El 25 de noviembre, día internacional contra la violencia hacia las mujeres es la mejor fecha para volver a incidir en esta lacra que lejos de erradicarse sigue demasiado presente en nuestra sociedad. Las delegaciones diocesanas en su nota para esta jornada recuerdan especialmente a Maguette Mbeugou, que fue asesinada en Bilbao, por su marido, el pasado mes de septiembre. “Como Maguette en el Estado, en lo que va de año 51 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas, en total 971 desde el 1 de enero de 2003, cuando empezaron a contabilizarse. Hasta 33 menores han quedado huérfanos y 27 niños y niñas han sido asesinados por violencia machista desde 2013. Se estima que el 35 % de las mujeres del mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental una persona distinta en algún momento de su vida”, recuerdan en el mensaje.
Las delegaciones inciden en que la violencia contra las mujeres no se reduce a una cultura, región o país específico, ni a grupos particulares de mujeres en la sociedad. “Las raíces de la violencia contra la mujer yacen en la discriminación persistente contra las mujeres” y que, como Iglesia, estamos llamados a propiciar un cambio social y cultural, generando relaciones de igualdad. “Queremos que las mujeres víctimas de la violencia nos sientan radical, afectiva y efectivamente a su lado, mostrando nuestro firme compromiso de ser una comunidad transformada por el Dios manifestado en Jesús, que es amor liberador, uniendo esfuerzos con otros colectivos en la denuncia y reivindicación de medidas a favor de las víctimas de la violencia y de su prevención”.
También el Papa Francisco insiste en que “No podemos «naturalizar» la violencia, tomarla como algo natural. No, no se naturaliza la violencia hacia las mujeres, sosteniendo una cultura machista que no asume el rol protagónico de la mujer dentro de nuestras comunidades. No nos es lícito mirar para otro lado, hermanos, y dejar que tantas mujeres, especialmente adolescentes sean «pisoteadas» en su dignidad”.