Ana Zugaza, ha estado 42 años dedicada a la enseñanza Secundaria. De estos 42, 25 años volcados fundamentalmente a la gestión, como secretaria, jefa de estudios y directora, «pero sin dejar el aula», matiza. Caso extraordinario e insólito, es el haber sido directora de un Instituto de Secundaria siendo profesora de religión.
En la vida pública, Zugaza ha estado presente en la educación, en la formación de mujeres en procesos de promoción, en el feminismo, y en esta última etapa en la comisión del Defensor del Pueblo, para el análisis y estudio de los abusos sexuales en la Iglesia y el papel de los poderes públicos.
En el ámbito de la Iglesia empezó en la parroquia de San Franciso Javier como catequista de infancia, tarea que después, con los años, se extendió a jóvenes y adultos. Posteriormente, en área de la catequesis, se dedicó a la formación de catequistas y monitores, tanto el sector Abando-Albia como en otras zonas de la Diócesis.
Consejo Pastoral Diocesano
Miembro del Consejo Pastoral de Sector Abando-Albia y de la vicaría III de Bilbao, fue elegida como representante del laicado de la vicaría III de Bilbao, en el Consejo Pastoral Diocesano, donde fue elegida y posteriormente nombrada por el obispo Ricardo Blazquez como vicepresidenta del Consejo Pastoral Diocesano. Fue la primera mujer que ostentó este cargo que, hasta entonces -1996-, siempre lo había ocupado un presbítero.
Perteneció a la comisión diocesana que promovió e inició los planes de formación del laicado de la Diócesis y, posteriormente miembro del equipo de formadores.
Ana ha formado parte de diversas comisiones diocesanas de estudio para asuntos específicos o la redacción de estatutos, directorios, planes, propuestas de reorganización, orientaciones de catequesis, liturgia, formación…
Formación
Zugaza reivindica el papel de las mujeres en todos los sitios, en la vida, en la Iglesia, en la sociedad… «Yo entendía que un elemento importante para poder avanzar en el reconocimiento de las mujeres era la formación. Creo que la formación da autoridad y eso la gente al final también lo reconoce, y en la Iglesia también lo reconoce. Dentro del ámbito eclesiológico, una formación más específica, solo la reciben hombres. Al final, las mujeres que hemos dado ese paso, lo hemos dado porque nos hemos hecho muy conscientes de que hablar de igual a igual en el plano formativo, te da reconocimiento y te da autoridad».