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04.06.2019
Ha tenido lugar esta mañana en el pabellón de Miribilla

El delegado de diálogo interreligioso invitado al acto de fin del Ramadán

Miguel Ángel Esnaola, delegado diocesano de diálogo interreligioso de la Diócesis de Bilbao ha participado como invitado, esta mañana en la fiesta del Eid al Fitr o fin del Ramadán, conocida también como la fiesta pequeña (la gran fiesta es el Aid al Kebir o “sacrificio del Cordero”). La celebración del Eid al-Fitr es comparable en la Iglesia Católica, en cierta medida, con la fiesta de Navidad. En la comunidad musulmana en este día se hacen regalos, las casas se decoran, la gente usa ropa nueva y se preparan platos tradicionales para compartir con los allegados.

Los musulmanes han comenzado el día orando en la mezquita, realizando el zakat al-fitr (colecta para los más pobres) y es tradición que la gente se visite mutuamente para desearse un feliz día del Eid-al-Fitr, mientras prueban los pastelillos y demás delicias culinarias previstas para la ocasión.

Miguel Ángel Esnaola ha sido invitado en calidad de miembro de la mesa de diversidad religiosa del Ayuntamiento de Bilbao y también ha asistido Itziar Urtasun, que es la concejala que preside la mesa, así como otros responsables institucionales.

“La pluralidad es una oportunidad”

Este es el cuarto año que se celebra esta ceremonia conjunta, en la que el concejal delegado del área de seguridad y ciudadanía del ayuntamiento de Bilbao, Tomas del Hierro, ha resaltado que la realidad de Bilbao no se puede entender sin la diversidad, que la pluralidad es una oportunidad y ha subrayado, así mismo la unidad “humana y espiritual”.

El Imam de Rekalde ha resaltado que el trabajo conjunto que están realizando con la Delegación para el Diálogo Interreligioso “es un alimento de base. Estamos –ha dicho- ante un trabajo largo por vivir y trasmitir a la gente que somos hermanos y no hay fronteras entre nosotros. El fruto de nuestros encuentros se verá con el tiempo. Cultivamos una planta que ante todo necesita creer desde la raíz. En nuestra relación la motivación principal es el amor de Dios, no es algo diplomático, sino muy auténtico, que bien del corazón. Es como un río que fluye y en sus aguas estamos”.