En el encuentro de ayer en Algorta, también trabajaron en la idea «del árbol» y de cómo las familias a veces se sienten a la intemperie «queremos extender nuestras raíces para sentirnos unidos y poder hacer bosque, donde ser familia sea más fácil, donde podamos hablar de un nosotros en lugar de un yo y que eso sea posible».
Prepararon varios juegos y una dinámica con el árbol del agradecimiento, en el que iban poniendo los frutos por los que se sentían agradecidos «tambien hemos hecho las raíces, es decir, qué es o qué nos apoya, qué es lo que nos da fuerza y que necesitamos en la tierra para ser familia y para vivir como familias».
Finalizaron con una eucaristía concelebrada por Javi Garai e Iñaki Loinaz, tras la que compartieron un picoteo.
Semillas de esperanza
«Esperamos -dicen con ilusión desde la organización- poderlo organizar el próximo curso con más tiempo y añadir mas actividades para los adultos, no sólo para los niños y las niñas y crear un espacio de diálogo entre adultos, mientras los niños están jugando. Agradecemos a todas las catequistas que han venido a apoyar y nos quedamos con el evangelio de Juan y con ese lema y ese gesto que hemos entregado a las familias: Un papel con una semillas y con la frase; Somos semilla de esperanza».