Acaba de finalizar su mes de vacaciones, en el que ha desconectado hasta el teléfono, porque necesitaba un descanso tras su último viaje a Colombia. Allí ha fotografiado el drama del éxodo de miles de venezolanos cruzando la frontera norte y ha plasmado la realidad del nuevo modelo de narcotraficantes que está floreciendo en el país latinoamericano. Vuelve tocado de su primer viaje internacional desde que comenzara la pandemia. Durante este tiempo no ha parado, pero se ha dedicado a fotografiar realidades más cercanas en el estado. Los primeros compases de confinamiento los pasó en IFEMA, plasmando el miedo y la incertidumbre que vivieron las personas que tras infectarse empeoraban de un día para otro sin posibilidad de estar con sus allegados. Se contagió con la COVID-19 y una vez pasado el periodo de rigor, cogió su cámara y comenzó a recorrer diferentes lugares. Vino a la Diócesis de Bilbao en junio del 2020 para inmortalizar algunos momentos únicos: monjas y monjes de clausura viviendo las restricciones, misas grabadas sin fieles, repartos de comida con cita previa…Sin duda, unas imágenes que quedarán para nuestra historia.
La situación de Afganistán, una sorpresa
Se muestra sorprendido por el cariz de los acontecimientos en Afganistán, «no era evidente» que ocurriera esto. Estuvo hace diez años y tenía previsto volver para fotografiar el cambio que habían experimentado aquéllos niños y niñas que fotografió en una zona rural, frontera con Pakistán y donde aún vivían con miedo a la presencia talibán. Considera que durante la ocupación estadounidense habían mejorado las cosas y «se respiraba otra atmósfera«, más notoria en las urbes que en las poblaciones pequeñas. «Uno de los avances que se advertía era que las niñas podían estudiar hasta cuarto de secundaria o que pude sacarle fotografías a cara descubierta«.
Alvaro Ybarra se centra en una de las claves de la situación: las tribus, las etnias, los grupos…tienen un gran poder en el país, por lo tanto, el reto de formar un estado «era una ilusión» desde el primer momento. «No ha habido una democracia consolidada».
Sobre su consideración en torno a la ocupación responde que «es difícil valorar con los ojos de hoy lo que ocurrió hace dos décadas. El 11-S marcó un hito y Afganistán era uno de los principales refugios de Al Qaeda. Sin embargo, hay violaciones de derechos humanos en muchos otros países y no se ha intervenido«. Subraya que si en su día tomaron una decisión «ahora no se puede dejar a la población a medias. Va a quedar una gran cicatriz y nuestro modelo de entender el mundo quvalaeda en entredicho».
«Una nueva generación de afganos se pierde en un presente sin futuro», expresa al finalizar su crónica para ABC Álvaro Ybarra, un bilbaíno para quien no hay fronteras y que con su objetivo busca «entender quiénes somos como especie y el mundo en el que vivimos» y que, con su fotografía, nos enseña a «aprender el valor de lo diferente y aceptar nuestra pluralidad».
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