El proyecto Fiare, de Banca ética solidaria, se puso en marcha con la constitución a finales del 2002 de la Fundación Fiare, formada por 65 organizaciones de acción social de Euskadi y Navarra y creada para explorar las vías para la creación de una entidad financiera que funcionase de acuerdo con los criterios de la Banca Ética. La mayoría de las organizaciones integrantes son vizcaínas y destacan, en número, las órdenes religiosas u organizaciones cercanas a la Iglesia que, en su momento pusieron 3.000 € a fondo perdido cada una. Ángel Toña, presidente de Fiare, ha subrayado en una rueda de prensa celebrada hoy, el empeño y buena gestión para la consecución de estos objetivos, de quien fuera vicepresidente de la Fundación, el sacerdote Joseba Segura, ahora en Misiones en Ecuador.
Para Ángel Toña, Fiare es una “fundación de ámbito civil, ciudadano, nacida en Euskadi con vocación de no tener fronteras” y en el recorrido de este tiempo transcurrido desde que el pasado 3 de octubre de 2005 se pusiera en marcha la primera fase operativa del proyecto de banca alternativa promovido por la Fundación Fiare, Fiare ha venido realizando tareas de intermediación financiera que han hecho posible la captación de más de 6 millones de euros de ahorro y la concesión de créditos por encima del millón de euros. Adicionalmente, Fiare tiene en estudio solicitudes de financiación por otros 3 millones y medio de euros.
En 2002 se hizo un plan de viabilidad estudiando alternativas de banca ética en Europa. El proyecto más cercano en objetivos era la Banca Popolare Etica, de Italia, con la que operan actualmente, como agentes en Bilbao, pero esperan poder ser independientes dentro de 3 o 4 años, “ser una cooperativa de crédito que opera con criterios diferentes a los que conocemos y con la misma garantía que cualquier banco de Europa”.
Mínimo 1.000 euros
Hasta ahora, los depósitos ingresados debían ser de al menos 3.000 €, pero se ha constatado que hay muchos particulares que estarían interesados en integrarse en el proyecto y no disponen de esa cantidad, por lo que a partir de ahora el depósito mínimo exigido se rebajará a 1.000 €.
El director de la entidad, Peru Sasia, resumió en una sola frase el balance de este proyecto de banca ética que, por su propia filosofía, restringe a quien hace los préstamos: “Debemos seguir, podemos seguir y hay muchas cosas por hacer”. También dijo que tienen más solicitudes de crédito que la que esperaban y que, de lo distribuido en este año, la mitad se ha dedicado a proyectos de cooperación al desarrollo y la otra mitad a proyectos inserción. No se dan créditos al consumo, ni hipotecarios a viviendas, ni nada por el estilo. También destacó que “estos depósitos están sometidos a las mismas condiciones de vigilancia que en cualquier otro banco, y que son tan seguros como en cualquier otra entidad financiera“.
Según Sasia, entre sus retos futuros está el de iniciar una campaña de captación social “a partir de ahora nos vamos a acercar más a la sociedad para ver si quieren formar parte de nuestro proyecto”. También se plantean la implantación en otros territorios del estado, el crecimiento sostenido en la captación de ahorro y la concesión de préstamos y la recogida de capital social para la futura Cooperativa de Crédito. Destacan que a la hora de tratar con los inversores quieren tener contacto personal con cada uno de ellos, y que puedan opinar de sus proyectos: “firmar una declaración de intenciones y declarar sus preferencias a la hora de prestar dinero”.
El proyecto Fiare se asienta sobre tres pilares fundamentales: por un lado, poner el crédito a disposición de las entidades que trabajan con las personas excluidas o en riesgo de exclusión, tanto en nuestro entorno como en el Sur. En segundo lugar, captar el ahorro de aquellas personas y entidades preocupadas por el uso que las entidades financieras hacen de ese dinero, ofreciendo información transparente de todas sus operaciones. En tercer lugar, crecer abierto a la participación, hasta implantarse en todo el estado español mediante acuerdos con redes de acción social existentes en otros territorios.