En el barrio Eleizondo, de Zeanuri celebrarán la festividad de San Valentín, un año más, de una manera única en el territorio. Como es tradición, el primer domingo posterior a la festividad, se trasladará la imagen del santo desde su ubicación habitual hasta la ermita de la Piedad. Allí medirán la encina, tal y como se realiza desde hace 66 años .
La novedad de este año es que, además de los actos habituales, en esta ocasión, se recuperará el volteo de las campanas de la parroquia Andra Mari. Una práctica que no se realizaba desde 1994. Precisamente, serán los dos hijos del último campanero quienes repiquen las campanas. Las personas que quieran tendrán la oportunidad de subir al campanario y disfrutar de la tradición en vivo, a las 11:00 y a las 11:30 h., antes de que comience la misa.
🔔 Iñaki Lejarza cede por un día el legado de campanero a sus dos hijos en Zeanuri
— DEIA (@deia_eus) February 13, 2025
➡ El domingo, Pedro y José Antonio tocarán a mano las campanas de Andra Mari como hizo su padre 46 años https://t.co/p2wNECxotk
El toque de campanas, Patrimonio Cultural Inmaterial
El toque manual de campanas forma parte, desde el año 2022, de la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.
En el tomo del Atlas Etnográfico de Vasconia dedicado a los ritos funerarios, se ofrecen algunos datos en torno al lenguaje de los tañidos en nuestra geografía. Tradicionalmente, los toques de campana que se hacían sonar después de un fallecimiento «no sólo comunicaban la muerte de una persona sino que, además, aportaban información sobre su edad». Se podía saber si se trataba de un niño o un adulto, su sexo y también si el fallecido era sacerdote o si pertenecía a una cofradía.
En Muskiz (B), al igual que en la mayoría de las localidades, este toque se ejecutaba a mano, o sea, cogiendo el badajo con la mano y golpeándolo contra la campana. Se tañía un repiquete y después de pasar unos segundos se daban dos golpes secos si era mujer y tres si era hombre.
En Gorozika los hil-tokadak consistían en cuatro golpes realizados con dos campanas de distinto tamaño en el orden siguiente: primero uno con la grande, después dos con la pequeña y, por último, otro con la grande. A veces, se tocaban las dos campanas a la vez dando tres campanadas fuertes para indicar que el difunto era un hombre y dos para una mujer.
Cuando en Karrantza, la fallecida era una mujer se finalizaba el toque a muerto con dos campanadas y si era hombre con tres.