Estibaliz Barrón recibe la distinción de Ilustre de Bilbao 2020, «por su compromiso con los valores de la solidaridad y la ayuda a las personas más vulnerables de Bilbao”.
Totalmente entregada a ayudar a las personas más vulnerables, señalan desde el consistorio que «ha colaborado estrechamente con el Ayuntamiento de Bilbao en los meses más duros del confinamiento con las personas sin hogar».
Durante este tiempo de pandemia y, sobre todo, en la primera fase de confinamiento domiciliario la Fundación Gizakia, con Estibaliz Barrón al frente ha estado trabajando con tesón y en primera línea en una unidad móvil atendiendo a las necesidades de personas sin hogar que durante esa fase se encontraban confinadas en diferentes espacios. Acompañaron a personas con síndromes de abstinencia y a las que estaban descompensadas por diversas patologías mentales.
Estibaliz Barrón en una entrevista concedida a esta esta misma página web, también se mostraba preocupada por el `día después´ y cuando llegó siguieron atendiendo desde los 16 programas que tienen en marcha.
Algunos datos biográficos
Toda su vida, tanto personal como profesional, ha transcurrido en Bilbao, donde nació en 1963, y vivió en el barrio de Indautxu, enfrente de la alhóndiga (actual Azkuna Zentroa) y encima de las ya desaparecidas boterías, hasta que se casó para trasladarse al Casco Viejo, donde reside en la actualidad.
Después de estudiar en el colegio de las Carmelitas, se licenció en Psicología en la Universidad de Deusto, donde posteriormente cursaría el Máster en Salud Mental y Técnicas Psicoterapéuticas y el Máster en Psicoterapia Analítica Grupal. Durante ese mismo periodo se formó como especialista en clínica en el Hospital de Cruces y en el de Basurto.
La mayor parte de su trayectoria profesional está ligada al trabajo en el sector social, fundamentalmente, en el ámbito de las adicciones. Comenzó su andadura en la Fundación Gizakia desde el voluntariado, pasando a formar parte de su equipo de profesionales en 1994. Coordinó el programa de atención a adolescentes con comportamientos de riesgo hasta 1999, año en que fue nombrada directora de la entidad, cargo donde continúa en la actualidad.
Entre sus aficiones destacar que es txistulari. Estudió en la Academia Municipal de txistu, cuando estaba situada en las Escuelas de Múgica de la calle Santamaría, donde tuvo la gran fortuna de que “Boni” (el txistulari Bonifacio Fernández Ortiz) fuera uno de sus profesores.