Es la segunda encíclica del Papa en dos años y medio de pontificado tras “Deus charitas est” (Dios es amor), dada a conocer en enero de 2006. En el documento de 77 páginas, llama a recobrar la Fe en el futuro en clave cristiana para dar sentido al progreso técnico y a la libertad. Es un tratado sobre la virtud de la esperanza y el sentido de la vida del hombre en la Historia, vistos a la luz de la fe, de la libertad, la oración o el sufrimiento.
En su encíclica, el Papa afirma que sin la ética el progreso es “una amenaza para el hombre y para el mundo” y pide que tanto los creyentes como el mundo en general recuperen la confianza tras el fracaso de las ideologías del siglo XX basadas en la razón y el progreso. Según Benedicto XVI, la esperanza para el cristiano no es un simple deseo, sino una persona, que es Cristo y “recibir esperanza significa conocer al Dios verdadero”.