La isla más grande de Bizkaia, Izaro, alberga una historia ligada a los padres franciscanos que es bien interesante. Allí fundaron un convento hace 600 años el cual se mantuvo durante 300 años.
Izaro es una joya de la naturaleza y también desde el punto de vista histórico, artístico, natural y religioso. Tiene 600 metros de largo y 150 de ancho, unos 65.000 metros cuadrados de superficie. En marea baja, casi triplica su superficie. Aquí se desarrolló la historia de una de las ramas de los franciscanos, los observantes, que llegaron a principios del s. XV, en 1422.
Antón Erkoreka en una entrevista realizada en la emisora diocesana Bizkaia Irratia da cuenta de algunos retazos de la interesante historia de la isla.
En la actualidad queda algún vestigio ligado al templo de la Magdalena.
Aun se observan en la isla los restos de alguno de los 240 escalones de la escalera de acceso del mar hasta el convento que se construyeron con el dinero que donó la reina de Castilla. En esa época, además de Isabel I pasaron por Izaro su hermano Enrique IV y su marido Fernando el Católico. Entonces los Reyes se acercaban al convento a rezar, tras jurar los fueros ante el árbol de Gernika y en la iglesia Santa Eufemia, de Bermeo.
El convento
Cuatro frailes dirigidos por Fray Martín de Arteaga, que posiblemente eran de Gernika, fundaron el primer convento de la rama de los frailes observantes en la isla. Ese mismo año, se fundó el convento de las clarisas, al lado de la Casa de Juntas de la villa foral. En la actualidad reside en el monasterio una comunidad de monjas contemplativas. Lo abrieron curiosamente las dos hermanas de Fray Martín.
El contento era un edificio de más de 1000 metros cuadrados de superficie. Disponía de un patio central con un pozo, del que aun se conserva la boca, que está cegado. En el entorno al pozo estaba la iglesia nueva, la antigua, la zona de residencia de los frailes y el refectorio y las cocinas cerca del huerto. En 1719, cuando se marcharon, se transformó el entorno y quedó una ermita.
La vida en la isla
Los franciscanos son mendicantes, vivían de la limosna. Los frailes de Izaro recorrían diversos pueblos de la comarca para recoger comida. Disponían de una embarcación propia con la que se comunicaban con la casa que disponían en Mundaka. Pescaban también con redes y anzuelo para mantenerse. Tenían un pequeño huerto en el que también tenían animales. En algún momento estuvieron hasta 20 frailes viviendo en la isla.
Un ataque pirata a finales del XVI
El convento siguió recibiendo muchas visitas y limosnas y en 1596, una flotilla de corsarios franceses atacó Bermeo. Como la población estaba amurallada tuvieron dificultades para entrar . Dos o tres embarcaciones desembarcaron en Izaro. Cogieron como prisioneros a dos frailes, les maltrataron, rompieron todas las imágenes que había en el convento y lo quemaron. Desapareció toda la documentación que había en el archivo en ese momento. El lugar quedó en muy malas condiciones y no se recuperó a lo largo del s. XVII , por lo que tuvieron que marcharse en el XVIII. Quisieron abrir un convento en Mundaka, pero el ayuntamiento se opuso. Finalmente, una señora cedió su casa de Forua y se trasladaron allí, llevándose consigo todo lo que tenían en el convento.