16-10-2025 Jueves, XXVIII semana - tiempo ordinario
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Liturgia de las Horas

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Tiempo ordinario, XXVIII.
Laudes y visperas de 2025-10-16:

LAUDES

SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)
SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia. Tiempo pascual: Por tu nombre, Señor, consérvame vivo. Aleluya. Salmo 142, 1-11 Lamentación y súplica ante la angustia El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2, 16) Señor, escucha mi oración; tú, que eres fiel, atiende a mi súplica, tú, que eres justo, escúchame. No llames a juicio a tu siervo, pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti. El enemigo me persigue a muerte, empuja mi vida al sepulcro, me confina a las tinieblas como a los muertos ya olvidados. Mi aliento desfallece, mi corazón dentro de mí está yerto. Recuerdo los tiempos antiguos, medito todas tus acciones, considero las obras de tus manos y extiendo mis brazos hacia ti: tengo sed de ti como tierra reseca. Escúchame enseguida, Señor, que me falta el aliento. No me escondas tu rostro, igual que a los que bajan a la fosa. En la mañana hazme escuchar tu gracia, ya que confío en ti. Indícame el camino que he de seguir, pues levanto mi alma a ti. Líbrame del enemigo, Señor, que me refugio en ti. Enséñame a cumplir tu voluntad, ya que tú eres mi Dios. Tu espíritu, que es bueno, me guíe por tierra llana. Por tu nombre, Señor, consérvame vivo; por tu clemencia, sácame de la angustia. Fuera del tiempo pascual: Ant. En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia. Tiempo pascual: Ant. Por tu nombre, Señor, consérvame vivo. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: El Señor hará derivar hacia Jerusalén, como un río, la paz. Tiempo pascual: Volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón. Aleluya. Cántico: Is 66, 10-14a Consuelo y gozo para la ciudad santa La Jerusalén de arriba es libre; ésa es nuestra madre (Ga 4, 26) Festejad a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis, alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto; mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes. Porque así dice el Señor: «Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados. Al verlo, se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado.» Fuera del tiempo pascual: Ant. El Señor hará derivar hacia Jerusalén como un río, la paz. Tiempo pascual: Ant. Volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. Tiempo pascual: El Señor reconstruye Jerusalén y sana los corazones destrozados. Aleluya. Salmo 146 Poder y bondad de Dios A ti, oh Dios, te alabamos; a ti, Señor, te reconocemos Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel; él sana los corazones destrozados, venda sus heridas. Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre. Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida. El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados. Entonad la acción de gracias al Señor, tocad la cítara para nuestro Dios, que cubre el cielo de nubes, preparando la lluvia para la tierra; que hace brotar hierba en los montes, para los que sirven al hombre; que da su alimento al ganado y a las crías de cuervo que graznan. No aprecia el vigor de los caballos, no estima los jarretes del hombre, el Señor aprecia a sus fieles, que confían en su misericordia. Fuera del tiempo pascual: Ant. Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. Tiempo pascual: Ant. El Señor reconstruye Jerusalén y sana los corazones destrozados. Aleluya. LECTURA BREVE: Rm 8, 18-21 Los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. RESPONSORIO BREVE R/. Velando. * Medito en ti, Señor. Velando. V/. Porque fuiste mi auxilio. * Medito en ti, Señor. Gloria al Padre. Velando. Benedictus, ant. Anuncia a tu pueblo, Señor, la salvación, y perdónanos nuestros pecados. PRECES Invoquemos a Dios, de quien viene la salvación para su pueblo, diciendo: Escúchanos, Señor. Bendito seas Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que, en tu gran misericordia, nos has hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, - por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Tú que en Cristo renovaste al hombre, creado a imagen tuya, - haz que seamos imagen de tu Hijo. Derrama en nuestros corazones, lastimados por el odio y la envidia, - tu Espíritu de amor. Concede hoy trabajo a quienes lo buscan, pan a los hambrientos, alegría a los tristes, - a todos la gracia y la salvación. Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto, nos atrevemos a decir: Padre nuestro. Oración Concédenos, Señor, que nos sea siempre anunciada la salvación, para que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, te sirvamos fielmente con santidad y justicia todos nuestros días. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.

VÍSPERAS

SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)
SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: Tú eres, Señor, mi bienhechor, mi refugio donde me pongo a salvo. Tiempo pascual: El Señor es el baluarte donde me pongo a salvo. Aleluya. Salmo 143 Oración por la victoria y la paz Su brazo se adiestró en la pelea cuando venció al mundo; dijo, en efecto: «Yo he vencido al mundo» (S. Hilario) Bendito el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mis dedos para la pelea; mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo, mi escudo y mi refugio, que me somete los pueblos. Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?; ¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos? El hombre es igual que un soplo; sus días, una sombra que pasa. Señor, inclina tu cielo y desciende; toca los montes, y echarán humo; fulmina el rayo y dispérsalos; dispara tus saetas y desbarátalos. Extiende la mano desde arriba: defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas, de la mano de los extranjeros, cuya boca dice falsedades, cuya diestra jura en falso. Fuera del tiempo pascual: Ant. Tú eres, Señor, mi bienhechor, mi refugio donde me pongo a salvo. Tiempo pascual: Ant. El Señor es el baluarte donde me pongo a salvo. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor. Tiempo pascual: Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo. Aleluya. II Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, tocaré para ti el arpa de diez cuerdas: para ti que das la victoria a los reyes, y salvas a David, tu siervo. Defiéndeme de la espada cruel, sálvame de las manos de extranjeros, cuya boca dice falsedades, cuya diestra jura en falso. Sean nuestros hijos un plantío, crecidos desde su adolescencia; nuestras hijas sean columnas talladas, estructura de un templo. Que nuestros silos estén repletos de frutos de toda especie; que nuestros rebaños a millares se multipliquen en las praderas, y nuestros bueyes vengan cargados; que no haya brechas ni aberturas, ni alarma en nuestras plazas. Dichoso el pueblo que esto tiene, dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor. Fuera del tiempo pascual: Ant. Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor. Tiempo pascual: Ant. Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios. Tiempo pascual: Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y siempre. Aleluya. Cántico: Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a El juicio de Dios Gracias te damos, Señor Dios omnipotente, el que eres y el que eras, porque has asumido el gran poder y comenzaste a reinar. Se encolerizaron las gentes, llegó tu cólera, y el tiempo de que sean juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos, los profetas, y a los santos y a los que temen tu nombre, y a los pequeños y a los grandes, y de arruinar a los que arruinaron la tierra. Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por esto, estad alegres, cielos, y los que moráis en sus tiendas. Fuera del tiempo pascual: Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios. Tiempo pascual: Ant. Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y siempre. Aleluya. LECTURA BREVE: Cf. Col 1, 23 Permaneced cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que escuchasteis. Es el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo. RESPONSORIO BREVE R/. El Señor es mi pastor. * Nada me falta. El Señor. V/. En verdes praderas me hace recostar. * Nada me falta. Gloria al Padre. El Señor. Magníficat, ant. A los hambrientos de justicia, el Señor los sacia y colma de bienes. PRECES Invoquemos a Cristo, luz del mundo y alegría de todo ser viviente, y digámosle confiados: Concédenos, Señor, la salud y la paz. Luz indeficiente y Palabra eterna del Padre, que has venido a salvar a todos los hombres, - ilumina a los catecúmenos de la Iglesia con la luz de tu verdad. No lleves cuenta de nuestros delitos, Señor, - pues de ti procede el perdón. Señor, que has querido que la inteligencia del hombre investigara los secretos de la naturaleza, - haz que la ciencia y las artes contribuyan a tu gloria y al bienestar de todos los hombres. Protege, Señor, a los que se han consagrado en el mundo al servicio de sus hermanos; - que, con libertad de espíritu y sin desánimos, puedan realizar su ideal. Señor, que abres y nadie cierra, - lleva a tu luz a los que han muerto con la esperanza de la resurrección. Porque todos nos sabemos hermanos, hijos de un mismo Dios, confiadamente nos atrevemos a decir: Padre nuestro. Oración Acoge benigno, Señor, nuestra súplica vespertina y haz que, siguiendo las huellas de tu Hijo, fructifiquemos con perseverancia en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.