El Consejo de Comunidades trata el tema de la transmisión de la fe en su XXIV Asamblea

Es un tema capital para el futuro de la fe, pero a su vez un tanto complejo, dados los diversos rostros que hoy presenta la familia y, aún en el caso de “la familia cristiana tradicional”, las múltiples influencias que ella recibe del entorno sociocultural y que condicionan su fecundidad cristiana. En la asamblea, se contó con el testimonio de  Mª Dolores López Guzmán, madre de familia, Licenciada en Filología Hispánica y en Teología y profesora en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas a Distancia “San Agustín”. Entre sus publicaciones destacan Cuando vayas a orar, Donde la maternidad se vuelve canto, Apuntes para una teología de la maternidad y La desnudez de Dios y sus artículos habituales en Sal Terrae, Razón y Fe y otras revistas de pensamiento cristiano.
En una sugerente ponencia situó a los asistentes en el contexto ambiguo en el que se mueve lo que entendemos por transmisión de la fe y los retos específicos que ella plantea a la sociedad actual. Definió a Dios como un Dios familiar, el Dios de nuestros padres y el Dios de Jesús, que al mismo tiempo es un Dios generador de familia llamándola a la universalidad. Sugirió finalmente recursos y razones para trasmitir esa fe, poniendo los pilares de la vida familiar a la luz del Evangelio en la educación y el crecimiento, la pluralidad en diálogo y libertad, y la opción preferencial por los pobres desde la pobreza.
En la segunda parte del encuentro, se expusieron las diferentes experiencias de transmisión como el “ministerio familiar” que la Comunidad Itaka encomienda a algunas personas casadas de entre sus miembros, el papel de las familias de las comunidades del Camino Neocatecumenal en dicha transmisión y, en concreto, el de la figura del “didascalo” que ayuda a sus matrimonios en dicho proceso.
La posterior rueda de preguntas demostró que el tema interesa cada día más a quienes siguen  constatando la necesidad urgente de buscar soluciones para que la cadena de transmisión no acabe por romperse. La Eucaristía, sencilla y profunda que presidió el Vicario José Luis Achotegui, sirvió de colofón para este encuentro que año tras año da muestras elocuentes de que la comunión eclesial no es una utopía, sino un camino a recorrer con la ayuda del Espíritu.