Hoy se cumple el año de la celebración en el santuario de la misa de acción de gracias por la vida de Antonio Madinabeitia. Fue una jornada de recuerdos y emociones, algo que se volverá a repetir hoy, en el día de su fallecimiento.
Madinabeitia fue el último misionero de la comunidad que residió en la Abadetxea, la casa abierta siempre para la gran familia de Misiones Diocesanas Vascas.
Estuvo como misionero en Ecuador durante 38 años, en dos periodos: de 1963 a 1986 y de 1996 a 2011. Los que le conocieron le definen como un hombre «sencillo, humilde, reflexivo y de una espiritualidad y fe profundas».
«Parco en palabras y abundante en acciones»
Esa es una de las definiciones de Antonio por parte de quienes conocieron bien a este hombre afable y comprometido, que dedicó su vida a la misión y a ayudar a los demás en lo que pudo en cada momento.
Misionero en Ecuador
Madinabeitia, permaneció como misionero en Ecuador durante 38 años, en dos periodos: de 1963 a 1986 y de 1996 a 2011.
Antonio Madinabeitia, un canto agradecido a la vida
Hace unos meses, tras dejar Urkiola, Antonio concedía una entrevista a la revista misionera Los Ríos desde la Residencia Sacerdotal Joaquín Goikoetxeaundia, donde vivió los últimos meses de su vida:
Antonio, ¿cuántos años has pasado en Urkiola?
Cuando regresé de Ecuador en 1987, me invitaron a vivir en Urkiola con Bittor, Joseba, Luis, Leandro, Peli y las “etxekoandres” de la casa; viví allí unos años felices, hasta 1997, apoyando de manera decidida el trabajo de Peli Romarategi en vitrales y murales.
En 1997 escuché la llamada que hacían desde Ecuador, necesitaban misioneros y regresé allí, para estar en Mata de Cacao-Los Ríos, hasta 2011, en que vine ya de forma definitiva a Urkiola, donde he residido hasta hace un par de meses.
¿Cómo ha sido tu vida en Urkiola?
Ha sido una experiencia muy rica y agradable por los compañeros misioneros y las “etxekoandres”. Urkiola siempre ha sido un lugar de acogida: ése ha sido el mayor empeño de todas las personas que hemos estado por allí. He encontrado allí un lugar de oración y paz que me ha ayudado en mi vida interior. Estoy muy agradecido a Dios por esos años vividos en Urkiola, poniendo un énfasis especial en la amistad con Joseba Legarza.
¿Cómo has visto la unión de Urkiola con las Misiones Diocesanas?
Llegabas de Misiones y te sentías en Urkiola como en casa: a lo largo de los años se ha seguido apoyando activamente el caminar de Misiones Diocesanas desde esta casa. Como dice el Papa, el trabajo misionero es un desafío hoy que debe asumir toda la Iglesia; hoy mismo hace falta espíritu misionero aquí, las misiones han venido para aquí, pero también hay que seguir apoyando la vida misionera en otros continentes: viven una religiosidad popular profunda, pero tienen otras necesidades que debemos atender.
Y ahora en la Residencia sacerdotal de Vitoria ¿cómo te sientes?
Estoy aprendiendo. Ha habido muy buena acogida, pero haber estado tantos años fuera de Vitoria me obliga a tener un período de adaptación. Me están ayudando mucho y agradezco los apoyos que recibo de los compañeros que viven en la misma residencia.
Programa festivo por San Antonio, en Urkiola
El programa del día ha comenzado a primera hora, ya que las baserritarras han preparado sus puestos para tener todo perfecto en un día en el que se espera muchas visitas ya que el tiempo acompaña. Además de las eucaristías, cada hora, no faltará la animación musical con trikitilaris a lo largo de la mañana. Fiel a su cita anual, el bertsolari Peñagarikano se hará presente en Urkiola. En esta ocasión, le acompañará Sustrai Colina.
El sábado, los fieles de Arratia celebrarán la tradicional Rogativa y el domingo, será la jornada de repetición.