Antonio participó en algunas campañas de pesca. «Tenía una relación personal con los arrantzales cuando desembarcaban. Muchas navieras solicitaban los servicios religiosos. Me enrolaba en la embarcación y hasta seguía con ellos hasta llegar a puerto». Recuerda con cariño la experiencia y el servicio que se prolongó durante unos años hasta que pasó el testigo a los frailes franciscanos.
Las reflexiones diarias del Evangelio y las charlas del cura eran algo habitual en alta mar en un tiempo en el que rezar era más habitual. Antonio entiende el sacerdocio ligado a la sociedad y valora «la tolerancia y el respeto» como algunas de las cuestiones que se empeñó en inculcar durante el tiempo en el que estuvo ejerciendo de presbítero en alta mar.
Celebración junto con sus compañeros
Hoy, Antonio celebrará un día de fiesta junto con más presbíteros que recuerdan hoy en comunión el aniversario de su ordenación. Tras la eucaristía, presidida por el obispo, comerán en la Casa de Espiritualidad de Begoña.