El rector del Seminario de Bilbao, Aitor Uribelarrea presentó a Imanol Atxalandabaso al comienzo de la celebración en la catedral. El obispo comenzó su homilía dirigiéndose a Imanol, dando gracias a Dios “por este don que nos hace en tu persona, por este signo sacramental que tiene que recordar que nuestra vida es servir”. En su intervención, en la que anunció que, en principio, la fecha para la ordenación presbiteral del nuevo diácono será el día de Pentecostés, se refirió al momento actual que vivimos “esta pandemia –dijo- cuanto nos ha hecho ver que necesitamos del Reino de Dios y el pastoreo del Señor, el buen pastor nos conoce. Lo rezamos todos los días en el Padre Nuestro ´Venga a nosotros tu reino´ un reino de santidad y de amor, de justicia, de misericordia, de acogida, de verdad de gracia, de eternidad… El señor nos acoge en su reino”.
El obispo felicito a la Capilla de Música de la Catedral, que ayer celebraban el día de su patrona, Santa Cecilia y estuvieron presentes en el acto “No se canta en la liturgia, -matizó- se canta la liturgia” y presentó el cáliz utilizado en la Eucaristía, que había sido perforado por una bala mientras se celebrada una Eucaristía en Irak “ojalá que el señor nos conceda la paz y también en los lugares que tanto lo necesitan”, concluyó.
Agradecimiento de Imanol
Al finalizar la celebración Imanol expresó su sentimiento de “gratitud, paz, alegría y vértigo… pero adelante –dijo- No estamos solos”. Comenzó dando gracias a Dios, “en primer lugar, mi gratitud al Creador, al gran artífice del plan que nos tiene reservado a todos y cada uno de nosotros. Gracias por su bondad y por su misericordia. Gracias a Dios por las personas que a diario pone en mi vida y en la de todos nosotros y que nos guía por el sendero justo con provisión de agua y verdes praderas”.
También agradeció a su presencia a quienes allí estaban y a los que por medio de la tecnología seguían desde sus hogares la celebración “gracias a todos unidos en la oración. Atravesamos –dijo– un momento complicado por la pandemia y por su derivada económica y social, algunos habéis pasado ya por ello, otros desde casa convalecientes o con carácter preventivo, como es el caso de mi madre y con mi hermano que se ha quedado a cuidarla. Y así, con tanta gente que le hubiera gustado estar aquí, pero el sentido común impone la prudencia”.
Siguiendo con sus agradecimientos se refirió a su familia y a la Iglesia Diocesana, “con D. Mario como cabeza y pastor y a D. Joseba; a ambos gracias por su cercanía y por su disponibilidad”, así como al Seminario y a los formadores “Aitor Uribelarrea, Rector; Dionisio Larrañaga, Director Espiritual y Miguel Vega y Eusebio Pérez, responsables de estudios. Gracias a los seminaristas con lo que he tenido oportunidad de convivir a lo largo de estos años, con los que se ordenaron, con lo que continúan en su proceso y con lo que descubrieron en el camino que su vocación era otra”.
También tuvo un recuerdo especial a los acompañantes pastorales y a las comunidades parroquiales en los territorios donde ha ido ejerciendo su labor pastoral -Plentzia, Balmaseda, Zalla, Zona Minera, Mallabia, Ermua, UP Tabira -Garai, Abadiño, Durango, Izurtza, Mañaria y Otxandio-…, así como a la Facultad de Teología de Universidad de Deusto y al Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP).
Tuvo una mención agradecida a la Hospitalidad de Lourdes, “a su presidente, Pablo Garamendi, y a todo el equipo humano que hace posible la gran labor, que no se queda en las peregrinaciones sino en toda la actividad a lo largo del año. De todo corazón os invito a quienes no lo conocéis, venid y veréis. Gracias a los enfermos con los que hemos peregrinado a Lourdes. El verano de 2016 estuve en Lourdes. Marcado para siempre por el significado profundo de un lugar en el que la acción de Dios se materializa en su forma más noble, en el amor encarnado y aterrizado en lo concreto. Por ello, pido a Dios me permita seguir descubriendo lugares en lo que continuar la labor”.
Y recordó el verano de 2019 cuando estuvo en Ecuador junto con el Rector y Jaime Pizarro. «Estuvimos acogidos en la parroquia de San Antonio en La Venus en Quevedo por Paulino Ordax (sacerdote diocesano de Bilbao) y la experiencia inolvidable. Otro gran descubrimiento allí fue la pastoral penitenciaria. Marcado para siempre. Inolvidable la labor de las hermanas que acompañan a los presos. Una vez más, amor encarnado y aterrizado. Acción de Dios.”
Rememoró los años anteriores a su ingreso en el Seminario vinculados al mundo del fútbol, al que estuvo vinculado a lo largo de más de treinta años, de los cuales los últimos quince de modo profesional y a sus amistades “los de la cuadrilla de Algorta. Muchos habéis venido y sé perfectamente que algunos incluso haciendo un gran esfuerzo. Gracias por el apoyo y por mantener el contacto en la distancia”.
Concluyó con un mensaje que le había remitido uno de los profesores de la Facultad de Teología: “no olvides que es un título de servicio y no de vanagloria” y pidió “humildemente que recéis por mí, quienes creéis; quienes no, que deseéis que haya buen rollo o como lo queráis llamar, que pidáis que este principio, el del servicio, sea una constante en mi vida”.
Profesión solemne en Basurto
Por la mañana, el obispo presidió en el convento de las capuchinas de Basurto la Profesión Solemne de la monja de origen keniata, sor Josephine, quien agradecía a las personas que le han acompañado en este tiempo “por el paso dado, después de este tiempo de formación voy a consagrarme totalmente al Señor y doy gracias por las personas que me han acompañado en este tiempo, que Dios ha puesto en mi camino para que yo pueda seguir adelante y doy gracias a Dios por mis padres, que siendo la única chica en la familia ellos me donaron a la Iglesia, les costó pero dieron el paso”.