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23.10.2019
Cinco personas de la Fundación Miranda, de Barakaldo

En la Audiencia del Papa gracias al programa “Último deseo”

El programa 'Último Deseo' de la Fundación Miranda, de Barakaldo, presidida por el presbítero diocesano Jokin Perea, está haciendo posible que se cumpla el “último deseo” de algunos de sus residentes. Hoy Charo, Severino, Encarnación, Amparo y Ángela han participado en la Audiencia General del Papa Francisco, en el Vaticano, tras una solicitud de la propia Fundación para hacer posible que se cumpliese la ilusión de estas cinco personas, que, desde el momento en que se lo comunicaron, se sintieron “muy afortunadas y con una enorme ilusión renovada” previa al viaje, que ha hecho que vivan estos días “como niños con zapatos nuevos”.

Hoy han podido ver al Papa Francisco y asistir a la Audiencia General, en la plaza de San Pedro del Vaticano. Un momento inolvidable y emocionante que se acrecienta porque los miembros del grupo no pensaban, a estas alturas, casi ni en salir de la residencia, mucho menos en hacer un vuelo internacional y muchísimo menos ver al Papa Francisco tan de cerca. Cinco residentes y cinco miembros del personal de la residencia viajaron ayer a Roma y esta mañana han asistido a la Audiencia General. “Estaban con una ilusión desbordante”, destaca el director de la institución Rafael Carriegas.

Último deseo

Iván Lorente y Leire Acha, psicólogo y responsable de Promoción de la Fundación, respectivamente, son dos de las personas que han acompañado esta aventura y dos de los principales artífices del proyecto que ha llenado de ilusión a los cinco.

El proyecto “Último Deseo” es una iniciativa de la Fundación Miranda con la que pretenden hacer posibles deseos “casi imposibles” y desde luego muy improbables a estas alturas de la vida de sus destinatarios. Hasta el momento han conseguido que, por ejemplo, un hombre de 90 años en silla de ruedas volviese a caminar gracias a un exoesqueleto, o que un residente de 83 años y problemas de memoria, pudiese volver al Gorbea, a través de un dispositivo especial que implicó a una docena de personas que le ayudaron a subir a la cumbre de su cima favorita. Además, una residente de 99 años, gran colaboradora de Misiones durante toda su vida, pudo conocer al superior de las misiones Salesianas, que viajó hasta Barakaldo para pasar un día con ella. Otra mujer de 89 años pudo volver a su pueblo, después de medio siglo sin pisarlo y, en esta ocasión, cinco han sido las personas que cumplido un “gran deseo” en el que la institución ha querido subrayar la importancia que se da en la residencia a la atención pastoral y espiritual, que forma parte del programa diario de este centro de atención a mayores en Barakaldo.