José Mari Rementeria nació en Etxebarria el 23 de abril de 1940 y fue ordenado presbítero en el seminario de Derio el 3 de julio de 1965. Tras su ordenación fue nombrado ecónomo de Amalloa y encargado de Uberuaga y después pasó fuera de Bizkaia un tiempo de estudios (era diplomado en catequesis y bachiller en Teología).
Entre 1972 y 1977, perteneció al equipo presbiteral de Santa María de Erandio. En ese periodo, entre 1972 y 1980 fue también director del Secretariado Diocesano de Catequesis. De 1977 a 1980, auxiliar de la parroquia de San Fernando, en Bilbao.
En la década de los ochenta fue el vicario episcopal de la vicaría V. De 1985 a 1990, miembro del Colegio de Consultores; de 1988 a 1991, miembro del Consejo Presbiteral, de 1996 a 2011 y miembro del Consejo Pastoral Diocesano.
En 1989 le nombraron Administrador parroquial de Ondarroa, localidad en la que ha pasado su último cuarto de siglo de vida. Rementeria también fue colaborador de la Delegación de Catequesis y miembro de los Consejos de Asuntos Económicos y del de Mediación.
📌El funeral por Jose Mari Rementeria tendrá lugar mañana, a las 19:00 h. en Ondarroa. https://t.co/tD1kaZe8FL
— Bilboko Elizbarrutia (@DiocesisBilbao) October 3, 2023
Sacerdote ejemplar
El presbítero Lontzo Zugazaga y José Mari Rementería han colaborado codo a codo en multitud de trabajos, a lo largo de sus vidas. Lontzo le dedica estas líneas:
“Ha fallecido José Mari Rementería.
Un hombre de gran corpulencia y mayor humanidad.
Un cristiano, es decir, seguidor fiel de Cristo.
Un sacerdote ejemplar.
Euskaldun, amante de nuestro pueblo y de nuestra lengua.
Un hombre de Iglesia, amante de nuestra diócesis.
Un gran educador en la fe. Un hombre dedicado y entregado a la catequesis.
Trabajador incansable en las traducciones bíblicas y litúrgicas.
Dechado de bondad. Amante de la unidad y de la reconciliación.
Sencillo y cercano.
Un fiel servidor de Cristo, de la Iglesia y de las comunidades de nuestra Diócesis”.
Acogedor y trabajador incansable
Una laica que colaboró con José Mari en varios trabajos destaca de él lo buena persona que era “muy buen amigo de todos, pero sobre todo de sus amigos de siempre, acogedor, trabajador incansable, entusiasmado con sus trabajos de recopilación de doctrinas antiguas. Ahora estaba con las doctrinas de Iparralde”. Explica que recurría a ella cuando tenía un problema con el ordenador o cuando quería hacer algo diferente dentro del texto, «o cuando sin darse cuenta había tocado algo, se le había modificado el escrito y no sabía cómo salir sin perderlo. Era muy meticuloso en sus trabajos y sobre todo cuando tenía que enviar a imprenta”.
Entrañable y muy unido a su Etxebarria natal
Hace 3 meses, el 3 de julio, el mismo día que cumplía 58 años de su ordenación presbiterial, José Mari sufrió una caída y se rompió la cadera. Desde entonces su estado de salud se fue agravando y sufrió varias complicaciones hasta su fallecimiento en el día de hoy. Su sobrina Maribel y el resto de sus sobrinos han estado acompañándole en este tiempo en el que le trasladaron a la residencia de la Misericordia y también tuvo varios ingresos en el hospital.
Maribel destaca de su tío su gran vitalidad y fortaleza “Él estuvo en activo hasta ese momento de la caída, vivía solo, tenía ayuda, pero era totalmente autónomo”. Su vida era la investigación: Doctrinas en euskera bizkaino, gipuzkoano y navarro “y ahora estaba con el trabajo sobre Iparralde”, que es el que no ha podido completar. Muy dedicado a la cultura y al euskera y muy entregado a la parroquia, decía que mientras pudiera iba a estar ahí, como así ha sido.
“A nivel familiar -dice Maribel– fue una persona entrañable y siempre estuvo muy unido a su caserío natal. Le vamos a enterrar en su localidad natal en Etxebarria”.
Leer y escribir fueron sus pasiones “exhaustivo y laborioso, siempre entre papeles con comparativas y datos”.
De buen carácter -concluye Maribel– “fue un hombre que, ante todo, buscaba la paz, predicar y practicar un hombre sereno. Cuando celebraba leía despacio. Era tranquilo quería dar el mensaje claro y reflexivo y en todo ha sido así. También en su forma de escribir fue muy ordenado. A veces su mesa estaba llenísima, pero siempre ordenado. Buscaba la luz y la claridad«.
Amante de la exactitud y la precisión
Otro de sus compañeros presbíteros, José Luis Iza, lo describe con estas tres palabras: trabajador, cordial y bondadoso.
Iza destaca que no solo era un “hormiguita” en su trabajo, sino también amante de la exactitud y precisión. «Muy ordenado, -como también ha resaltado su sobrina Maribel– sabía siempre dónde tenía guardadas las cosas en su despacho lleno de libros y documentos».
Iza le define como un hombre de gran cordialidad en el trato humano y accesible para todos quienes se acercaban a él. «Ha sabido centrar su vida humana y sacerdotal en torno a estos dos ejes: Dios y el euskera. Siempre le ha interesado investigar la imagen y la idea de Dios que a través de la historia le ha sido transmitido al pueblo euskaldun en la catequesis y en los catecismos. Por otra parte, ha trabajado toda su vida en labores de traducción al euskera para que todo el material litúrgico-catequético fuera accesible al pueblo de habla euskaldun. Los materiales litúrgicos que preparaba eran ordenados, sencillos y profundos, entendibles y manejables para cualquier colaborador de la liturgia. Su investigación sobre los catecismos escritos en euskera ha alcanzado todos los rincones de Euskal Herria, incluído Iparralde. En este punto tenía muchas anécdotas y curiosidades que le gustaba contar».
Jose Mari Rementeria abade eta euskaltzaina hil da, langile nekaezina https://t.co/AI0371QNKl a través de @BizkaiaIrratia
— Bilboko Elizbarrutia (@DiocesisBilbao) October 3, 2023
QEPD