«El peregrino -dijo el obispo– tiene sucesivos encuentros, de forma novedosa y se relaciona con otras personas. Incluso quienes viajan solos, en realidad están profundamente unidos a todos los caminantes: a los cercanos y a los lejanos. Los viajeros de la fe se enriquecen en el intercambio permanente con la comunidad que vive de trabajo y esperanza, quienes les dan cobijo a final de la jornada, quienes hacen ciertos tramos juntos, quienes comparten experiencias personales en conversación amable y confiada. Todas esas personas de las que en encuentros fortuitos hemos recibido algo de algún modo incluso mucho y que son gente algunos de ellos verdaderamente inspiradores”.
Dar y recibir
“En el viaje no sólo recibimos, también damos. En un mundo marcado por la división, por el conflicto, en el que hoy también tenemos que recordar la situación de aquella tierra en la que vivió y murió Santiago, se necesitan creyentes que crean y construyan fraternidad y de esos no tenemos tantos. No ayudan los argumentos ingenuos y ni siquiera los de buena voluntad, que simplifican la complejidad de los problemas. Necesitamos mujeres y hombres de fe, que como hemos escuchado en la palabra, incluso cuando se sientan apurados no desesperen. Necesitamos faros de esperanza, agentes de cambio positivo. Sobran los que critican y no aportan, falta quien siga creyendo en la fuerza del amor incluso cuando otros muchos abandonan cayendo en la desilusión o incluso todavía peor en el cinismo”.
Creyentes consecuentes
«En una Europa que no ve mucho valor en la fe, hacen falta creyentes consecuentes que ante todo lo sean y lo demuestren: y cuando sí seamos y porque somos, seremos capaces de transmitir la novedad del evangelio, lo nuevo, lo distinto, lo sorprendente. Ese contraste que el loor de transcendencia, da sentido a muchas cosas y muchas experiencias en este mundo. Esa disposición benevolente, generosa, hacia los demás a la que nos llama el mandato del amor. Con la ayudad de Dios ojala incluso lograremos elevarnos del mundo pequeño que engancha a la mayoría y seremos capaces de mirar y ver las cosas como Dios las mira y las ve”.