Mañana es el día de la Asunción de la Virgen. Viene al caso realizar un recorrido histórico en torno a la devoción a la Virgen en Bizkaia. Tal y como explicaban desde el Museo de Arte Sacro en la revista diocesana Alkarren Barri-Comunicación, el culto a Andra Mari es antiguo en nuestro territorio.
La mayoría de las parroquias de Bizkaia están dedicadas a la Virgen María. Lo más habitual es representarla junto a la figura de su hijo Jesús. En el Museo diocesano se pueden visitar varias piezas marianas que han salido de su lugar de origen. Mañana, muchas personas rezarán, fotografiarán y venerarán a la más popular de todas: a la Amatxu de Begoña.
Un poco de historia
En Bizkaia su culto es antiguo, y así lo corrobora la mayoritaria dedicación de sus parroquias a la Asunción de la Virgen, a Santa María… o más comúnmente, incluso podría decirse que más afectuosamente, Andra Mari.
La Virgen ha ocupado un lugar privilegiado en los templos. En su honor se celebran fiestas y romerías, y a ella van dedicadas muchas plegarias.
Las hay presidiendo retablos, ocupando portadas, plasmadas en tímpanos, en obras de pintura o en esculturas, desde la época medieval hasta nuestros días.
Al Museo de Arte Sacro también han ido llegando distintas Andra Maris de varios puntos de nuestra geografía.
Las más antiguas, románicas, se destacan por funcionar como una sedes sapientiae, una madre-trono para Jesús, como la Andra Mari de Arantzazu.
Imágenes más humanizadas
Con el gótico comenzaron a humanizarse, a resultar más cercanas a los fieles… y comienzan a sonreír. Las hay sedentes con el Niño, las más conocidas, aunque aparece una nueva tipología vinculada al ámbito francés, que están en pie y muestran unos perfiles suaves y sinuosos.
Así lo ilustran una Andra Mari de Larrabetzu y otra de Zamudio.
Andra Maris en el renacimiento
Con el renacimiento el concepto de belleza prima en las representaciones: la perfección física, las proporciones, los ideales de belleza clásica… van a tener su reflejo también en el arte religioso. Es el caso de una maltrecha Andra Mari procedente de Zalla, que aún conserva buena parte de la finura y esmero que pusieron en su talla.
El barroco
Con el Barroco, y tras el Concilio de Trento (1563), en el que las advocaciones a distintos santos y a la Virgen se multiplicaron, se empiezan a ver otros títulos de la Virgen (del Rosario, del Carmen, Inmaculada, etc.) y decae algo la popularidad de la clásica Andra Mari. Pese a ello se siguen creando piezas de notable elegancia como una Virgen con Niño seguramente firmada por el académico Luis Salvador Carmona, que pertenece a la Catedral de Santiago (Bilbao) (hacia 1760).
Y aún podríamos citar otras, como las de Molinar de Gordexola (procedente de Malinas, en Bélgica), Gorozika, Izurtza… o las pintadas mediado el siglo XX por Ramil o Uranga en los bocetos de los murales de la iglesia de Las Mercedes de Las Arenas (Getxo).