Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia explican que uno de los mayores males que afectan a nuestra sociedad es el individualismo exasperado, «que nos lleva a idolatrar el propio ego». Y que de ello surge la soledad «y tantas formas de pobrezas afectivas, consecuencia de aislamientos y rupturas y la ausencia de verdadero diálogo y compañía».
En su mensaje para este día, destacan que la vivencia de la comunión familiar es un verdadero antídoto contra este mal tan característico de nuestro tiempo, ya que «la familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas y su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la comunión con el empeño constante de desarrollar una auténtica comunidad de personas”.
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