La basílica ha estado abarrotada de fieles que han llegado a Elorrio del entorno. Pero también ha habido devotos como Manu, que han acudido desde la zona de Gernikaldea, «porque me gusta celebrar el día del santo en el lugar en el que nació». Otros, como algunos turistas, entraban en medio de la misa a admirar el gran retablo que preside el templo y salían maravillados por la escena. Alguna familia se afanaba por mantener tranquilo al niño y otros se mostraban encantados por la calidad de las voces que acompañaban desde el coro. Es una de las fotografías del día al igual que otras muchas que se están desarrollando en torno al Día de San Valentín.
En su homilía el obispo se ha referido al sentido de la santidad que se encuentra en los «pequeños gestos» de cada día. Mons. Iceta ha hecho hincapié en la importancia del amor «que da sentido a nuestra existencia» en estos días en los que lo tecnológico parece comerse lo humano.
Un día festivo en el municipio de Durangaldea donde las monjas dominicas, lugar en el que el santo estuvo de monaguillo celebraban la jornada elaborando la tarta dedicada al santo «que sólo servimos por encargo». En los bares se escuchaba a la gente entonar el famoso canto «Elorrioko kalean, hamalau atso tronpeta joten zazpi astoren gainean…»