Con motivo de esta jornada los obispos de la comisión episcopal de migraciones han escrito un documento en el que abogan por el diálogo, incluso interreligioso, con los emigrantes, ya que consideran que son una riqueza para el país y niegan que sean “un peligro o una amenaza”.
La Conferencia Episcopal ha hecho público un documento, firmado por la Comisión Episcopal de Migraciones que preside el Obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez, en el que se dice que la emigración no puede ser contemplada únicamente “como una realidad puramente numérica o de rentabilidad económica, o como un problema, sin más”. A su juicio, los inmigrantes no pueden ser “simplemente mano de obra barata que sostiene nuestra economía, sino ciudadanos de igual dignidad y con los mismos derechos y deberes que los autóctonos, capaces de integrarse plenamente en nuestra sociedad”. …La presencia de los inmigrantes entre nosotros, su trabajo y su aportación positiva en diversos aspectos, también en el religioso, a nuestra sociedad y a nuestra iglesia es una autentica riqueza, por la que hemos de dar gracias a Dios y a los propios inmigrantes».
En las dos últimas décadas “España ha pasado de ser un país de emigración a un país de inmigración”. Según las cifras, en la actualidad la población extranjera ha sobrepasado los tres millones y medio, con un porcentaje sobre la población total del 8.4%. “La presencia de personas de otras religiones, y muy especialmente del Islam, entre nosotros ha de ser considerada como una interpelación y una oportunidad”.
Más en concreto y ante esta presencia, los obispos invitan “a vencer todo prejuicio étnico, cultural, político y religioso que tengamos, principalmente hacia los inmigrantes económicos, que son los que más sufren las terribles consecuencias de estas barreras que levantamos y que dejamos muchas veces voluntariamente levantadas y que tendremos que ir derribando. ¿De qué manera? Empezar por acercarse a ellos, conocerlos, valorarlos, respetar su diversa forma de ser, su cultura, su religión, etc., interesarse por sus historias personales y familiares sus expectativas, sus dificultades para integrarse en nuestra sociedad, y aceptar a los diferentes como iguales en su dignidad como personas y en sus derechos fundamentales”.
El documento completo se puede conseguir en la página de la Conferencia Episcopal www.conferenciaepiscopal.es