¿Cómo os encontráis?
Gracias a Dios, todos bien. No hay nadie enfermo y la gente está viviendo estos días con ilusión. Es un gesto de generosidad de los trabajadores para plantar cara al virus. Las medidas de protección que habíamos implantado antes del confinamiento, las vamos a seguir manteniendo ahora y después del mismo. No se puede bajar la guardia.
¿Las personas mayores agradecen el esfuerzo?
Están muy agradecidas. Incluso alguna persona nos ha dicho que no está bien que ellos estén durmiendo en camas y los trabajadores en colchones en el suelo. Como disponemos de muchos espacios, hemos procurado acomodar a la gente lo mejor que hemos podido.
¿Y las familias?
Ha surgido una gran corriente de agradecimiento entre los residentes, sus familias y también el pueblo de Gernika. Los residentes se comunican cada dos días con sus familias a través de vídeollamadas porque consideramos que es muy importante que puedan hablar y verles.
¿Cómo es un día en la Residencia?
A las mañanas tenemos un rato de oración en la capilla para pedir a Dios que sigamos siendo instrumentos de buena noticia y para pedir por los residentes y sus familias. Esto nos llena de energía para realizar las tareas de costumbre y a la noche, recogemos las acciones positivas del día. Hay gente que, por estas circunstancias se está acercando a Dios.
¿Algún mensaje para finalizar?
Este acto que ahora tienen tanta repercusión social, no es más que una respuesta de compromiso como otras muchas que realizamos hacia nuestros mayores, a los que cada día procuramos atenderles con sencillez, humildad y amor, es decir, movidos por el Carisma Vicenciano.
El día 14 de abril finalizará el confinamiento de esta plantilla que merece el aplauso de la sociedad.