: Consérvanos en tu servicio, Señor. Señor Jesús, sacerdote eterno, que has querido que tu pueblo participara de tu sacerdocio, - haz que ofrezcamos siempre sacrificios espirituales, agradables a Dios. Danos, Señor, la abundancia de los frutos del Espíritu: - la comprensión, la servicialidad, la amabilidad. Haz que aprendamos a amarte y lleguemos a poseerte a ti, que eres el mismo amor, - y que sepamos obrar siempre lo recto, para que también nuestras acciones te glorifiquen. Haz que busquemos siempre el bien de nuestros hermanos - y los ayudemos a progresar en su salvación. Con el gozo que nos da el sabernos hijos de Dios, digamos con confianza: Padre nuestro. Oración Señor, Dios todopoderoso, que nos has hecho llegar al comienzo de este día, sálvanos hoy con tu poder, para que no caigamos en ningún pecado, sino que nuestras palabras, pensamientos y acciones sigan el camino de tus mandatos. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.

VÍSPERAS

SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)
SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia. Tiempo pascual: Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya. Salmo 44 Las nupcias del Rey ¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo! (Mt 25, 6) I Me brota del corazón un poema bello, recito mis versos a un rey; mi lengua es ágil pluma de escribano. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente. Cíñete al flanco la espada, valiente: es tu gala y tu orgullo; cabalga victorioso por la verdad y la justicia, tu diestra te enseñe a realizar proezas. Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden, se acobardan los enemigos del rey. Tu trono, oh Dios, permanece para siempre, cetro de rectitud es tu cetro real; has amado la justicia y odiado la impiedad: por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros. A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos, desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas. Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir. Fuera del tiempo pascual: Ant. Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia. Tiempo pascual: Ant. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: ¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo! Tiempo pascual: Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Aleluya. II Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna; prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu Señor. La ciudad de Tiro viene con regalos, los pueblos más ricos buscan tu favor. Ya entra la princesa, bellísima, vestida de perlas y brocado; la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes, la siguen sus compañeras: las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. «A cambio de tus padres, tendrás hijos, que nombrarás príncipes por toda la tierra». Quiero hacer memorable tu nombre por generaciones y generaciones, y los pueblos te alabarán por los siglos de los siglos. Fuera del tiempo pascual: Ant. ¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo! Tiempo pascual: Ant. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: Cuando llegó el momento culminante, Dios recapituló todas las cosas en Cristo. Tiempo pascual: De su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Aleluya. Cántico: Ef 1, 3-10 El Dios salvador Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. Fuera del tiempo pascual: Ant. Cuando llegó el momento culminante, Dios recapituló todas las cosas en Cristo. Tiempo pascual: Ant. De su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Aleluya. LECTURA BREVE: 1 Ts 22, 13 No cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes. RESPONSORIO BREVE R/. Suba mi oración. * Hasta ti, Señor. Suba. V/. Como incienso en tu presencia. * Hasta ti, Señor. Gloria al Padre. Suba. Magníficat, ant. Proclame siempre mi alma tu grandeza, oh Dios mío. PRECES Glorifiquemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor, y digámosle suplicantes: Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo. Señor Jesús, haz que todos los hombres se salven - y lleguen al conocimiento de la verdad. Guarda con tu protección al papa N. y a nuestro obispo N., - ayúdalos con el poder de tu brazo. Ten compasión de los que buscan trabajo, - y haz que consigan un empleo digno y estable. Sé, Señor, refugio del oprimido - y su ayuda en los momentos de peligro. Te pedimos por el eterno descanso de los que durante su vida ejercieron el ministerio para bien de tu Iglesia: - que también te celebren eternamente en tu reino. Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir: Padre nuestro. Oración Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el trabajo que nosotros, tus pobres siervos, hemos realizado hoy, al llegar al término de este día, acoge nuestra ofrenda de la tarde, en la que te damos gracias por todos los beneficios que de ti hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.