María Aurrekoetxea, de `Aurea restauraciones´, se ha encargado del delicado trabajo y ha contado en la web parroquial en qué ha consistido la restauración. «En primer lugar llevamos la imagen y las partes destruidas a nuestro taller. Hicimos catas para comprobar su pintura original y estado de salud de la madera. Hemos procedido a una conservación, respetando la policromía de las últimas restauraciones».
La talla se encontraba en un buen estado de conservación antes del acto vandálico y rompieron «literalmente« varias partes de la imagen » sin ningún beneficio «para el actor o actores del sacrilegio», señala.
La imagen puede ser admirada en la ermita de Santiago, aunque hasta el día de la fiesta, 25 de julio, se protegerá con una sábana. Los trabajos han supuesto un costo de casi 3.000 euros que los abonará la parroquia de Artea, para orgullo de devotos, vecinos de la anteiglesia y del valle, y turistas que acuden a admirar la Iglesia de San Miguel, situada a 100 metros y restaurada el año pasado, y la ermita humilladero de Santiago.